Capítulo II.II: Un Pasado (III)

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Dos Noches Después


Luego de una fuerte noche de locuras, el señor Flassümb regresó a la gran mansión, con un fuerte hedor a alcohol. Extrañamente, traía consigo una acompañante, que no era Sara, la razón, era muy diferente a ella.

Era rubia, con unos grandes senos, joven (más que la propia Saranisad), ojos color azul cielo y, para el señor, "Con un buen c***". Se besaban apasionadamente, cada uno tocando las genitales del otro.

El mayor domo aún se encontraba despierto, raramente eran las horas en que aún estaba levantado, sin embargo, no era porqué no tenía sueño, la razón no era esa; era por los fuertes ruidos y gemidos que se escuchaban en la sala.

- Debe ser el señor y la señora, haciendo sus "cositas" -sonrió, se quedó unos segundos observando, notando qué, con la mujer que estaba haciendo el amor, no era su patrona.

Abrió aún más los ojos, tan inmensos como platos y subió directamente a la recámara de la señora, sin embargo, no había nadie.

-¿Cómo es que no esta dormida a tan altas horas de la noche? -se preguntó.

Cuando bajo de nuevo, en esta ocasión lo notó su patrón. El mayor domo al darse cuenta, abrió la puerta principal y corrió hasta el frío y oscuro bosque, los lobos aullaban y los insectos picaban.

Al seguir caminando sin rumbo alguno, llegó al centro del aterrador bosque, lo que observó, lo dejó horrorizado; su jefa flotaba en el centro de una especie de estrella de 5 picos, rodeada con un círculo de color rojizo y unas velas a su alrededor.

Él mayor domo quedó petrificado, lo único que pudo decir, antes de ser el sacrificio, asesinado cruel y despiadadamente fue:

-¡Dios Mío!.

Sara dejó de flotar, abrió los ojos, los cuáles tenía todos negros, sangre en su boca y unas grandes garras de diablo, sonrió y se posicionó tal cuál cómo un depredador antes de devorar a su presa.

-★ヴゑ* (He conseguido ante ti, señor mío, un gran sacrificio para tu honor) -exclamó, antes de devorar y descuartizar salvajemente el cuello del pobre empleado.

Un grito ahogado de dolor, fue escuchado en todo el bosque; antes de ser callado por la muerte... ».


La anciana abrió rápidamente sus ojos, con un fuerte mareo, dijo:

-Y así fue como asesinaste a Paul Mackgregor, uno de los hombres más humildes del pueblo de Noruega, en el año 1800.

Luego de éstas palabras, tomó su bastón y entró a su casa, por una taza de té...

Ángeles Caídos© [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora