XIV
La vida apesta... eso es lo que pienso. Eso me pasa por pasarme de buena gente. ¿Hacer sus trabajos? Era obvio que me despedirían.
Deje de terminar mis trabajos cuando mis compañeros se dieron cuenta de que era inteligente. Cuando notaron que mi jefe estaba orgulloso de mí. Yo solo quería ayudar a mis compañeros para que mi jefe viera que me esforzaba el doble de lo normal. Pero parece que fue mucho trabajo y no pude ni terminar los míos.
Ellos se aprovecharon de mi amabilidad. ¿Qué no aprendí nada con Sasuke? Parece que no.
De nuevo estaba sin trabajo, sin dinero, sin futuro... tendría que empezar de cero, ir de puerta en puerta pidiendo trabajo. En periódicos, revistas, anuncios, donde encuentre algo en que sea buena.
Mirando a mi alrededor -buscando un papel donde diga mi nombre, que sea para mí- hace que choque contra algo duro.
-Disculpe, no fue mi intención...- logro decir antes de mirarlo a los ojos -Itachi.
-Hace tiempo que no nos vemos. ¿Cuánto? ¿5 meses?
-6 en realidad. ¿Dónde ha estado todo este tiempo? ¿Por qué no he sabido nada de usted?
-En mi empresa- se encogió de hombros -Desde que mi padre murió tengo más trabajo de lo normal. Como soy el único de la familia que se ocupa por el negocio familiar, no tengo tiempo ni para mí.
Eso es verdad. Sasuke nunca le comento de la empresa de su familia. Tal vez nunca le intereso
¿Pero Sasuke estaría enterando de la muerte de su padre? ¿Le interesaría en realidad?
-Y tú ¿cómo estás? ¿Hiciste algo nuevo?
-Pues ha mejorado desde que regrese de Kanoha, pero parece que no del todo -suspire -Me corrieron del trabajo- traté de sonreír.
Itachi se sorprendió, pero luego se puso serio -Lo lamento... aunque no del todo.
-¡Oiga!- le dio un empujón -Sé que no es un buen trabajo pero-
-¿Qué? Es la verdad. Si no tienes trabajo, puedes trabajar para mí ¿no?
-¿Quiere que trabaje para usted?
-Claro. Tu verdadero trabajo te espera. ¿No me dijiste que estudiaste medicina?- a sentí -Mi clínica es pequeña, pero yo sé que tú eres la indicada para subir su fama- podía ver en sus ojos un brillo especial -¿Sabes por qué? Porque confió en ti.
No sabía que decir. ¿Era mi oportunidad, de volver a vivir? ¿Comenzar una nueva vida?
-¿Qué dices?
-¡Sí! ¡Quiero empezar y estar siempre con usted!
Oh no. No fue mi intención decirlo así. Itachi se sorprendió, pudo ver un leve rojizo en sus mejillas.
-Quise decir...
-Hmn, no te preocupes, lo entiendo- sonrió.
Le Sonreí de vuelta. La verdad fue hasta gracioso.
-¿Adónde te diriges ahora?
-Ah... bueno, estaba buscando trabajo- dije casi en un susurro, ya que aún seguía apenada por lo sucedido.
-Entonces no tendrás que buscar más, es más, en este momento me dirijo a mi trabajo. Así que nos podemos ir los dos juntos de una vez.
-¿Ahora?
-Sí.
-Pero no estoy arreglada, ni vestida adecuadamente- hago un movimiento con mis manos mostrándome.
-Con lo que llevas puesto es suficiente. Mientras estés presentable como ahora, para mí es suficiente. Aunque apostaría que te mirarías mejor con una falda más corta y una blusa pegada a tu cintura- se encogió de hombros.
-¡¿Qué?!
-Jaja tómalo con humor Sakura- sonrió.
-Ja ja sí...- ¿Cómo quería que me lo tomara con humor si casi me decía que me vería mejor desnuda? Qué vergüenza.
-Bien, vamos- tomo mi mano -Te va a gustar y te sentirás como en casa, eso te lo puedo asegurar- con mis cachetes rojos, trate de seguir su paso. Con mis pies casi arrastrando el piso, fuimos a mi nuevo trabajo.
-S-Sí.
...
-No puedo creer que fue la mejor de la clase. Mira como termino... trabajando en un lugar como este- se burlaba la chica.
-Ni yo. Yo iba peor que tú, y ¡Mírame! Soy una modelo, y tu una actriz de doblaje. Nuestros Papis sí que saben cómo mover a sus influencias.
-Sí, tenemos mejores trabajos que este. Me da hasta pena verla con esa ropa llena de grasa- se rieron las dos.
-¿Puedo ofrecerles algo?
-Hinata, justo estábamos hablando sobre ti, y de tu increíble empleo- sonrió descaradamente.
Claro que Hinata las había escuchado.
-Me di cuenta- dijo seria, tratando de no irse les en sima.
-Okay, dejemos de lado nuestro lindo reencuentro y hay que concentrarse en la comida... bueno, a mí me traes una ensalada, sin tomate- Hinata alzó una ceja -No me gusta lo rojo. Y un vaso de jugo de naranja.
- A mí me traes... solo un vaso de agua- con satisfacción dejo la carta del menú en la mesa.
-¿Sigues a dieta?- preguntó la amiga.
-Sí, solo una semana más y podré comer el pastel que guarde en el refrigerador la semana pasada- lamió sus labios.
-Si te comes el pastel, subirás de peso. Tu dieta no serviría de nada- le aclaro Hinata, anotando lo que habían pedido.
-Cálmate cerebrito. El pastel es de dos leches en vez de tres. Así no subiré tanto de peso- dijo orgullosa.
-¡Eres tan inteligente amiga!- se tomaron de la mano y gritaron de la emoción.
-Ambas son tan inteligentes- dijo sarcásticamente meneando la cabeza.
-¡¿Qué esperas?! ¿Una propina? ¡Anda, ve por la comida!
-Si su majestad- hizo una exagerada reverencia y se fue. Más bien huyo de esas locas.
-¿Estás bien?- pregunto Toneri.
-Sí, solo son las ex amigas de Karin. Unas chicas sin cerebro- rieron ambos.
-¿Puedo pedirte algo?- cambio de tema.
-Claro.
-Se acerca el día de muertos, y el Gerente de este restaurante siempre hace una reunión de sus empleados de todo el mundo. Abra comida, baile, y gente importante- Hinata lo sabía. El año pasado no fue por falta de ganas, o más bien, no tenía con quien ir -Me preguntaba, que si tú... querías ir conmigo como mi acompañante.
-Oh, amm claro. Pero, ¿debo ir disfrazada?
-Por su puesto. Por algo se celebrará el día de muertos.
-No tengo un disfraz pero... veré que puedo hacer.
-Si quieres yo puedo-
-No. Yo tengo mis contactos- guiñó un ojo y trato de sonar misteriosa -Gracias por invitarme.
-Es un honor.
-¡¿Qué paso con mi comida?!- se desgañitó la chica.
-¡Voy!- rodeo los ojos -Si me disculpas...
-Claro, ve- se hizo aún lado.
Hinata le sonrió, y él le regreso la sonrisa. Cada día se llevaban mejor. Aunque creía que ya lo había visto antes. Y no solo una vez, sino muchas veces. Y lo más raro es que lo recuerda detrás de ella.
...
Sasuke estaba mirando por la ventana del avión. Estaba alto. De hecho él le tenía miedo a las alturas. Más bien era terror, creía que si un día estaba muy alto, un rayo le caería en la cabeza y lo aria chicharrón. O que resbalaría y caería unos miles de metros sin fin... sin fondo.
Pero por ir a lado de Sakura, aria lo que fuera, incluso enfrentar un payaso, su peor miedo. De niño lo hacían mirar muchas películas, y no solo de monstruos... de payasos.
Fue una tortura para él. Según su padre, tenía que enfrentar sus miedos. No funciono.
Con no mirar por la ventana bastaba.
Un sonido proveniente de su chaqueta lo hizo brincar -¿Qué?
Un chico rubio, al otro lado de la línea contesto -Soy yo teme, Naruto. ¿Dónde estás?
-En un avión.
-¿Al fin te divorciaste de Karin?
-¿Por qué lo dices?
-Porque no te irías de Japón si no fueras libre.
-Pues sí, por completo. Legalmente.
-Es un milagro, creí que el trámite sería eterno dattebayo.
-¿Y tú? ¿Ya hablaste con Hinata?
Se escuchó un silencio en la línea.
-No. No la he visto desde entonces.
-Lo siento.
-No es tu culpa.
-Claro que sí. Yo te obligué a ir conmigo- dijo afligido.
-Así fue, pero si le digo a Hinata como fueron las cosas-
-Ese es el problema, que fue de Hinata de quien te aleje. Sé cuánto te ama, y por eso no me puedo perdonar de alejarte de esa chica.
Naruto no respondió. La verdad no tenía ni idea de los sentimientos de Hinata. Fue Sasuke quien le dijo, y le pidió que hablara con ella para solucionar las cosas. Pero no ha vuelto a saber de ella -desde aquella ocasión- aún no asimilaba los sentimientos que ella tenía hacia él.
-Todo estará bien. Sé que si hablo las cosas con ella, podre- se detuvo de golpe al mirar por dentro de un restaurante, a la que por 2 años estaba buscando -Tengo que colgar.
Pid pid pid...
-¿Bueno?- no obtuvo respuesta -Idiota.
...
Aquí estaba, frente a la clínica SunniUchiha. Quería llorar, pero de felicidad. Siempre quise trabajar para lo que estudie, y al fin... había llegado el día.
-¿Vamos?- tomó mi mano.
-Si- dije segura.
Prometí que cambiaría, y ese era el momento perfecto para empezar hacerlo. No más trabajo extra, no más regañadas de jefes, no más escribir. Solo sería yo y mi trabajo... mis pacientes.
Entre por la puerta grande con la mano de Itachi en la mía. Con Itachi Uchiha, el dueño de aquella clínica. Todos en aquel lugar, tenían la mirada puesta en nosotros. Por supuesto que sí, pensaran "¿Qué hace el jefe con esa tipa?" Soy rara, mi cabello me delata. Un rosa pálido.
-En media hora quiero a todos en la sala de juntas, tengo un mensaje importante que dar- dijo sin siquiera mirarlos y detenerse. Todos sabían a quienes se referían. A todo el personal. Solo que no sabían por qué razón. Y yo tampoco.
Entramos a su oficina, algo pequeña para ser el dueño. Aunque era cómoda y ordenada.
-¿Quieres un café?- pregunto llenando una copa, pero de Whisky.
-Una copa estaría bien.
-Creí que no tomabas- me tendió la copa que había llenado.
Lo tomé -No lo hago- ambos reímos -¿Para qué es la junta?- le di el primer sorbo.
-Para presentarte- lo dijo como si fuera lo más natural del mundo.
-¿A mí?- me reí -¿Por eso juntará a todos, haciendo que dejen su trabajo para conocerme? Es una locura.
-No lo es. Conocerán a mi nueva mano derecha.
-¿Qué?- ¿Escuche bien?
-Sí, quiero que me ayudes a crecer este lugar, y para eso tienes que ser mi mano derecha.
-¡Pero no sabe nada de mí! No sabe cómo trabajo o si soy buena en lo que hago. ¡No he atendido a un paciente en 2 años!
-Si no aprendiste lo suficiente, yo te enseño- se encogió de hombros.
-¡Itachi!
-Toma- me aventó una bata blanca -Ponte esto. Tienes que verte como una doctora.
Itachi se estaba ganando mi corazón. Cada vez que lo veía, me ayudaba en algo. A olvidar, a curar... a sanar mi corazón. No sabía cómo pagárselo. Lo único que podía hacer es decir...
-Gracias- susurré.
ESTÁS LEYENDO
Enfrentándome al amor © [En Curso] #2
Fanfiction[SEGUNDO LIBRO] Han pasado 2 años desde que Sakura se fue. Antes de que ella llegara a Kanoha, todos vivían tranquilos... dizque eran felices. Pero cuando llego, solo hizo que una pareja de cazados dudara de su matrimonio. Solo fue a revolver la mar...