Capítulo 7: Lluvia de estrellas

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La luz de mi bastón es infinitamente mejor que la de una linterna, pero eso no apacigua los latidos de mi corazón. Paro un momento para mirar mejor el mapa del campamento que llevo en la otra mano. Por desgracia, Lulu debe de haberse salido del camino en algún lado. Ya nos hemos alejado de los límites del campamento.

—Por aquí cerca hay un claro —comento—. Un deslizamiento de rocas ha cruzado el límite del resto del campamento.

—Parece un sitio genial para darle la bienvenida a las estrellas nuevas —jadea Jinx, sin aire por la elevación del terreno—. Estúpidas galletas.

—Vamos —alienta Poppy, sujetando con fuerza el martillo.

La distancia entre los árboles se amplía, hasta que por fin se convierte en una pradera completa. Cojo todo el aire que puedo. Jinx suelta un silbido suave.

El lugar es precioso.

Una niebla baja se ha posado como una colcha sobre la zona. Pequeñas rosas silvestres se esconden bajo las flores lunares. Arcos de pequeñas flores azules atraviesan la niebla y se alzan sobre ella. Peñascos de granito blancos atrapan los rayos de la luz de la luna y ocupan la oscura pradera como si fuera un campo de estrellas pedregoso. En el cielo, la lluvia de meteoritos acaba de comenzar.

Sentada en el centro de todo, sobre una manta a cuadros rojos y blancos de pícnic se encuentra nuestra pequeña peliverde, Lulu. Hasta ha traído las naranjas.

—Gracias a la Estrella Primigenia. Está aquí. —Una suave brisa aparta la neblina a medida que Janna sale de detrás de un alto pino a nuestro lado. Debe haber llegado desde el camino contrario del campamento. Incluso a ella le falta un poco el aire.

—¡Lux! —grita Lulu, y se pone de pie de un salto. No puedo evitar salir corriendo hacia ella. Corro tan rápido que el suelo tiembla. Espera, no... Dejo de correr, pero el suelo sigue temblando. Un brillo negro verduzco comienza a salir como venas enfermas por debajo de la neblina. Una vibración retumba al mismo tiempo que el brillo, ahora pulsante.

—Lulu. —Apenas puedo escucharme a mí misma con el profundo bramido de las rocas que se mueven bajo nosotras.

—No estamos solas. Llegan estrellas nuevas, Lux. —La inocencia de Lulu ha desaparecido de sus ojos. Me coge de la mano—. Las he visto en mis sueños.

A pesar de tenerla al lado, escucho su voz muy lejos. Como si todavía estuviera atrapada en ese sueño.

Jinx, Poppy y Janna rodean los límites de la pradera. La tierra sucumbe bajo mis pies.

—¡Atrás! —grito.

La advertencia llega demasiado tarde. Las grietas se convierten en fisuras profundas. La neblina se rasga y una horda de insectos negros del tamaño de un perro sale de ellas, desprendiendo una luz verde espeluznante.

Con el bastón en la mano reflejo un rayo de luz estelar a la criatura más cercana. La luz golpea a la criatura por debajo de su caparazón alado y estalla con una explosión asquerosa de fluorescente moco verde.

—Por la Estrella Primigenia —susurro—. Tienen alas.

Les grito a las demás.

—¡Tienen alas! ¡No podemos dejar que lleguen al campamento!

—¡Yuju! —Escucho a Jinx gritar de alegría por la contienda—. Shiro. Kuro. ¡¿Quién se siente feroz?! —Los misiles comienzan a aparecer incluso antes de que termine la frase—. Vamos, tapón, ha llegado la hora de aplastar bichos.

—No hace falta que me lo digas dos veces, caracohete —grita Poppy.

Veo a Janna alzarse unos metros del suelo.

☆ Lluvia de estrellas. ☆ [Star guardian Fanfic] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora