Capítulo III: La Verdad

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—¡Mierda! —exclamó una voz a lo lejos.

—¿Qué sucede Mantran?.

—¿En donde nos encontramos?.

De la nada, todo se volvió absolutamente oscuridad.

Sudoroso y exaltado, Rubén miraba con los ojos muy abiertos hacía la puerta, retrocedió un poco, observó el reloj de noche, eran las 2:59 de la madrugada.

—¿Qué acabó de soñar? —se preguntó mentalmente.

Lo que debías soñar —le respondió una voz misteriosa.

Un escalofrío recorrió su cuerpo, tenía miedo, demasiado miedo.

No te asustes muchacho, vengo en son de paz — le dijo la voz, intentando calmarle —. Yo se quien eres tú. Pero no sabes quien soy yo.

Rubén no podía articular palabra en la realidad y tampoco en su mente.

Suspiró la voz —Mi nombre es Stuart Gregory, Rubén. Soy uno de los grandes investigadores del Centro de Información Paranormal de Noruega bueno, era —río nervioso —. En fin, mi propósito es ayudarte en la investigación del lado oscuro de tu familia.

—¿Porqué? —artículo, después de tanto tiempo.

Porqué tu familia tiene un secreto oscuro que no te quieren contar. Tienen miedo de que lo sepas, ellos te temen por tu gran poder.

—¿Porqué mi familia me temería? ¿Acaso soy diferente?.

Una sombra blanca tomó la forma de un hombre vestido en un traje de gala.

Pronto lo sabrás.

Se miraron a los ojos, eran idénticos físicamente.

Me pareces familiar —exclamó Rubén.

A todas las personas (cuando estaba vivo) les parecía familiar —dio una amplia sonrisa.

Es que, pareciera si nos hubiéramos visto antes.

Stuart, decidió no darle mucha importancia a la conversación. Cambiandola.

Nuestro propósito muchacho, es conseguir batallar.

—¿Batallar? ¿A que te refieres con eso?.

Ya lo verás con tus propios ojos —Lo volvió a mirar, tocó su hombro y los ojos de Rubén se volvieron totalmente blancos; Stuart le explicaba todo a través de Telepatía.

—¡Para! ¡Para! —gritaba de dolor Rubén, aún así Stuart no se molestaba ni un poco en parar.

El fantasma no se limitaba a hablar, solamente le pasaba aquellas investigaciones encontradas de ese gran secreto.

¡Por favor Stuart! ¡Por favor! ¡Detente!.

Las lágrimas del muchacho pasaban por sus mejillas. Hasta que el hombre decidió detenerse.

—¡¿Porqué hiciste eso?!.

Tenías que saber la verdad y ya la sabes Rubén.

¿Entonces nosotros somos descendientes de una mujer del diablo? —argumento preocupado.

En pocas palabras... —dio un suspiro—. .

Mierda ¿Qué rayos soy?.

¿Somos... descendientes del diablo?.

No entiendo nada, ¿Porqué me ocultaron todo esto? ¿Porqué mi familia?.

¿Acaso debería confiar en Stuart? ¿Será un espíritu bueno o malo? No lo sé, aún así, si dijera patrañas lo acompañaría y eso es lo que voy hacer.

Voy a arriesgarme, quiero saber la verdad, quiero entender el presente a través del pasado para así saber lo que me espera en el futuro.

Lo voy hacer.

(Se dice mentalmente).

Te acompaño Stuart.

Ángeles Caídos© [PAUSADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora