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Los centros comerciales eran un completo desastre en navidad. Las tiendas estaban llenas de personas peleando por los productos con descuentos y las filas en los cajeros eran casi tan largas como las de los conciertos.

─¿En qué estuve pensando al aceptar venir con ustedes? ─soltó Irene, causando que sus acompañantes rieran─. ¿No sería mejor ir a departamentos de moda?

─Querían venir aquí ─le respondió Seulgi señalando a ambas quinceañeras con los ojos.

Las jovenes iban hablando sobre lo que tenían pensado comprar. Guíaban el camino, mientras las mayores las seguían.

Entraron a la tienda favorita de Suyin, la hija de Seulgi, y de inmediato corrió a la sección de ropa más femenina y elegante. Su mejor amiga hizo una mueca y se dirigió a la sección contraria: la de ropa casual y más cómoda que vestidos y faldas.

Seulgi comenzó a ver ropa que a Suyin le podría gustar, pues conocía muy bien su estilo ya que era parecido al de su madre. Mientras tanto, Irene acompañó a Jinae.

Tardaron una hora en esa tienda. Quince minutos estuvieron en una fila para los probadores, diez en vestidores, y otros quince en la fila del cajero. Por estas razones Irene prefería evitar las tiendas en días festivos.

Visitaron varias tiendas más, dejando por últimas las tiendas preferidas de Seulgi e Irene. La primera compró un vestido para nochebuena y nueva lencería, mientras que la segunda compró su atuendo para la noche de año nuevo, y también lencería nueva.

En cuanto estuvieron en un restaurante, ya sentadas y disfrutando de la comida, Seulgi inició una conversación con las jóvenes.

─¿Cómo les está yendo con los proyectos finales?

─Bien. Ya casi terminamos ─respondió su hija con una sonrisa. Sin embargo, Seulgi sabía que mentía, y la mirada que Jinae le dedicó a Suyin se lo confirmó.

─¿Y sus exámenes empiezan la próxima semana, verdad? ─Ambas asintieron─. Espero que tus notas suban a 80, mínimo ─le dijo a su hija con seriedad. Ella bajó la mirada a su plato haciendo una mueca con los labios.

─Se está esforzando ─su mejor amiga acudió a su ayuda─. Dice que si no sube sus notas su padre no le comprará el nuevo teléfono que quiere ─y terminó haciéndole algo de burla. Suyin le dio un golpe en el brazo.

─Ya lo sabes ─Seulgi sonrió.

─Por cierto, ¿cuándo vuelve? ─preguntó Suyin sobre su padre. Seulgi suspiró: Le entró tristeza y rabia con tan sólo pensar en que Yixing seguía trabajando en China.

─Supuestamente mañana temprano.

Suyin sonrió enormemente y Seulgi sonrió por lo feliz que su hija siempre se ponía cuando su padre iba a volver a casa.

─Ya es hora ─comentó Irene. En ese mismo momento recibió una vídeo llamada de su esposo─. Hola, mi amor ─habló con voz dulce y una gran sonrisa al ver a su hijo de doce años sobre los hombres de su padre.

¡Ganamos! ─gritó emocionado y mostrando su trofeo de primer lugar.

─¡Felicidades!

El otro equipo eran unos tramposos. Pero como quiera ganamos.

Estuvieron geniales ─comentó su esposo.

─Felicidades, Jaejoon ─Seulgi apareció ante la cámara, sonriendole a su sobrino.

Gracias, tía Seulgi. Me merezco un pastel. ¡De chocolate!

For Life {Yixing&Seulgi}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora