Capitulo 4

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Habían tantas cosas que parecían sacadas de un verdadero cuento, sonreí ante aquel pensamiento siempre había querido vivir en una historia de hadas ahora estoy en una y no era nada como me lo imagine, había una historia que no sé porque pero me llamo demasiada la atención. Era una leyenda, hablaba de una humana no una común si no una que llevaba sangre real y mágica, no era bruja pero era algo más poderoso, vivía entre ellos pero había llegado de una manera muy poco común, eso me recordó a como llegue, pero no podía ser posible yo no era mágica y además no tenia PARA NADA sangre real. Así que seguí leyendo sin preocuparme, además era solo una leyenda. También decía que tenia poderes tan sobrenaturales capaces de vencer a la orden de los dragones que era una de las mas fuertes que había en aquel pueblo y porque no decirlo la mas temida, también decía que era la única que podía enamorar al corazón de piedra y que era la destinada para crear las pases entre los dragones y las demás criaturas.

Estaba tan fascinada leyendo aquello que ni cuenta me di que alguien me miraba seguí leyendo aquel libro hasta que sentí que los rayos de sol ya no llegaban a mi cara. Y cuando me di cuenta ya era tarde, estaba a punto de oscurecer, ¿tanto me había tardado?, tan metida estaba que ni del hambre me acordé, Salí casi corriendo de ahí cosa que no era nada fácil al andar aquel vestido tan incomodo. Llegue a casa y vi que Fate había dejado la cena en un recipiente la calenté y me la comí. Estaba tan cansada que me dormí inmediatamente, esa noche soñé que estaba en un bosque y había alguien al lado mío pero no podía verle solo me decía que no tuviera miedo que estaba ahí y me protegería, me decía que lo tenia que encontrar que era parte de mi que solo yo sabia donde estaba pero que tenia que buscar en mi, de pronto vi como un dragón se acercaba a mi en forma maliciosa yo salía corriendo pero no era lo suficiente rápida, me alcanzo y una gran luz…

 P.O.V (FERNANDO)

Estaba aburrido y desde ese día que la vi a ella con esa sonrisa tan tierna, con su cara tan hermosa que me daban ganas de ir tras ella y besarla, no, no ¿por qué pensaba eso?, no la conocía y nunca había sentido eso por alguien, pero ella era diferente tenia algo que me hacia sentir todo eso, sin querer le estaba sonriendo y mi cara ardía sabia que me había sonrojado ella lo noto, en eso se fue la observe hasta que desapareció entre la multitud, nunca olvidaré ese día fue especial, nunca la olvidaré a ella. Salí ya que era un día muy agradable, pero yo sabia que lo único que quería era encontrármela a ella, salía y como siempre vi como todas me miraban con lujuria. Estaba cansado de todas esa chicas que lo único que les interesa es el dinero y tener el titulo. Seguía caminando en busca de mi princesa, me sentía tonto diciendo eso ya que nunca había sentido algo así pero esa chica hace todo eso. No la vi por ningún lado y cansado de todas esas aventadas decidí ir al único lugar que no me encontraría con alguien como esas. A la biblioteca, entre y vi como una chica se quedaba viendo todo maravillada en eso volteo no me pudo ver porque me escondí, mi corazón se aceleró era ella, era la chica que me roba los suspiros y mi cordura, estaba ahí. La seguí, vi como cogía un libro sobre el pueblo y algo raro paso…los símbolos se iluminaron, solo se suponía que iba a pasar cuando…no, no podía ser. Deseché ese pensamiento y seguí observándola vi como elegía aquella mesa, mi favorita. No sabia que alguien le encantara estar ahí tenia una mirada soñadora, realmente me encantaba. La mire por mucho rato, parecía que estaba tan metida en su lectura que ni cuenta se dio que me quede ahí espiándola. Hasta que de pronto se levanto y se fue demasiado rápido, decidí seguirla, llegue a su casa. Una bonita casa, me habían dicho que ahí vivía un hada y que no era nada malévola, cosa que me alegraba. Me sentía cansado, y abrumado por todo así que decidí irme a descansar sin dejar de pensar en ella, mi princesa.

Desperté muy alterada, aquel sueño había sido demasiado extraño. ¿Qué significaba?, no debe ser porque leí muchas cosas ayer, debe ser porque me quede fascinada con aquella leyenda…esas cosas me afectan mas de lo que pensaba.

Bajé y ahí estaba Fate con su sonrisa preparando el desayuno que por cierto olía delicioso.

—¡Buenos días dormilona!, lo siento por no estar ayer, tuve unos asuntos pero prometo estar contigo todo el día de ahora- me dijo tan entusiasmada que ni cuenta se dio que iba más dormida que despierta.

—    No te preocupes Fate, y si tengo muchas ganas de hacer algo ahora, ayer me costo encontrar algo divertido- dije un poco adormilada- por cierto que bieeeen huele.

—    Son mi especialidad, ¡quesadillas!, toma come las que quieras.

Y pues fue lo que hice comí todas las que quería estaban realmente deliciosas. Cuando terminé decidí irme a dar una ducha, después de aquel sueño andaba algo aturdida y sentía que algo en mi se había encendido, no entendía todavía el porque pero no le quise dar importancia.

Aunque no quería pensar en eso. Era inevitable, lo sé debo estar loca, es solo un sueño o no?...algo dentro de mi me decía que no, pero no quise hacerle caso, me daba miedo saber lo que pudiera significar. Salí de la ducha algo más animada, me cambie y bajé y ahí estaba mi gran amiga.

—    ¡Te ves mucho mejor!. Me encanta como te queda ese vestido el turquesa te queda muy bien…Iremos al centro comercial, se me antojan nuevos zapatos ¿y a ti?.

—    Pues no tengo nada que hacer y probarse zapatos es más fácil que vestidos, así que me anoto –Dije entusiasma, aunque la verdad lo único que quería era encontrarme con Fernando.

—    Entonces, vamos- dijo Fate con tanto entusiasmo que me hizo sonreír aún más.

Nos fuimos caminando, íbamos hablando y riendo como dos amigas que van al centro comercial, la verdad es que llevaba muy poco pero ya me había acostumbrado a andar con esas grandes vestidos por la calle, y la gente ya no me miraba tan raro; al verme con Fate creían que era una vieja amiga y estaba de visita, claro estoy de visita lo único que no sé ni cuándo volveré ni como. Llegamos fuimos a una tienda muy bonita, donde encontré unos zapatos que hacían juego con un hermoso vestido rojo que tenia en la casa, me los llevaría. Camine hacia la caja a pagarlos cuando choque con una ninfa.

—    Lo siento, en serio lo siento mucho – Dije muy apenada.

—    No importa, mejor fíjate por donde caminas la próxima vez. ¿Esta claro?

      Lo dijo en un tono tan despectivo y pesado que me sentí realmente mal, solo me dirigí a pagar los zapatos y decidí irme de ahí, nadie me había tratado así tenía enemigas sí, pero nunca habían sido tan descortés conmigo, me sentí tan mal que llevaba los ojos llorosos y no me fije con quien choque, ¿cuándo tendré un buen día?. Miré hacia arriba y había un joven muy apuesto, no era Fernando y me decepciono un poco.

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