CAPÍTULO 5

8.6K 678 465
                                    

Todo se fue a la mierda...

Buscaba en toda la Sala Común, tratando de encontrar el chico que me traía loco. No estaba por ninguna parte.

No sabía cuando, ni como... Primero estábamos bien, estábamos comiendo chocolate y todo. Pero... Todo luego se arruinó...

¡No fue mi culpa! Para ser sinceros, no sabía que se iba a enojar por el sólo hecho de robarle el chocolate...

Es que... Merlín, gritó tanto que hasta me preocupé por la garganta de mi niño. 

Para que sepan lo sucedido lo voy a resumir: Estábamos en el cuarto, ambos acostados comiendo chocolate hasta morir, o bueno... Sólo Draco, comía y comía chocolate, yo simplemente lo miraba.

¡No me dejó probar nada!.

Así que aproveché y el momento en el que fue al baño, comí un chocolate... 

Pero... Todo se fue a la mierda...

¡Draco contó los chocolates! Adivinó que le había robado uno, hizo un espectáculo y simplemente huyó...

Ahora lo estoy buscando para pedirle perdón, pero el maldito se esconde muy bien.

—Draco... Cariño, amor... Vamos, sal... —Dije buscando entre los armarios. Escuche pasos corriendo por las escaleras y al darme vuelta vi a Draco. Este me miró y corrió más rápido—. Draco, por favor...

—No me hables, inútil... —Dijo volteando a verme con un puchero. Siguió corriendo hasta llegar de nuevo al cuarto y encerrarse ne el baño, maldije por lo bajo.

—Cariño, lo siento... —me acerqué a la puerta y toqué dos veces—. Vamos, Dragón. Abre esa puerta, si quieres, cuando volvamos a Hogsmeade te compraré todo el chocolate que quieras...

—¿Todo el que quiera? —suspiré al escuchar la voz de Draco. 

—Sí, cariño. Todo el que quieras... —escuché la puerta siendo abierta y me alejé, la puerta se abrió poco y el rostro de Draco se asomó.

—¿Lo prometes? —preguntó, sus ojos de perrito. Maldita sea, el niño tenía el poder de tenerme a sus pies con sólo un chasquido de dedos.

—Lo prometo, Dragón... —Dije, Draco salió del todo y me abrazó. 

—Te perdono... —reí ante lo testarudo que había sonado eso. Tomé su barbilla y lo besé, instantáneamente me devolvió el beso, el sabor del chocolate aun se sentía en sus labios. Lamí su labio inferior provocando un suspiro de parte de mi Dragón.

—Si te hace sentir mejor, ya no robaré tu chocolate... —Draco me miró con confusión, así lo volví a besar, pero esta vez cortamente—. Prefiero probar el chocolate directamente de tu boca...

...

—¡Hermione! —El grito de Ron resonó por todo Hogsmeade, miré a mi amigo con reproche ante el espectáculo y él sólo se encogió de hombros. La nombrada miró a los lados antes de que su mirada recayera en nosotros y empezara caminar, arrastrando a Draco con ella.

—¿Dónde estaban, pesado de idiotas? Los estuvimos buscando... —Ron y yo nos dedicamos una mirada. 

—Bueno... Resulta y acontece que nosotros los estábamos buscando a ustedes —Dijo Ron, yo sólo sonreí.

—Como sea, Ron, vamos a las tres escobas. Harry, tú cumple la promesa que e hiciste a Draco. —Ron me miró confundido—. Muevete, torpe. —Hermione lo empezó a arrastrar.

—Esos dos son el uno para el otro... —Asentí de acuerdo con Draco, este tomó mi mano y me empezó a arrastrar—. Vamos, tenemos poco tiempo y quiero chocolate. 

Una vez en Honeydukes, Draco no paraba de tomar todo el chocolate que pudiera, creo que me pase con lo de la promesa... 

Tal vez sólo debí pedirle otra cosa, hasta podría haberle dicho que podía ser su esclavo, pero conociéndolo hubiera pedido esto, así que...

Hora de pagar. 

—Espero que me lo compenses, porque me vas a dejar en quiebra... —Susurré en su oído cuando salimos de la tienda, Draco se sonrojó y me golpeó con el codo.

—Cállate. ¿Vamos a Las Tres Escobas? —asentí sonriendo y fuimos hacía ya. 

Cuando entramos divisamos a Ron y Hermione, nos sentamos junto a ellos. Hermione abrió muchos los ojos al ver a Draco con todas las bolsas. Literalmente, tres bolsas en cada brazo.

—Eso si es aprovechar una promesa. —Gruñí mirando a Ron con reproche—. Draco, vas a dejar a Harry en la ruina. —Mi Dragón se sonrojó y reímos.

—Ya, no lo molesten. Mejor terminemos con las cervezas antes de que los demás se vayan sin nosotros. —Terminamos de tomar nuestras cervezas mientras charlábamos.

Cuando regresamos a Hogwarts, Draco corrió a la sala común como si no hubiera un mañana. Yo iba tras él como un perro faldero, pues la idea de él era comer todo de una vez y no quiero que se enferme. 

—¡Draco, abre la puerta! — Grité, había lleg''{ado detrás de él y me había cerrado la puerta en la cara—. Recuerda que dijiste que me ibas a compensar...

Escuche un gruñido del otro lado de la puerta y luego un Draco con la cara manchada de chocolate abrió la puerta, reí viendo como se lamía los dedos y me dejaba pasar. 

—Wow... —Fue lo único que pude decir, la cama de Draco estaba llena de chocolate, Draco había botado las bolsas y todos los chocolates se hallaban ahí. 

—Harry... —Volteando, como pude tome a la delgada figura de Draco antes de que cayera, el niño se había tirado encima mio sin darme la oportunidad de prepararme. Draco rodeo mi cuello con sus brazos y unió nuestros labios en un segundo,

Lamí su labio inferior llevándome chocolate, Draco abrió su boca dándome más acceso a esta, el sabor de chocolate permanecía en su boca. Apretando a Draco más contra mí, hice un recorrido con mi mano hasta llegar a su trasero y apretarlo, Draco soltó un gemido que provocó que sonriera en el beso. 

Caminé hasta mi cama aun con Draco en brazos y me senté con mi espalda en la cabecera, fue complicado, tropecé un par de veces pero no me llegué a caer.

—Torpe... —dijo soltando una risita, golpeé su trasero con mi mano, Draco brincó.

—Contigo encima no es sencillo caminar. —Tomando sus caderas lo empujé hacía mí y volví a atacar sus labios. Draco empezó a pasar sus manos por mi pecho mientras yo acariciaba su trasero.

El beso se empezó a intensificar, apretando una vez más el trasero de Draco, subí mis manos por debajo de su camisa empezando a acariciar su espalda, Draco empezó a empujar sus caderas haciendo que nuestros miembros chocaran, soltando un gemido se separó del beso, dejándolo descansar para que recuperara el aire empecé a besar su cuello, chupando y mordiendo, dejando una marca. Draco siguió creando fricción, estaba a punto de quitar su camisa cuando una voz nos interrumpió.

—¡¿Qué están haciendo, puercos?! — Draco saltó en su puesto, antes de abrazarme y ocultar su rostro en mi cuello. Miré con reproche a Ron.

—¿Tú que crees que estamos haciendo? —Ron me miró con una ceja alzada. 

—¿Por qué lo hacen aquí? Por lo menos un hechizo hubiera servido... Pervertidos —Draco soltó una pequeña carcajada—. Draco, ¿de qué te ríes tú? Me acaban de perturbar... —Salió dando un portazo. Draco se levantó y fue al baño.

—¿No quieres que te ayude? —Grité, recibiendo como respuesta el portazo de la puerta.

Genial.

Gracias, Ron. Ahora tengo que soportar una erección... 







¿Ese es Draco?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora