El llanto del pequeño Sam se escuchaba por toda la casa cuando Nina llegó a su habitación para tomarlo en brazos.
—¿Qué pasa mi amor? ¿Aún tienes hambre verdad? —Le pregunto Nina con dulzura mientras acunaba a su bebé en sus brazos. —Era la copia exacta de Ian. Sus mismos ojos, su cabello e incluso podía decir también que su sonrisa. De pronto la tristeza la embargó.
La cena había estado de lo más incómoda por parte de la pareja. Nina no le dirigió la mirada ni una sola vez a su esposo, no hubo palabras cariñosas, ni besos. Natalie podía sentir la tensión, el dolor y la tristeza que embargaba a sus padres, ella estaba segura que amor todavía existía y lo sabía porque en toda la cena prestó atención al ojiazul quien en ningún momento dejó de mirar a su madre con añoranza así ella lo hubiera ignorado. No dijo nada sobre lo ocurrido, ya tendría tiempo para hablar con su padre y cuestionarlo, aun se le hacía difícil de creer que había engañado a su madre con la secretaria, había algo turbio ahí y no descansaría hasta averiguarlo.
—¿Por qué papá y mamá no se hablan? Ya no están tan cariñosos como ayer. —Preguntó la pequeña niña a su hermana mayor mientras esta la arropaba con su cobija.
—Ya sabes cómo son los grandes pulguita, están molestos pero tú no tienes que sentirte mal por eso, ¿de acuerdo? —Nian asintió con una sonrisa y se acomodó en su cama.
—Nat, ¿podrías dejar la luz encendida? —Pidió la pequeña antes de ver salir a su hermana de la habitación.
—Claro que sí, ahora descansa. —Dijo para después salir de la habitación.
—Esperaré a que mamá y papá me den mi beso de las buenas noches. —Musito la pequeña esperanzada.
Nina había bajado con el pequeño en brazos, se lo había colocado sobre la cadera mientras bajaba apresuradamente los escalones para ir a la cocina y prepararle la mamila. El teléfono comenzó a sonar, la morena quien miró el reloj pegado a la pared de la sala de estar, se preguntó quién podría ser a esa hora. Al cruzar por los sillones se percató de que Ian se había quedado dormido en uno de los sofás. Descolgó el teléfono sin apartar la mirada de su pequeño hijo quien se encontraba entretenido con una de las tiras de su camisón de seda color negro.
—¿Diga? —Dijo esta vez mirando a su esposo plácidamente dormido.
—Ian. Soy Emily mi amor, te estoy esperando como acordamos. —Nina sintió un pinchazo de dolor en su pecho. No le bastaba con lo que había visto en su oficina, ahora esa mujer tenía el descaro de llamar a su casa en busca de su esposo.
—¡Como te atreves a llamar a mi casa, zorra! —Dijo la morena fuertemente provocando que el pequeño Sam se asustara.
—Ah, eres tú. Lo siento querida, pero no es contigo con quien quiero hablar. Pásame a Ian. —Ordenó la pelirroja mientras hablaba desde su móvil metida en una tina de espuma.
—No te lo pienso pasar, si tanto interés tienes en hablar con el llámale a su celular. —Dije con rencor.
—Eso no me servirá de nada porque su celular lo olvidó en la oficina y no lo culpo, estábamos de lo más entretenidos hasta que usted apareció.
—Eres una descarada, una cínica sin moral ni clase. —Escupió Nina con asco.
—Simplemente le di lo que él me pidió. Lo que por lo visto usted señora no le da en su casa. —Dijo la pelirroja mientras se acomodaba el cabello con cuidado de no mojarlo.
—No vuelvas nunca más a llamar a esta casa ¿me oíste? ¡Zorra! —Gritó antes de colgar lo cual causó que Ian despertara y Sam comenzara a llorar.
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SANGRE DE MI SANGRE [Crisis Matrimonial] Nian
FanfictionCinco años han pasado desde que la familia Somerhalder logró tener esa estabilidad y felicidad que tanto desearon. Las cosas han cambiado desde entonces y ahora Ian y Nina están atravesando por una crisis matrimonial. El trabajo de ambos, la crianza...