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Seulgi se despertó y dejó salir un gran bostezo mientras estiraba sus brazos hacia arriba. Mantuvo los ojos cerrados por unos segundos, y cuando los abrió miró la hora en su teléfono: 9am. Frunció el ceño porque por primera vez en diesciete años se levantaba por ella misma en una mañana de navidad. Pensó que quizás sus hijos ya estaban abriendo sus regalos en la sala de estar, pero luego pensó en que nunca lo habían hecho sin antes despertar a sus padres.

Hizo su rutina matutina antes de ir a las habitaciones de sus hijos. Ambos dormían profundamente, lo que le pareció extraño. Los despertó y les pidió que estuvieran en la sala de estar en diez minutos como máximo. Luego bajó a la cocina a preparar chocolate caliente, pero para su gran sorpresa, Yixing ya se encontraba preparándolo. Estaba vestido con la misma ropa de la noche anterior, el cabello completamente alborotado y una cara de zombie agotado. Quiso sonreír ante la tierna vista, pero se contuvo.

─Feliz navidad ─le dijo con una cansada sonrisa al verla─. Los niños aún no han despertado.

─Ya los desperté ─Seulgi respondió y se aclaró la garganta. Podía oler el delicioso aroma del chocolate, lo que le abrió el apetito.

Yixing no dijo nada más, se enfocó en servir las tazas y luego a llevarlas a la sala de estar. Posteriormente ambos adultos se sentaron en el sofá, alejados, con sus miradas puestas en el gran árbol de navidad que estaba lleno de regalos. Esperaron cinco minutos en un ambiente muy incómodos hasta que Yingjie y Suyin bajaron al primer piso. Desearon feliz navidad y ambos jóvenes se sentaron junto al árbol. Yixing y Seulgi se acomodaron con sus tazas de chocolate en las manos y les avisaron que podían empezar a abrir los regalos.

Recibieron pijamas, calcetines, guantes, gorros y, el mejor regalo para ellos, tecnología. Suyin sonrió de verdad por primera vez en todo el rato al ver su nuevo teléfono, aunque después miró a sus padres con lástima.

─Pero no lo merezco. No subí las notas a ochenta ─Bajó la mirada al teléfono en sus manos.

Seulgi no respondió, pues no creyó que Yixing se lo compraría aunque ella no cumpliera el acuerdo. Pero obviamente, él le daba todos los gustos a su hija.

─Te lo mereces porque te esforzaste y subiste tus notas a casi ochenta ─le respondió Yixing con una sonrisa.

Suyin sonrió y se puso de pie para ir a darle un abrazo en forma de agradecimiento. Luego Yixing y Seulgi abrieron los regalos que se habían comprado para el otro antes de que su relación se viera afectada. Seulgi recibió unas hermosas botas negras, mientras que Yixing un nuevo reloj de muñeca. Ambos se agradecieron con palabras; el sentimiento no era el mismo.

Al terminar, los jóvenes estuvieron estrenando sus nuevas tecnologías mientras Yixing disfrutaba observarlos.

Seulgi se dirigió a la cocina a comenzar a cocinar parte de la comida para la fiesta de la noche. Todos los invitados tenían un platillo encargado, puesto que Seulgi no podía cocinar ella sola para alrededor de treinta personas. Yixing quiso ayudarla, pero ella se lo impedió, no porque no necesitara ayuda, sino porque no quería que estuviera cerca de ella.

A las cinco de la tarde la familia comenzó a ducharse y a arreglarse para la fiesta, y ya a las siete comenzaron a llegar los invitados. La primera en llegar fue Irene junto a su esposo y su hijo.

─El olor a comida huele desde afuera ─comentó la mujer dirigiéndose directamente a la cocina después de saludar.

Al ver la comida se le hizo agua la boca, y no pudo evitar probar el pavo recién sacado del horno. Más tarde llegaron Wendy y Chen, con su hermoso bebé de ocho meses. Tanto Irene como Seulgi se emocionaron más al ver al hijo en vez de a los padres, comenzando a cargarlo y a hablarle.

For Life {Yixing&Seulgi}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora