8.

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Mi hermana empezó a reír de nuevo y Alice no salía de su asombro. Inclusive un leve sonrojo cubrió sus mejillas.

- ¡Para de mirarnos así, tonta! -Samantha sorpresivamente abrazó a Alice, que me miró con cara de estupefacción aún. -No tienes por qué estar celosa. Soy Sammy, la hermana menor de Thomas y estoy tan feliz de conocerte. -Sam se separó de mi sorprendida Ama y le dio un sonoro beso en la mejilla. - ¡Nunca pensé que llegaría este día! Estoy pletórica.

>Mi hermanito necesitaba una mujer con carácter. ¡Eres perfecta para él!

-Yo... -Alice musitó y no paraba de intercalar miradas entre nosotros.

- ¡Yo sé que no nos parecemos en nada! Pero venga ya. Es cierto.

Y era muy cierto. No nos parecíamos en nada. No con ella y ese color de pelo del demonio

Mi hermana tenía su endemoniado pelo teñido de rubio, aunque naturalmente su pelo era igual de negro al mío. Sam tenía los ojos verdes como mi abuela, mientras que los míos eran azules como los de mis padres. Sam tenía la cara más dulce del planeta, incluso tenía pecas y hoyuelos cuando sonreía. Pero todo era una fachada.

Mi hermanita era un dolor en el culo.

Una desgracia.

Era malvada y acababa de demostrarlo.

-Papá y mamá fliparan y armarán fiesta cuando les cuente la noticia, Tommy. -Sam saltó en su lugar y dio brinquitos de felicidad, antes de tomar a Alice del brazo y arrastrarla a la cocina. -Vamos, cariño. Necesito café. Soy un animal nocturno, pero hoy he hecho una excepción porque necesitaba hablar con mi hermanito y arreglar unos asuntos. Pero vengo y te encuentro aquí.

>En verdad no puedes imaginar lo feliz que estoy...

El resto del discurso de mi hermana se perdió y yo me quedé congelado en mi lugar al lado de la puerta. Como un idiota.

Aunque no pude evitar sonreír un poco al recordar la cara sorprendida y un poco avergonzada de Alice... Joder, ¡fue de lo mejor!

Una carcajada escapó de mi boca. Quizás mi hermanita no era tan mala... a pesar de todo, adoraba a mi enana.

Escuché una carcajada proveniente de la cocina, y moví mi culo para ver lo que estaba pasando. Fue genial encontrar a ambas mujeres riendo y ver que Alice estaba más tranquila. De hecho, le sonreía ampliamente a Samantha.

-Oye, pensé que nunca vendrías. -Mi hermana movió ambas cejas y me señaló los platos a medio acabar. -No he desayunado y este café no será suficiente. ¡Aliméntame, hermanito! -Puse los ojos en blanco y me crucé de brazos.

-Llegaste tarde, enana.

-Toooooommy. -Me puso morritos y fue imposible no sonreírle. Aun para mí era mi niña. -Por favor. Hace mucho no cocinas para mí. Y mira que me tomé la molestia de manejar hasta acá sólo para verte.

-Los dos sabemos que no querías verme. -Dije caminando hacia la estufa. Alice estaba sentada en el mismo taburete, mirándonos pensativa. -Pero está bien. ¿Quieres lo de siempre?

- ¡Sí! Eres lo mejor. -Negué y me dispuse a sacar las cosas del refrigerador para prepararle a mi hermana sus típicos wafles. -Thomas es el mejor cocinero del mundo, Alice. Te has llevado a un partidazo. -Puse los ojos en blanco al escuchar como mi hermana prácticamente me vendía.

-Ya lo he probado, sí. Estos huevos están fantásticos.

-Ni que lo digas. Aun tienes que probar las magias que hace con algo tan básico como una parrillada. Sus aderezos son los mejores. -Sam se quedó en silencio y eso fue tan raro, que me obligó a mirarla por encima de mi hombro.

Mistress (Libro I Saga D from Devotion)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora