Porque somos amigos

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En el amor y la guerra todo vale, eso dice el dicho. Pero cuando tienes todo en contra -y vives librando una batalla contra unos seres que pueden, literalmente, comerte- pensar en entrar en una disputa por el amor de una mujer, ciertamente, pasa a segundo plano. O eso pensaba Jean cuando se dio cuenta que la adoración de Mikasa por Eren era algo imposible de quebrar. Si era amor propiamente tal o amor fraternal, no era relevante. Para él y su ser celoso, ambos decantaban en lo mismo. Para el Mikasa amaba a ese suicida y fin del asunto.

En fin, la verdad era que poco y nada podía hacer al respecto… que dejara de estar enamorado de ella. Sí, enamorado hasta las patas y no tenía vergüenza en admitir, al menos para sí mismo. Habían pasado tantos años ya y ese sentimiento era inamovible. Y lo intentó. Intentó que le gustara otra chica, pero habían pocas disponibles y, seamos sinceros, la escasa supervivencia lograba que ese mínimo de interés -algo forzado- terminara con su nuevo foco de atención en la barriga de algún titán. Crudo, pero cierto. Para Jean la palabra sutileza no existía.

Pues ahí estaba, como cuando esos sentimientos salían a flote, suspirando como un bobo sentado solo en un rincón mientras limpiaba su equipo de maniobras. Un poco más allá Mikasa hablaba algo con Eren y él le respondía con un poco de mala actitud. Al menos, con el pasar de los años, ya su odiosidad con ella había mermado bastante. Casi podía decirse que comenzaba a corresponder los sentimientos de Mikasa. Su hermana adoptiva o no, eso ya era irrelevante. Si se amaban no había nada que hacer. Después de todo no eran hermanos de sangre. Aunque no dejaba de ser algo perturbador.

Volvió a suspirar desviando la mirada a su labor. A nadie le parecía extraña su actitud, Jean era algo raro y, cada cierto tiempo, entraba en su fase introspectiva. Armin era el único quien parecía interesarse en ello, pero estaba lo suficientemente lejos y concentrado como para acercarse a su amigo e intentar sonsacarle información.

Tan sumido estaba en sus pensamientos que no notó que ante su último resoplido, Mikasa volteó hacia él. ¿Qué le ocurría? ¿En qué estaría pensando?

Ella no era de las que se relacionara particularmente con él, pero eso no quería decir que no le preocupara. Eran compañeros y, dentro de su introversión, lo consideraba su amigo. Para Mikasa los afectos no tenían mucho que ver con conversar o estar constantemente compartiendo con alguien. Para ella solo bastaba preocuparse por alguien y eso lo demostraba con acciones. Por ejemplo, salvarle el pellejo en algún enfrentamiento en el cual no estuviese pendiente de Eren.

Claro, Eren era su prioridad. Luego venía Armin y después de él, el resto de sus compañeros… sus otros amigos: Sasha, Connie y Jean. Sí, también eran sus amigos, pero Eren y Armin eran su familia.

Dejando en claro su relación con Jean, es hora de volver a la escena. Armin a su lado engrasaba uno de los engranajes de su equipo bastante concentrado. Se vio tentada en preguntarle si sabía qué le ocurría a Jean, pero no era de su incumbencia, pensó. Volvió a mirarlo y descubrió que él también lo hacía. Normalmente hubiese desviado la mirada, pero esta vez pensó que algo de apoyo a la distancia podía ser necesario. Así que se limitó a dirigirle una pequeña sonrisa. Ligera, nada que quebrara mayormente su semblante naturalmente serio. Su compañero le devolvió el gesto y volvió a su trabajo.

-¿Qué pasa? -preguntó Eren al notarla algo distraída.

Mikasa se acercó al oído de su amigo.

-Es Jean, creo que le pasa algo.

Jean volvió a resoplar a la distancia. Ahí estaban de nuevo. ¿Qué sacaba siquiera con deprimirse cada tanto por su afecto no correspondido? No debería afectarle. Era un hombre, un macho recio de tomo y lomo. Sí, todo un despliegue de testosterona vuelto una nenaza solo porque a Mikasa Ackerman él le importaba lo que un molesto goteo nasal. Comenzó a frotar el paño con demasiada fuerza. Ahí estaban los celos otra vez.

El como Mikasa se enamoró de JeanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora