Ángeles Caídos© [PAUSADA]

Capítulo IV: La Cena

—Buenos días abuela —exclamó Rubén, medio dormido.

—Buenos días hijo ¿Cómo amaneces? —preguntó la anciana con una sonrisa.

Dudo por un momento —Bien —mintió. Él no quería traerle problemas a su abuela, ya que pensaba que ella no sabía nada; que era inocente.

—¿Seguro? —le miró extrañada.

Asintió con la cabeza.

—Hay pescado frito, junto con las deliciosas papas que te gustan y un poco de limonada.

Rubén sonrió —¡Delicioso!

Mientras tanto en el calabozo...

—¡Estás hermosa cariño! —exclamaba con una voz muy desagradable una de las sirvientas, ayudando a Sara a colocarse el vestido de gala para la gran cena.

—Cierra la boca mujer —la miró desafiante.

La sirvienta sólo asintió (algo extraño en un demonio), largandose.

—A la mierda con esto... Eres una idiota Saranisad —y se dio una fuerte bofetada.

Miró al suelo, tenía aún las cadenas puestas, pero la vestimenta era un asco. Tenía un color opaco de color rojo café, zapatillas negras y desgastadas y una gran peluca roja sobre su cabeza. Y debajo de está ropa, sobraba uno más caliente.

Miró arriba —Rubén... Rubén... No te dejes llevar por tus pecados —dijo en susurros.

Mientras tanto En la mesa teatral del infierno

—Hoy quiero hacer un brindis ante mi señor —uno de los demonios comenzó a golpear con su garra una de las copas.

Todos los invitados le miraron con sonrisas detestables.

—¿Y mi novia? —preguntó en un susurro a uno de los guardas.

—Ya llegará su majestad.

Asintió no muy convencido, mientras que aquel ser hablaba de los desastres, calamidades, entre otras cosas que hizo El Diablo.

***