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Lo mejor de despertar una mañana era darse cuenta de que ese dia lo tenía libre, y así sería durante las próximas dos semanas. Además, el hecho de que su esposo estaría con ella todo ese tiempo era lo mejor.

Seulgi se dio la vuelta en la cama, y aún con los ojos cerrados comenzó a buscar el cuerpo de Yixing con su mano. Sin embargo, solo podía sentir las sábanas frías. Finalmente abrió los ojos para confirmar que Yixing no estaba a su lado. Despertó temprano, pensó. Se levantó de la cama y fue directo a darse una ducha.

Media hora más tarde bajó al primer piso, deseando encontrarse con Yixing preparando el desayuno como solía hacer cuando tenían los días libres. Pero lamentablemente, no había rastros de él en la cocina. Como tampoco lo hubieron en la sala de estar ni en el estudio de música. Entonces se preguntó en dónde podría estar. Decidió hacerle una llamada, sin embargo, no obtuvo respuesta.

—Buenos días —la saludó Suyin, quien recién entraba a la cocina aún en pijamas.

Seulgi le deseó los buenos días con una sonrisa y dejó su celular sobre el desayunador.

—¿Qué quieres para desayunar? —le preguntó.

—Un batido de fresa con plátano —respondió mientras se sentaba en una silla alta del desayunador.

Seulgi se puso manos a la obra. Aunque además de preparar un batido para su hija, le prepararía un buen desayuno completo a Yingjie, pues hoy era el día de su recital y debía de comer bien para ganar energías como para estar con buenos ánimos. Por la mañana practicaría un poco más con el piano, y en la noche sería el recital.

Desayunaron en familia, aunque faltó el miembro más importante, otra vez. Suyin preguntó por Yixing, y aunque Seulgi tenía la misma duda que su hija, le dio una respuesta.

—Fue al gimnasio a hacer ejercicios.

Pero mientras todos comían, ella sentía un mal presentimiento, de que algo que a ella no le agradaría estaba pasando. Sin embargo, intentó ignorarlo. Terminaron de desayunar y Yingjie se fue a practicar para su recital mientras que Suyin a su habitación. Seulgi, encontrándose sola en la cocina otra vez, volvió a llamar a Yixing. Y otra vez no tuvo respuesta de su parte. Decidió entonces enviarle un mensaje de texto, y el cual esperaba que respondiera. Le preocupaba que algo le hubiera sucedido.







—¡Date prisa, tortuga! —Yingjie le gritó a su hermana desde el primer piso.

Seulgi se colocó su abrigo de lana sobre su ropa formal, y le entregó a Yingjie el suyo, quien vestía un elegante esmoquin negro. Era momento de irse a su recital.

—¡Suyin, llegaremos tarde! —le gritó ahora Seulgi.

La joven bajó las escaleras corriendo segundos después con un vestido de noche puestos y unos tacones bajos en sus manos. Se los colocó en la entrada mientras se quejaba de que la ponían nerviosa con sus gritos. Su hermano volvió a gritarle que era una lenta, y Seulgi solo suspiró un poco agobiada.

—Paren de discutir. Vamos —les dijo empujandolos fuera de la casa ya estando todos bien abrigados.

Subieron al auto de Seulgi y se dirigieron al recinto donde se celebrará el recital de piano. Durante el trayecto Seulgi no podía evitar pensar en que Yixing no se había comunicado con ella en todo el día, y que en estos momentos debía de estar con ellos dirigiéndose al recital de su hijo. No obstante, ella tenía la esperanza de que llegaría. Prometió que estaría presente y Yixing solía cumplir sus promesas, mucho más si involucran a sus hijos.

For Life {Yixing&Seulgi}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora