Capítulo I

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        Para muchas chicas, la Selección era simplemente un concurso, donde el premio gordo era una corona y una vida llena de trivialidades y lujos. Sin embargo, mi intención no era en absoluto convertirme en reina, yo tan solo quería ver a mi hermano, que, en palacio, trabajaba como guardia.

        Así que cuando llegó la carta me sentí algo aliviada ante la posibilidad de poder volver a verle durante un tiempo. Es decir, era capaz de olvidar durante un tiempo que se había ido, pero después de todo, era mi hermano y le echaba de menos.

        Comencé a caminar más rápido hacia mi casa cuando me di cuenta de la hora que era.

        Hacía tan solo unos minutos que había salido de la biblioteca donde trabajaba todos los veranos desde que tenía dieciséis, y salía justo un cuarto de hora antes de las ocho. Aquel día era viernes, y por lo tanto esos quince minutos eran el único tiempo libre que tenía antes de que comenzara el Illéa Capital Report. Es más, tan solo faltaban dos minutos para en punto y yo seguía en la calle.

        Después de un rato caminando, al fin divisé la casa de paredes amarillas y tejas de color marrón en donde vivía, y mientras sacaba las llaves era capaz de oír la voz de la reina Eadlyn, aunque no podía entender nada de lo que decía.

        — ¿Qué me he perdido?— dije en voz baja mientras me dejaba caer en el sofá  junto a mi madre.

        — Rebeldes— le miré preocupada, y me pregunté si Tadeo, mi hermano, estaría bien—. Nada importante, tu hermano está perfectamente.

        Solté un suspiro de alivio. Los ataques por parte de los rebeldes no eran ninguna novedad, y aunque la mayoría de las veces eran cosas sin importancia como aquella, siempre pasaba miedo.

         En parte era capaz de comprender el motivo del descontento de muchas personas con respecto a la situación del país, pero en pocas ocasiones es necesario llegar a la violencia. Podía ser cierto que la crisis fuera en parte culpa de querer evitar una guerra con China, pero aquello no justificaba como actuaban de normal los rebeldes.

        Sacudí mi cabeza cuando recordé que la Selección se celebraba en parte para distraer al pueblo de todo lo que ocurría en Illéa. Lo cierto era que no me apetecía entrar en un conflicto interno por querer ser parte de aquella farsa y me deshice de mis botas de montaña antes de comenzar a prestar más atención al programa.

        La reina Eadlyn y el rey Eikko estaban sentados en sus habituales butacas, que más que eso, parecían tronos. Mientras, las dos princesas estaban sentadas a la izquierda del príncipe Gabriel, y mientras la mayor parecía aburrirse, la melliza menor del príncipe, Rosalya, no abandonaba su sonrisa en ningún momento.

        Me quedé mirando al príncipe durante un rato, sin prestar atención a las noticias. Era guapo, aquello estaba más que claro, y tanto su postura como su expresión tan solo transmitía seguridad. Me pregunté como sería en persona, si aquello no era más que una fachada o si realmente era así.

        — ¡Empieza la entrevista al príncipe!— exclamó mamá mientras me agarraba del brazo para que prestara atención.

        Vi como Gabriel se levantaba, y en pantalla aparecía Apsel Bishop, el presentador del programa y el que siempre le hacía las entrevistas a los miembros de la realeza. Mi madre parecía tener algún tipo de fanatismo por él, y se comportaba como lo hacían muchas chicas hacia el príncipe.

       Los dos se sentaron en otras butacas diferentes, uno frente al otro. Apsel apareció en un primer plano, y le dedicó a la cámara una encantadora sonrisa.

El Trono (La Selección Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora