Capítulo III

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Ya había pasado casi una semana.

Precisamente el día después de enviarle la carta que le escribí a mi hermano, recibí una suya. Supuse que no sería una respuesta, ya que probablemente  no hubiera recibido la mía todavía, pero aquello no era importante. Después de todo, mi madre seguro que le había informado por teléfono sobre que ya nos habíamos presentado. Yo, sin embargo, prefería conservar nuestro método de comunicación limitado. De aquella forma, cada palabra escrita se sentía todavía más especial.

Guardé su carta en una caja de metal donde también conservaba todas las demás cartas que me escribía.

En aquellos seis días, Hayley había vuelto de Clermont y se había presentado también a la Selección. Precisamente, el viernes habíamos quedado en su casa para ver el Illéa Capital Report.

Aquel día se iban a anunciar que treinta y cinco chicas, una de cada provincia del país, serían las afortunadas de participar en la Selección.

No había podido dejar de pensar en ello desde que me inscribí el sábado anterior, y es que mientras que por una parte estaba algo ansiosa y tenía la esperanza de salir como seleccionada, por la otra no paraba de recordarme que aunque Dakota no era demasiado grande en comparación con otras provincias, otras muchas chicas se habían presentado.

- Si sales seleccionada saluda a Tadeo de mi parte- dije cuando todavía quedaban unos cinco minutos para que comenzara el programa.

- ¿Por qué no mejor tratas de pensar en que harás si sales seleccionada tú?- inquirió ella mientras me miraba enarcando una ceja.

- Ya, bueno- comencé a hablar-, eso ya lo hago, solo que simplemente me lo quedo para mí.

No lo había dicho en broma, lo decía muy en serio. Siempre trataba de decir lo que sentía, pero compartir que tenía miedo de no salir seleccionada, me causaba algo de bochorno. Sin embargo, ella respondió con una sonrisa sarcástica, fijando de nuevo la vista en el reloj de pared colgado junto a la televisión.

Un minuto.

Tan solo faltaba un minuto para que comenzara. Un minuto antes de saber si podría ver a mi hermano o no. Tan solo sesenta segundos que podrían llevarme o a una profunda decepción, o a una sorpresiva alegría.

- Me pregunto como será la familia real fuera de las cámaras- mi amiga soltó aquello más que para comenzar un nuevo tema de conversación, como si la frase hubiera salido sola de sus propios pensamientos.

Estaba a punto de responderle cuando el himno de Illéa sonó a través del televisor, así que volví a centrar toda mi atención de nuevo en el televisor.

Vi la imagen de la familia real. Como siempre, emanaba ese aura de elegancia y superioridad que yo percibía en ellos desde que era pequeña. Como mi amiga había dicho hacía segundos y como yo siempre había pensado, me pregunté que era mentira y que era verdad, o si simplemente se limitaban a esconder su verdadera personalidad porque no era como un miembro de la realeza debía actuar.

La reina se limitó a decir que habían planificado una reunión con el emperador de China para trazar un tratado con ellos que beneficiara a ambos bandos, y enseguida enfocaron a Apsel, que le dedicó a la cámara una gran sonrisa.

- En unos minutos se anunciarán a las seleccionadas- comenzó a hablar dirigiéndose a Gabriel-. ¿No está nervioso, alteza?

- Por supuesto que lo estoy, Apsel- en su voz se percibía que no mentía, una amplia sonrisa decoraba su rostro-. La pregunta es, ¿cómo no iba a estarlo?

- Tiene razón, alteza- hizo una pausa-. Y es evidente que la emoción de Rosalya todavía la inunda.

La princesa sonrió tímidamente y asintió, y en seguida el presentador se dirigió hacia el rey y la reina.

El Trono (La Selección Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora