Cap. 2 Orejas de burro, le vamos a poner.

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Cap. 2  Orejas de Burro, le vamos a poner.

Pequeños rayos de sol penetraban por los gigantescos vidrios de la sala común. Ésta se hallaba completamente desierta, pero viva, ya que el silencio flotaba perezosamente en el aire, y la acompasada respiración de los dueños de ella confería un carácter imperturbable, como si de un gran coloso dormido se tratase. Sin previo aviso,  el silencio se quebró por unas pisadas apresuradas que bajaron por las escaleras.

Hermione estudió rápidamente la sala y corrió a registrar por encima los escondites donde había dejado a propósito las prendas para los elfos de Hogwarts. La mayoría ya no se encontraban, por lo que la castaña exhibió una sonrisa triunfante. Hoy tendrían su primera clase con el nuevo profesor de pociones, por lo que estudió con vehemencia toda la clase del día de hoy. Estaba preparada para dejar impresionado a Louis Mortimer si era necesario, y también para responder a las preguntas de Snape en Defensa Contra las Artes Oscuras. Esa mañana bajó al Gran Comedor con Ginny, conversando trivialidades y aconsejándola sobre este nuevo año que la pelirroja enfrentaría.

Cuando bajó hasta los mohosos pasillos en las mazmorras, Ron y Harry ya se hallaban los suficientemente curiosos como para no querer seguir hablando. Una concurrida masa de Slytherin deambulaban por la zona, y ninguno les prestó la más mínima atención al llegar.

-Este año me presentaré a la pruebas de Quidditch..- los  ojos de Harry y Ron se salieron de sus órbitas al escuchar a Hermione.

-¿Estás hablando en serio?- gimió el pelirrojo consumido por la emoción.

-No, era broma. Me he encontrado con las hermanas Patil en el baño y me han informado que Malfoy posee la escoba que tanto queréis.- Harry se encogió de hombros  indiferente y Ron tensó la mandíbula.

-Ese estúpido hurón.-

-¿Has dicho algo, Weasley?- Draco se hallaba en ese instante detrás del trío y sonrió ostentosamente hacia ellos. -Es comprensible que sintáis envidia hacia mí por lo que ha dicho Granger. La envidia es de los débiles, y era exactamente ese concepto el que tenía de ustedes dos.

-¿Por qué no vas y te regodeas por todo el castillo sin molestarnos? ¿Acaso quieres llamar más la atención de la que lo está llamado tu padre?- El rubio miró con odio a Harry y metió la mano en su bolsillo.

-Nada de distracciones en estos pasillos- tronó una voz chillona al instante contra los chicos. Los demás alumnos giraron sus rostros, incrédulos. La voz absurdamente chillona que habían oído, había sido proferida por el nuevo profesor. Mortimer no les dedicó la más mínima atención y entró en el aula con un caminar realmente sospechoso. Ron codeó a Harry rápidamente y rió por lo bajo.

-Probablemente yo sea un tanto diferente al profesor anterior que tuvieron.- canto con su vocecilla y algunos de Slytherin volvieron a reír.

-Ahora sabemos por qué no se disculpó con aquella señora.- susurró Ron al oído de Harry.

-¿Cuál?- el pecoso lo miró desconcertado de que no pudiera recordar la escena.

-En mis clases no nos dedicaremos a hacer pociones mal hechas y entregarlas para que yo las corrija bien o mal, dependiendo de qué casa son.- gesticuló con desdén. Finnigan, de la casa de Gryffindor, le dedicó una sonrisa hedionda a los Slytherin. -En mis clases, cada alumno por semana traerá una poción… y más vale que la haga bien, porque probaremos cada una con todos los presentes en esta clase.- algunas chicas abrieron la boca y lo miraron con severidad. Hermione alzó la mano.

-¿Qué pasará si alguien ejecuta mal la poción?- Mortimer la estudió brevemente.

-El seleccionado en tomarla presentará los efectos no deseados, evidentemente.

Trampas de un Amor Prohibido. DrHrDonde viven las historias. Descúbrelo ahora