Capítulo 5

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19:40pm, calle California, ciudad de San francisco

Después de tanto caminar, los pies empezaron a doler, pronto iba a anochecer. Capaz que se tomaba un taxi…
- ¿Queres dar un paseo en mi Ferrari, Juliana? -esa voz…
Al darse la vuelta estaba aquel chico que conoció en la librería, estaba en bicicleta y andaba despacio para poder seguirle el paso.
-Hola acosador-lo saludo sonriente.
-Jason, Jason Bullock, a su servicio.
-Encantada-ella hizo una reverencia siguiéndole el juego. Al fin se sabia el nombre, igual…no le hubiera molestado seguir pensando en el como: “El chico de encantadora sonrisa…” 
-Y bien, ¿Aun con hambre? 
-Si, pero voy a ir a casa. Tengo trabajo para hacer-dijo ella angustiada al recordar la situación con Dylan.
-Oh vamos, hay una feria no muy lejos, comemos, nos reímos de tu jefe, ¿Sí? -Jason hacia pucheros, en serio quería que ella aceptara. Y es que, por favor, ¿Quién no querría salir con ella? Con el ego bastante elevado termino aceptando.
-Bien, vamos-le dijo mientras se revolvía el cabello.
- ¡Genial! ¡Sube! -Jason acerco la bicicleta al cordón de la vereda para que ella se sentara detrás. Juliana desconfiada subió, en realidad nunca había dejado que nadie la llevara en bicicleta, pero los pies le dolían demasiado como para poner excusas.
-Muy bien, sujétate de mí cintura-le dijo él.
-Pero acabo de conocerte-exclamo algo molesta. Sonaba como un completo pervertido, pero, aunque no le gustara admitirlo, le gustaba, solo un poco, pero le gustaba.
-Bueno, como quieras, pero de algo vas a tener que agarrarte-contesto con indiferencia, de todos modos, terminaría haciéndolo.
Y en efecto, la calle California estaba casi vacía, por lo que al aumentar la velocidad Juliana clavaba sus uñas en las costillas de Jason.

Cuando llegaron, Juliana quedo maravillada, la feria era bastante grande, además de que tenía una temática bastante interesante: Grecia antigua. Había un restaurante que parecía el Partenón, hombres y mujeres vestían acorde a la época.
-Si me decías que era de la antigua Grecia, incluso habría hecho un disfraz-le comento a Jason al ver a una chica que llevaba un vestido largo y blanco, con un chal de lana azul arriba.
-Tomo nota entonces-le contesto guiñándole el ojo.
Siguieron recorriendo la feria, compraron uvas e higos para comer en el camino, los vendían en un jarrón, les pareció divertida la idea, y obviamente Juliana se llevaría el Jarrón…
- ¡Entren por favor! ¡Y veamos quien llega hacia el Minotauro! ¡Solo los valientes logran entrar y salir! - gritaba un presentador frente a la entrada de un laberinto.
-Es sobre mi historia favorita-le dijo Jason a Juliana.
- ¿De qué va?
-Es la historia de Teseo y Ariadna, el rey de Creta había vencido a los atenienses en una batalla, y para que recordaran la lección…cada nueve años, siete muchachos y siete mujeres, debían viajar a Creta y entrar al laberinto, donde yacía el Minotauro, siendo ellos su cena.
-Que horrible historia-exclama ella con cara de disgusto, no era fan de las guerras, las encontraba absurdas, por lo tanto, menos que menos le gustaba la idea de saber que eran un sacrificio.
-Vamos a entrar.
Jason la tomó de la mano y sin esperar respuesta la arrastro hacia la entrada.
-Muy bien, ahora, es obligación dejar sus celulares aquí, o podrían arruinar el espectáculo-le dijo una chica de seguridad. Juliana puso cara de disgusto, ¿Y si les robaban? 
Al final termino cediendo, comenzaron a caminar por el camino de tierra, al principio era todo derecho, hasta que llegaron a un punto en donde el camino se dividía en 3, en el sendero de la derecha, había un guardia señalando por donde era. 
-Al volver los guardias ya no van a estar- les decía un nene a sus padres.
Siguieron caminando, hasta llegar al centro del laberinto, había una cueva oscura con olor espantoso.
Se empezaron a escuchar bufidos.
-Jason…deberíamos volver-dijo ella asustada.
Como si el destino quisiera jugarle una broma pesada, unas luces blancas comenzaron a prenderse y apagarse con rapidez, como un efecto relámpago, donde desde un rincón surgía una enorme figura.
Todos gritaron llenos de miedo, el cuerpo del minotauro estaba cubierto de sangre y barro, era algo bastante atemorizante, pero a la vez tan… ¿Genial? 
Jason estaba disfrutándolo bastante, si bien grito cuando lo vio, ahora se reía de la cara de Juliana que gritaba, es que, según ella, debería ser ilegal este tipo de atracciones, ¿Y si alguien muere de un infarto? Con un perdón no basta. 
De pronto todas las luces se prendieron, dejando ver un par de balcones desde arriba, donde un par de chicos aplaudían. Ellos controlaban todo, desde las luces hasta el robot. Los visitantes se acercaron sigilosos, después del susto, desconfiar no estaba de más, todo era puro metal, solo era pintura roja simulando ser sangre, aunque…esto último quizás todavía no convencía del todo a Juliana quien clavaba las uñas en el brazo de Jasón como si de un tigre se tratara.
- ¿Ya puedes soltar mi brazo? Hay algo llamado sangre que necesita circular-se burló Jason.
Juliana lo miro molesta, quizás hasta con desprecio. Nota mental: Nunca mas salir con Jason. 
Sin pensarlo dos veces, Juliana comenzó a caminar sola, a quien sabe dónde, o sea, obviamente a la salida, pero… ¿Dónde se encontraba la salida?
-Hey, ¿Qué sucede? -le grito el confundido al verla irse, después de todo la habían pasado bien, o al menos el pensaba eso. 
-Me voy a casa, mañana tengo que trabajar.
- ¿Quieres que te acompañe?
-No, ve y diviértete con el “monotauro” ese, horrible-le dijo ella cortante.
Jason rio, esta chica, era realmente especial…
Ella continúo caminando, mientras el la seguía por detrás, con ambas manos detrás de la nuca y sumamente callado.
Así paso la primera media hora. Una vez había leído que, en internet, que para salir de un laberinto tenia que ir siempre a la izquierda, y eso hacía. O tal vez…era, ¿la derecha? Maldición.
Juliana se dejo caer al suelo, necesitaba descansar sus piernas, estaba bastante oscuro. Que estrés.
Jason se sentó junto a ella.
- ¿Ya te disté por vencida? -le pregunto.
-Si…-contesto resignada-estoy cansada y con sueño. Ni siquiera me quedan fuerzas para para fingir que sigo enojada con vos.
-Así que… ¿Fingiendo, ¿eh? -Jason sonrió divertido.
-Cállate-le dijo empujándolo suavemente- ¿De dónde vienes?
Esa pregunto lo tomo desprevenido
-Eh…de Francia.
- ¿¡Enserio!?-grito ella sorprendida, con razón era lindo…
- ¿Acaso no te diste cuenta al ver lo lindo que soy? - dijo cortando un poco el espacio entre ellos, mierda no solo había adivinado sus pensamientos, sino que ahora la miraba con esos ojos café…que tenían algo realmente llamativo.
-Yo…creo que deberíamos seguir- dijo levantándose.
Mientras caminaban sin rumbo, otra vez, se encontraron a una chica de seguridad que se veía bastante agitada, decía haber estado buscándolos hace rato.
Llegaron a la salida, donde le devolvieron sus celulares.
-Me canse de escuchar a Britney Spears de tantas llamadas- exclamo un chico bastante fastidioso mientras le daba su celular. “Marica”, pensó Juliana. 
Todas las llamadas eran de Dylan, seguro era trabajo.
- ¿Te llevo? -se ofreció Jason mientras señalaba su bicicleta-Pobre, pero caballeroso. 
Juliana rio.
-No, gracias, tomare un taxi.
-Bien, adiós miedosa-y dicho esto se subió y se fue despidiéndose de espaldas.
Juliana sonreía, se había divertido. Al llegar a su casa reviso la agenda de Dylan, no tenia mucho para mañana, solo un par de entrevistas.
-Ay… ¿Por qué no podías ser un poco más amable? -susurro viendo su poster, hasta que cayo dormida.
Lo que ella no se había enterado, es que cierto chico gasto todo el crédito que tenia su celular para poder disculparse…
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Perdón por la demora😖

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