Capítulo 4

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13:54pm, ciudad de San Francisco, MusicRecords
Juliana lo miro con odio. ¿Qué se suponía que iba a ser ahora? Quizás…había leche…
Revolviendo los estantes y la heladera, encontró leche y chocolate, tenía un plan, iba a preparar…chocolate caliente, era rápido y sencillo. Batió el chocolate como si fuera una máquina. Las 14:00pm en punto, genial. Corrió con todas sus fuerzas buscando a Dylan, ¿Dónde se había metido?, Universo por favor.
-Juliana, justo a tiempo.
- ¡Ah! Si… ¡Si! Acá esta todo lo que me pidió.
-No me mientas, Juliana-le dijo el- Se que eso no es café 
-Ya no había más…y, me tome el atrevimiento de hacer algo diferente…-Juliana estaba al borde del llanto.
-Basta-Dylan la hizo callar y le quitó el vaso de las manos-Al menos huele bien…
Dylan probó un poco y sus pupilas se dilataron al instante.
- ¡Esto es delicioso! -exclamo mientras tomaba otro sorbo
Juliana lo miro extrañada. O sea que… ¿Le había gustado…? Le había gustado. ¡Le había gustado! Secándose las lágrimas y sorbiéndose los mocos, se ablando. Había quedado dura con las palabras de Dylan, pero ahora, Juliana lo miraba divertida, parecía un nene de 5 años probando un dulce por primera vez.
Dylan, con un bigote de chocolate, se acercó a Juliana, quizás demasiado cerca…
-Vos…-le dijo agarrándola por los hombros y mirándola fijamente. ¿Debía llorar? O, ¿Reír? - ¡Enserio, eres fabulosa! Aunque fue algo osado de tu parte.
-Si, yo…bueno, en realidad…
-Ah-Ah, silencio. Calladita haces las cosas mejor. Muy bien, ¿Tengo algo más para hoy? - pregunto Dylan.
-Si, ibas a ir al dentista-le contesto revisando la agenda que alguna vez sostuvo Coby.
-Mmm, no tengo ganas, vete a casa por hoy, y mi turno con el dentista lo quiero para mañana, que no sea temprano, odio madrugar. Y si mañana te digo que no quiero ir, me obligaras de una manera agradable, ¿De acuerdo? Te veo mañana- le dijo Dylan a la vez que se iba caminando. Era bastante problemático, pero el resto lo compensaba… 

Juliana termino el día, exhausta, esa noche, no hubo pijamas celestes, ni beso de buenas noches a Dylan Cartón, ella solo se desplomo en la cama y dejo que el sueño la consumiera, en donde Dylan estaba a punto de besarla, y los interrumpía cierto chico de encantadora sonrisa…

15:55pm,ciudad de san francisco, MusicRecords.
-Muy bien, andando-Dylan había pospuesto la cita con el dentista, y ahora Juliana se veía obligada a acompañarlo. Odiaba el olor a hospital.
Además… ¿Acaso era chiste? El y ella… ¿Iban a salir juntos?
- ¿y? -le dijo Dylan desde el ascensor
- ¡Ahí voy! - Juliana corrió con torpeza hasta quedar a su lado.
Afuera, en el estacionamiento, había una rata muerta. Juliana grito al verla.
- ¿¡Que pasa?!-exclamo él que del susto se le había puesto la piel de gallina.
Sin poder hablar, ella señalo al animal. Dylan revoleo los ojos y siguió caminando.
-Está muerta, supéralo.
Juliana sin poder evitarlo, se aferró al brazo de Dylan como una niña asustada. Dylan desconcertado, solo sacudió su brazo, en señal para que ella lo soltara. 
¿Qué había sido eso? Juliana se sintió muy mal, ella no hace esas cosas y sin embargo…lo había arruinado todo.
-Sube- le dijo Dylan señalando un deportivo rojo, en la fila “F”. Era un hermoso auto, aunque obviamente ella no sabía acerca de ellos, Juliana era una chica de taxis, trenes, colectivos y demás.
Sin decir nada subió al auto, por dentro olía a menta. Salieron por la Avenida Sevilla y arranco una situación bastante incomoda. Para empezar, en el camino Dylan solo cantaba lo que pasaban en la radio, y seguido a eso estaba Juliana que solo se dedicaba a mirarlo. Su cabeza estaba hecha un lio. ¿La odiaba? Probablemente. ¿Volvería a tomarlo del brazo? Nunca. ¿Tenia hambre? Mucha. Lo ultimo no tenia nada que ver, pero nunca estaba de más. 
El estómago de Juliana rugía por algo de comer. Que vergüenza. No podía decirle a Dylan que frenara para comer, y mucho menos si le pagaba la comida. Dios, Todo le pasaba a ella, ¿no?
- ¿Tenes hambre? -le pregunta Dylan disipando sus pensamientos.
-Algo, pero estoy bien.
Dylan hizo una mueca, y luego estaciono frente al dentista. Al entrar Dylan se fue solo al consultorio. Por lo tanto, en consecuencia, Juliana quedo sola en la sala de espera.
Del otro extremo, un chico la miraba, ¿Acaso…? ¡Si! ¡Era el mismo de la librería! Juliana le sonrió, y después se sonrojo. ¿Por qué? ¿Qué le pasaba?
-Hola de nuevo-el chico se había acercado hasta ella y le sonreía, su sonrisa era tan…encantadora.
-Ah, hola, no te había visto…-mentira.
-Entonces esa sonrisa era para la pared, ¿Debería ofenderme? - Cierto. Que tonta. 
-O sea, te había visto, pero no quería molestarte, ya sabes…
-Cambiemos de tema-dijo el interrumpiéndola.
-Gracias-suspiro aliviada, quizás si seguía hablando iba a arruinarlo…otra vez.
El extraño se sentó al lado de ella.
- ¿Qué estás haciendo por acá? ¿Estas embarazada?
- ¿¡Que?! ¡No! Ni siquiera…, un minuto. ¿A que vino esa pregunta? ¡¿Acaso estoy gorda?! Sabía que debía bajarle a los postres, dios-Juliana en desesperación se paró, para poder verse mejor a sí misma, buscando algún indicio de que este embarazada, o peor, que esta gorda.
El chico se reía.
-Hey, solo era un chiste- el extraño se paró también y para calmarla le apretó el hombro suavemente.
El chico y Juliana se miraban y por un momento el resto desapareció. Es demasiado lindo, pensó ella, tanto que podría…
El sonido del hambre los interrumpió,
-Wow, ¡Eso si que fue un rugido! -le dijo sorprendido.
Ella, muerta de vergüenza se sonrojo tanto que parecía un tomate.
-No como nada desde ayer y Dyl…digo, mi jefe no me dejo, o mas bien no quise molestarlo-confeso.
-Bien, vamos a comer- él le extendió la mano.
-No, pero…ahora no puedo- le respondió. 
Justo en ese momento Dylan salía con cara de asco de la sala.
-Bien, nos vamos-le dijo a Juliana, ignorando al chico a su lado.
-Tengo que hacer algo más? -le pregunto a su jefe temerosa, jamás en toda su vida pensó que iba a dejar a Dylan a cambio de otra cosa, y es que, en realidad, más que comer, quería conocer mas de aquel extraño con sonrisa encantadora…
-No, creo que no.
-Entonces, me quedo porque…-empezó a decir Juliana, pero la interrumpieron.
-La invite a salir -le dijo el desconocido a Dylan, quien se encontraba bastante molesto.
-Lastima, andando, me acorde que tenias que reorganizar toda mi agenda y no hay tiempo para…otros. Camina rápido Julia-le dijo tomándola de la mano.
-Me llamo Juliana…-le susurro al desconocido mientras era arrastrada por Dylan.
Caminaron hasta fuera del edificio, donde estaba el hermoso auto.
-Creo que ya puedes soltarme, después de todo casi estas impidiendo que me circule la sangre-exclamo molesta.
Dylan la soltó de una manera brusca y subió al auto, eran las 7 de la tarde, Dylan no volvería a la empresa, sin embargo, espero a que ella subiera también. Pero no fue así, Juliana lo saludo desde afuera, el extrañado bajo la ventanilla para saber porque no subía
-Hare lo de la agenda en mi casa, necesito caminar, adiós- y se fue. Sin dejarlo reaccionar u arrepentirse.
De hecho, ella iba a subir, pero estaba molesta, quería estar sola. De niña le gustaba caminar por el patio de su casa para calmarse, y aun con 18 le resultaba efectivo. ¿Por qué tenia que arrastrarla así? Obviamente había esperado demasiado, para poder tocar su mano, pero nunca pensó que su deseo le iba a doler tanto. No tenía por qué tratarla así. Ni siquiera se sabia su nombre. 
En conclusión, ella no significaba nada para él.

Amor u obsesión?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora