Capítulo 3

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Abrí los ojos poco a poco, sabía que había dormido pero me sentía cansada. Todo estaba en silencio y oscuro, por lo que supe que era de noche y la luna iluminaba un poco el lugar. Mire a mi alrededor y descubrí que me encontraba en una habitación. Dónde estaba? Qué había sucedido? Como había llegado aquí? No tenía las respuestas a estas preguntas. Lo que si sabía era que me encontraba sola en una habitación que yo no conocía. Respire profundo, tratando de arreglar mis pensamientos y recuerdos. Nada, mi mente estaba totalmente vacía. La habitación olía a madera pero con un dulce aroma a rosas.

Estaba acostada en una cama suave de tamaño normal de madera. El colchón era muy confortable con sabanas suaves blancas según pude ver a pesar de la escaza luz de la noche que provenía de la ventana. Note que había una mesita de madera junto a la cama donde había una lámpara blanca con pequeños brillitos dorados. Del otro lado de la cama se escuchaba un sonido que ya lo había escuchado antes. En otra mesita de madera se hallaba sobre ella un reloj, eran las 5 de la mañana. “Muy temprano” pensé. El sonido era la alarma del reloj, me moví rápidamente y lo apague.

En la habitación también había un escritorio de madera pulido con su respectiva silla, la cual se veía cómoda. Había un armario, dos puertas, una gran ventana con un asiento debajo de ella. Cortinas largas y casi transparentes, que claramente dejaban ver el asiento. Me levante de la cama y fui directo a la ventana para poder observar los alrededores. Solo había arboles y más arboles. Capaz no dejarían entrar los rayos del sol en un día de verano y si alguien quisiera buscarnos desde un helicóptero, les sería inútil ya que los arboles ocultaban perfectamente la casa. Muchas ideas cruzaron por mi mente, lo que me hicieron sonreír por lo bobas que sonaban. Miré fijamente lo que había cerca de la casa, para poder hallar algo que resultara familiar o por lo menos saber dónde me encontraba. La ventana de la habitación donde me encontraba daba justo a la parte de atrás de la casa porque había un pequeño patio con una parrilla, una manguera cerca de un jardín, herramientas de jardinería junto a una pequeña casita o cuarto, supuse que era una bodega. La casa era toda de madera, de dos pisos, y mediana. Estaba en una casa en medio del bosque.

Ahora mis preguntas eran otras y una más intrigante que otra. Quién me había traído aquí? Y, quién estaba en la casa conmigo?. Camine al escritorio para buscar más información pero solo encontré lo normal, hojas, sobres lápices, libros, nada interesante realmente. Busque en los cajones de las mesitas junto a la cama pero fue la misma respuesta, nada. Era una común habitación, nada fuera de lo normal.

Mire de un lado a otro la habitación y recordé que no había abierto el armario que estaba a los pies de la cama. Me acerque rápido a él. Cuando lo abrí, descubrí ropa dentro de él. Algo normal para un armario. Pero, de quién era la ropa? Había una chaqueta negra, un par de jeans, una blusa roja y un par de botas. Solo había una muda de ropa. Olía a limpia. Recién las habían lavado. Rápidamente me mire de pies a cabeza y estaba vestida con pantalones blancos y una camiseta azul. Me quedaba algo grande pero me cubrían. Por lo que la ropa del armario, debía ser mía.

Junto al armario había una puerta que estaba media abierta, la empuje un poco para abrirla por completo. Era un baño. Me encontraba en una casa normal. Así que la otra puerta que había en la habitación era la que me llevaba hacia otros lugares de la casa.

Escuche ruidos provenientes del otro lado de la puerta. Corrí hasta la cama. Me tape, y me hice la dormida. No sabía por qué lo hacía pero pensé que era lo más seguro que uno podía hacer en estos momentos. No sabía dónde estaba ni con quienes me encontraba y lo que más me preocupaba era saber en qué situación me encontraba. Me vire dándole la espalda a la puerta y escuche como los ruidos iban acercándose. De pronto giraron la manecilla de la puerta de la habitación y la puerta se abrió muy despacio y la cerraron al instante. No sabía si solo la habían abierto y cerrado, o alguien había entrado pero la habitación no se sentía tan vacía como cuando me levante. Sabía que alguien había entrado pero no sentía miedo y no sabía el por qué. Solo quería que lo que había entrado no me hiciera daño.

Memorias OlvidadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora