Cap 9. Necio y Brutal
El cielo nocturno se encontraba repleto de estrellas que adornaban la noche como millones de motas mal dibujadas. Sin embargo, la luna no se veía por ningún lado. La nieve lograba cubrir cada superficie como un mantel gigantesco y helado y el lago había endurecido su textura. El bosque prohibido conservaba su misterioso silencio. La brisa bamboleaba las copas de los árboles como si pronunciaran un lenguaje extraño y las millones de luces que provenían del castillo se encendían y apagaban en períodos intermitentes. La noche del baile había llegado, y con ella, la excitación de cada uno de los habitantes del castillo.
El Gran Comedor gozaba de una esmerada decoración navideña. Luces estelares de color rojo hacían la ilusión de caer desde el cielo y cada muro formaba espejismos de tonalidades verdosas. El gigantesco árbol navideño se hallaba al fondo, adornado con pequeños carámbanos, burbujas de colores, nieve mágica brillante, guirnaldas de acebo y muérdago, y un pequeño grupo de hadas adornando la punta del árbol.
La fiesta dio comienzo después de que el coro de Hogwarts interpretara la famosa canción “Hacia Belén va un Hipogrifo” y el director, Dumbledore, invitara a McGonagall a la pista de baile. En la entrada, una gran muchedumbre de alumnos, en su mayoría hombres, esperaban a sus parejas con pequeños gestos de impaciencia. En una esquina se encontraba Draco, recostado contra la pared y escuchando con expresión aburrida el pequeño gran discurso de Zabini. Crabbe, Goyle y Theodore Nott se hallaban con ellos. Pasó su mirada perezosamente por la estancia, preguntándose cuánto tiempo más lo haría esperar Pansy. Suspiró un poco resignado, sin terminar de entender porque él tenía que seguir este ridículo protocolo. Bien sabía que dentro de media hora dejaría a Pansy en manos de cualquiera de sus amigos (a penas la bebida se le subiera a la cabeza) y se iría a aventurar con otras chicas de Slytherin. La noche era larga, y muchas de sus más vagas fantasías salían a flote al pensar qué tanto tendría por delante esta noche. Sonrió, complacido consigo mismo pero al instante trató de disimular su sonrisa. La mayoría de chicas Slytherin bajaron en ese momento. El rubio se chocó de frente con la mirada de Potter y lo retó por unos segundos. El moreno no desvió la mirada, al contrario, escudriñó la cuadrilla de arriba abajo e intercambio comentarios con Weasley.
-¿No te parezco hermosa?- Draco observó a Pansy. La chica exhibía sus pálidas piernas y sus lánguidos brazos sobresalían de un llamativo vestido fucsia. Pensó rápidamente en lo mal que le quedaba el color.
-Estás espléndida para mí- mintió con una picaresca mueca. Al agarrarle la mano y disponerse a caminar hacia el sitio de las bebidas un jadeo colectivo se extendió por la muchedumbre y el rubio volteó por curiosidad. Por la gigantesca puerta acababa de pasar la más pequeña de la familia Weasley. Draco enarcó una ceja. No podía haber causado tanta impresión la chica a pesar de que tenía que reconocer que estaba hermosa. Su larga cabellera roja, por lo general suelta, se hallaba recogida en un impecable moño y un vestido largo y con encajes, de color verde botella, que la hacía verse deslumbrante. Contempló con el mismo asombro que Pansy y sus amigos, como la pelirroja le dedicaba una sonrisa cómplice a un chico alto, flaco y de abundante melena. El rubio abrió los ojos desmesuradamente al reconocer a Marcus Flint.
-¿Alguien me puede explicar que hace Flint con esa?- Draco ignoró el comentario de Pansy y no se movió de su sitio. Dentro de su cerebro no había justificación posible para lo que estaba viendo. No entendía como su compañero, Flint, anduviera de manos agarradas con una Gryffindor, con una traidora, con una Weasley. Era una idea sencillamente inconcebible. Y sin proponérselo, con una indescriptible agitación, pensó en que le faltaba a alguien por ver esa noche. Habían pasado pocas semanas desde la última vez que tuvieron contacto y él había decidido ignorarla escrupulosamente, tal como ella misma se lo había exigido. Sin embargo, una ligera aversión lo invadía cada vez que la espiaba de reojo en el Gran Comedor o durante las clases. Una aversión que lo hacía recordar todas y cada una de sus punzantes palabras, seguida de sus lágrimas. Porque tenía que reconocerlo…
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Trampas de un Amor Prohibido. DrHr
Fanfiction"Granger, Granger, Granger.. espero que estés feliz. Gracias a ti, fui vencido de nuevo por Potter cuando por primera vez en la vida iba a superarlo justamente... y gracias a ti, tengo en mi poder la más irrefutable prueba de tu expulsión de Hogwart...