capitulo 2.

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Fernando, ese nombre siempre me había parecido atractivo, y pues soñaba que mi novio se llamara así. Eso quedo haciendo eco en mi cabeza hasta que nuevamente Fate hablo.

-Ana, bañate, saldremos. Iremos a comprar un poco de ropa.

-Si, pero ¿me prestas, solo por hoy tu ropa? no me avisaron que viajaría- Dije ironizando la frase.

Me di una ducha, aunque esto fuera otro mundo no era muy distinto al mío. Bueno solo que ahí vestían más como una época medieval. Pero solo era la fachada, porque habían duchas, y muchas cosas con tecnología. Era algo muy bizarro pero no me preocupaba, lo único malo con estar ahí era que ¡No podía ver a mi familia!, y no se como volver, tampoco ser que hacia ahí...Muchas preguntas, ninguna respuesta. Decidí salir y en la cama había un lindo conjunto, un vestido rojo muy hermoso y unos tacones que hacían juego con el vestido, ¿por qué diablos la gente vestía así?, si es taaan incomodo. Cuando me termine de vestir me vi en un espejo, me veía realmente hermosa, aunque no me gustaba eso de andar con voluptuosos vestido eran hermosos y hacían que te vieras realmente preciosa. Salí a la calle me costaba caminar ya que aunque si sabía usar tacones el vestido dificultaba el trabajo. Fuimos a una especie de plaza, adonde habían un par de tiendas y un par de “restaurantes” por decirlo así se notaba que a ese lugar solo asistían los de la alta sociedad. Se notaba por las vestimentas que llevaban todos con esos largos y elegantes vestidos. Seguí caminando, iba de tienda en tienda e iba probándome esos gigantes vestidos, si en mi época probarme un jeans era difícil imagínense uno de esos vestidos, ero lo peor.

Salimos y decidimos ir a tomar el té, todo parecía un novela de esas que están desarrolladas en aquella época, todo parecía normal. Hasta que recordaba que yo estaba ahí por arte de magia y no solo eso, Fate era un hada así que eso me hacía caer en que estoy en un mundo donde parece un cuento de hadas, cosa en la que antes no creía y ahora…no se si creer o no.

Iba caminando, aunque mi cuerpo estaba ahí mi mente andaba volando. Había tanto en que pensar…tanto que preguntar. Era demasiado, me sentía abrumada, no soportaba tenía ganas de gritar, llorar pero sabía que eso no ayudaría. De pronto mire a todos lados y no había nadie ¡Genial! Lo que me faltaba perdida y en un lugar que no conozco. Si al parecer mi mala suerte iba aumentando.

Me senté en una banca que estaba a un lado, vi como la gente me miraba curiosa. Se notaba que era una cara nueva por ahí, me miraban mucho, demasiado para mi gusto. Empecé a sentirme incomoda así que decidí irme de ahí, iba caminando viendo a todos lados, habían ancianas tomando el té, habían hadas caminando con muchas bolsas (venían de compras) habían ninfas, duendes, de todo. ¡Que mundo esté! Y yo pensaba que en el mío la gente era rara…Sonreí ante esa frase. Un poco de humor negro no cae mal. Unas jóvenes se acercaron eran hermosas, me sentía fuera de lugar pasaron a mi lado con una pose de superioridad me miraron de forma despectiva y sonrieron como afirmando algo. ¡Conocia eso! Se estaban burlando de mí. Era lo que menos me importaba solo quería irme a mi casa, encontrar a Fate y largarme de ahí. Seguí caminando hasta que algo me llamó la  atención, más bien alguien lo hizo.

Sí era Fernando, el príncipe. El guapísimo príncipe. Ya no quería caminar solo quería quedarme ahí viéndolo todo el día, me senté en una banca que estaba enfrente de donde estaba él. Y me dispuse a mirarlo ya me había resignado. No encontraría a Fate asi que mejor espere a que ella me encontrara, vi al príncipe abrazar a un niño pequeño quizá era un familiar de el, ya que tenia un parecido extraordinario. La imagen era como de un cuadro el lo abrazaba y le hacia cosquilla y el niño sonreí y lo abrazaba, empece a sonreir por tan conmovedora imagen. En eso el príncipe me volteo a ver y me sonrio de una forma tan dulce y me quede en shock y lo único que hice fue levantarme e irme, sentí su mirada clavada en mi antes de desparecer del todo voltee a ver y ahí estaba el mirándome fijamente con una sonrisa y sus mejillas estaban…¿sonrojadas? ¡Debo estar viendo mal!.

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