Capítulo 17. Astoria

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«Sólo yo, con mi patético destino, he de arrastrarte a ti hasta las siniestras sombras de mi mente»

Dentro de la Sala Común de Slytherin, las ventanas eran tan altas que llegaban al techo, dejando entrever a través de sus gruesos vidrios el verdoso lago en donde estaba sumergida la Sala Común. Era costumbre de muchos Slytherin, pasar horas sentados en los esponjados sillones negros, observando todo lo que pasaba por el lago. A pesar de que para la mayoría de personas en el castillo, el Lago Negro inspiraba los más grandes temores, para el puñado de serpientes que vivían ahí no figuraba ningún recelo. Grindylows, sirenas, tritones y un calamar gigante. Todos tan Slytherin como los alumnos de Hogwarts con los que compartían su nicho.

Ese día, dos jóvenes tritones intentando llamar la atención de las chicas al otro lado de la vidriera, peleaban animadamente con pequeños tridentes que parecían recién construidos. Daphne Greengrass y Tracey Davis reían ruidosamente, con lágrimas de alegría saliendo de sus ojos. Muy cerca de ellas, Millicent Bullstrode miraba la escena con envidia y seguía limpiando su cámara fotográfica. Pansy en cambio, intentaba ignorar las risas de sus antiguas amigas al otro lado de la sala y al mismo tiempo escribía el cuestionario para sus prontos exámenes.

Tracey giró la cabeza y observó a Pansy antes de hablar. ̶Pansy, ¿por qué no te sientas con nosotras un rato? ̶ la chica dejó de escribir y observó a las dos Slytherin con recelo. Hacía semanas que no le hablaban, bien sabía que no querían que estuviera allí, entonces ¿qué podían traerse entre manos?

̶¿Por qué no me preguntan directamente lo que quieren saber? ̶ Daphne intercambió una significativa mirada con Tracey y Millicent dejó de limpiar su cámara.

̶ De acuerdo. ¿Es cierto que Blaise y tú...? ̶

̶ No. ̶ interrumpió Pansy a Tracey antes de terminar.

̶ Oh. Qué bueno. Pensé que lo hacías por venganza. Tú sabes. ̶ comentó la Slytherin encogiéndose de hombros. Daphne observaba a Pansy con curiosidad.

̶Yo no me involucro con los intereses amorosos de mis amigas. ̶ espetó Pansy, lanzándole una mirada rabiosa a Daphne. La sonrisa de Daphne se ensanchó más al percatarse.

̶Eso aplicaría si aún fuéramos amigas, Pansy. ̶ Las dos chicas volvieron a reír estridentemente al tiempo que Pansy se levantaba molesta del asiento y empezaba a guardar sus cosas. En medio de un arrebato de odio, pensó en qué pensaría Daphne si se enterara que su aparentemente nueva conquista moría por Hermione Granger. Se colgó su mochila a la espalda y abandonó la Sala Común con un mar de risitas tras de sí.

Caminó un rato en silencio, descendiendo cada vez más a las alas subterráneas del castillo por medio de las escaleras acaracoladas que yacían en cada pasillo. Intentó alisar su fino cabello sin éxito, ya que sus hebras desde hace días se levantaban unos centímetros por encima de su posición normal, sin razón aparente. Mientras buscaba alguna sala de las Mazmorras que estuviera desierta para poder seguir estudiando, se detuvo en seco cuando escuchó una fuerte carcajada al fondo del oscuro pasillo. La carcajada era maniática, con un tono de trastorno que le erizó los pelos de la nuca; a pesar de que no dejaba de reír, la boca que la profería se atragantaba y hacía que ésta muriera cada vez que alguien le propinaba un puñetazo.

Pansy empezó a acercarse a los golpes y a la carcajada con temor. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, no pudo evitar lanzar un jadeo ante lo que vio. Corrió y se interpuso entre el atacante y el oprimido con todo el valor que pudo reunir.

̶ ¡Deja de golpearlo Malfoy! ̶ soltó con un dejo de histeria, intentando proteger a Zabini. El chico estaba siendo sujetado por Crabbe y Goyle frente a la pared como una especie de Cristo, mientras Draco le propinaba duros golpes. Blaise tenía los ojos amoratados, la nariz completamente rota y los dientes manchados de sangre. Los nudillos de Draco estaban en carne viva.

Trampas de un Amor Prohibido. DrHrDonde viven las historias. Descúbrelo ahora