Casualidades {flozmin}

Capítulo 31

JAZMÍN
Recorrimos el centro y los shoppings de la ciudad, vale decir que no me había comprado nada ya que era el primer día que paseábamos. Almorzamos en un bar y más tarde volvimos al departamento ya que la tía andaba dolorida pero no me quería decir de qué y tampoco iba a seguir insistiendo ya que el tío me advirtió con cara de "cortala". No entendía nada y estaba empezando a preocuparme, aunque no sea más que una confusión y si algo pasaba, se suponía que me lo iban a decir. Llegamos al departamento y se me dió por llamar a Flor mientras los tíos se fueron a tomar unas cervezas al balcón.
- Hola Jaz.

Su voz sonó como sorpresiva y no pude evitar sonreír.
- Hola. Como estás?
- Bien. Por allá como va todo?
- Genial, es muy lindo. Recién volvimos del centro y caminamos tanto que me duelen los pies. Por allá que onda?
- Me alegro! Acá ando con las chicas..

Asentí y ninguna de las dos siguió hablando. Se escuchaba la respiración de Flor un poco tensa, nerviosa.
- Jaz quería pedirte disculpas por el mensaje. Estaba borracha y te mandé cualquier cosa.
- No pasa nada Flor. Son cosas que suelen pasar. De verdad, no importa.
- Mmh bueno mejor. Ya te hiciste amigos? 

Ante la pregunta me puse a pensar y le contesté no muy segura.
- No, pero en el avión conocí a una azafata. Se llamaba Elena. Fue muy raro todo, más tarde te contaré pero nada más. No creo volver a verla.
- *Elenalga* Ah, mirá vos. *Me chupa* *Raba rápida* Perdón, perdón.

Flor celosa de mí, perfecto. Revoleé los ojos y la tranquilicé.
- Jaz, te tengo que dejar. No puedo hablar ahora.

Antes de poder aportar algo, me cortó y como era de esperarse, maldije. Los tíos me llamaron para que vaya al balcón. Tenían algo "importante" para decirme y me dirigí allí. Se los notaba tan preocupados que mi cara se transformó. Pasé de un buen humor a estar literalmente asustada. Presentía que algo no iba bien, que no encajaba una pieza en el rompecabezas.
- Jaz.. tomá asiento. Querés una cerveza? Te traigo. - habló Marco -
- No, gracias.

Me senté en una de las sillas de plástico mirando a Marco y Livia, como esperando que dijeran qué era lo que ocurría. Ellos tenían la mirada en el piso, lo cual yo observé fijamente a los dos. La tía, en cierto shock. Y el tío, parecía que andaba buscando las palabras hasta que rompió el hielo.
- No queremos preocuparte pero a Livia le descubrieron cáncer.

Al escuchar esas palabras, esa oración sentí que el mundo se me venía abajo. Mi cerebro volvió a procesar la maldita palabra, tan corta y de seis letras: Cáncer. No podía creer estar escuchando esto tan horrible, duro y devastador para mí. Se me vinieron a la mente recuerdos en la infancia con ella y el tío en Argentina, cuando me cocinaban mi comida favorita las veces que yo me quedaba en la casa de ellos cuando mis padres no tenían tiempo para ocuparse de mí, o cuando solíamos ir a la plaza juntos. Varias lágrimas no tardaron en salir. Como pude y con la voz quebrada pregunté:
- Cáncer de qué?
- De mama. - dijo Marco todavía con su mirada en el suelo. - Sabemos que te lo tendríamos que haber dicho antes. Estuvimos mal, lo sabemos. - repitió - Es que queríamos encontrar el momento exacto.. pero tu tía se estaba volviendo loca. Perdón.

Permanecí callada. Seguía en un shock y llorando.
- No.

Dicho esto me paré y caminé hacia adentro mientras la tía Livia pronunciaba mi nombre, pidiéndome que volviera pero no lo hice. Ahora, más que nunca necesitaba estar sola. No tenía ganas de ver a nadie y tampoco de entablar una conversación, ni siquiera con la pared. Lo único que quería era hacer un pozo en la tierra y hundirme.