3. Un placer conocerte.

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_ Soy Elizabeth_

Me di la vuelta para presentarme ante el centauro que tenía a mis espaldas. Se notaba que era bastante más adulto que Admes.

_ Soy Myron, me encargo de cada semidiós qué llega al Arkangel_

_Un placer conocerlo_ dije.

_Veo que trajiste un visitante_ espetó mirando a Admes con superioridad.
No me gustó nada.

_Es mi tutor, se ha encargado de mantenerme a salvo todo este tiempo y de traerme aquí_

Talvez mis palabras sonaron mas duras de lo que esperaba.
El centauro pareció entender mi incomodidad.

_En ese caso bienvenido seas.._

_Admes_ soltó con brusquedad.

_Admes, todos estamos agradecidos de que hayas mantenido a salvo a la hija de Zeus_

Mi reservado amigo asintió con la cabeza y me regaló una mirada cómplice a la que respondí con una media sonrisa que sólo él y yo distinguíamos.

_Acompáñenme por favor, les mostraré  sus habitaciones, luego pueden tener un tiempo para asearse y comer algo y más tarde les mostraré el lugar_

Me encontraba realmente ansiosa, tanto que olvidé que moría de hambre y necesitaba una ducha urgentemente.

Caminamos atravesando la arena de batalla, todos se giraban a verme, supongo que por ser la chica nueva, más tarde esperaba ser presentada.
Admiré con emoción cada detalle, había un grupo de personas practicando arco y flecha, muy acertados por cierto, más adelante se encontraban unos chicos luchando, a la izquierda estaba otro grupo desarrollando sus habilidades, fuego, agua, viento, todo volando por los aires.
Llegamos a la puerta del inmenso palacio,  no podía ser llamado de otra manera.
Myron nos condujo por la sala principal, las paredes estaban repletas de palabras en latín y en el piso había un enorme circulo con los 12 símbolos de los principales dioses, Zeus, Hera, Poseidón, Ares, Apolo, Hefesto, Hermes, Demeter, Atenea, Artemis, Afrodita, y Dionisio.
Realmente magnífico.
Subimos por las escaleras hasta llegar al final donde se extendía un largo pasillo repleto de puertas, nos condujo hasta la mitad de este y se detuvo.

_ Muy bien, esta será tu habitación Elizabeth, toma la llave, te daré un tiempo para que descanses, nos vemos a las cinco en la entrada, tu Admes acompáñame hasta tu habitación_

_De acuerdo, luego te veo para comer algo_ le sonreí a Admes.
Entre en la habitación y me dediqué a examinarla. Era bastante espaciosa y estaba ambientada al estilo griego antiguo. A la izquierda había una cama con cortinas, al lado, una cómoda de madera muy bonita. Al frente se encontraba una ventana con rejas que ocupaba casi todo el alto de la pared y en la base una especie de sofá sin respaldo. A la derecha se alzaba un armario de madera, me dio curiosidad ver que había dentro.
Al abrirlo me encontré con algunas armas de porte normal, espadas, cuchillos, flechas y un arco que me resultó bastante atractivo.
A la derecha del armario se encontraba una puerta que conducía al baño, pequeño pero bonito. En el centro de la habitacion, se palmaba en el suelo, una alfombra de hilo blanco con detalles dorados.

Realmente sentía que al fin encajaba.

Me dediqué a acomodar mis pocas cosas en la cómoda y luego me dí una ducha rápida. Realmente la necesitaba, al salir me coloqué unos pantalones cortos de tela y una blusa suelta para estar más cómoda, también metí mi daga dentro del pantalón, creí que sería prudente llevarla conmigo. Cuando finalmente logré instalarme decidí salir a buscar a Admes para ir a comer algo.

Después de caminar varios minutos por el pasillo admití que estaba perdida, es demasiado grande y ni siquiera sabía dónde se encontraba la habitación de Admes.

El hijo de HadesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora