Capítulo 5

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Todo estaba oscuro, no se podía ver absolutamente nada. Trate de levantar mi brazo para sentir mi alrededor pero no pude moverme. Qué estaba pasando? Mis brazos estaban pegados a mi cuerpo, inmóviles. No podía respirar profundamente, algo lo impedía. Mis piernas estaban muy juntas de lo normal, difíciles de mover. Mis manos podía moverlas pero con dificultad, como si ellas fueran las únicas sueltas de una prisión de cuerpos, pero al estar muy cerca de mis piernas, la movilidad era inútil. Pude sentir que me encontraba recostada sobre un piso arenoso, ya que mis manos lograron sentir lo que había debajo de mí.

Fue ahí cuando me di cuenta que estaba amarrada. Llevaba una especie de soga en mi cuerpo para sujetarme los brazos y piernas, aunque eran mas pesadas. No podía ver nada por algo que rodeaba mi cabeza. Intente mover con fuerza mis brazos pero fue inútil, lo único que logre fue quedar adolorida. Moví mis piernas lentamente para buscar algo útil por ahí. aunque estuvieran amarradas podía moverlas como una sola. Así que busque algo pero nada. No había nada a mi alrededor o por lo menos eso pensaba, ya que no podía toparme con algo.

Respire para calmarme un poco y así pensar rápido. Qué podría hacer en esta situación? por lo que se me ocurrió ayudarme con lo que tenia. No me moví, me quede inmóvil como un objeto sin vida. Me puse a escuchar detenidamente mi alrededor, al menos eso debía ayudar. No escuche nada al principio pero cuando puse más esfuerzo en mis sentidos escuche personas hablando a lo lejos. Luego pisadas que se iban haciendo más cercanas. Silencio. De un momento a otro, sin escuchar caminar a alguien acercarse llego un sonido en seco a mi lado. Empezaron desamarrarme, primero las de mis piernas y luego las de mis brazos, al final me sacaron lo que tenia en mi cabeza. Todo estaba muy claro y no podía ver con claridad. No se cuanto tiempo habré estado con la cabeza cubierta, pero no podía acostumbrarme a la claridad del lugar. No estaba muy claro porque la única fuente de luz que veía se movía, supuse que podría ser de un vela prendida. La persona que estaba junto a mi me tapo la boca rápidamente con su mano, ya que había intentado hablar.

Cerré y abrí mis ojos varias veces. Al fin después de cinco veces de hacerlo mis ojos se acostumbraron a la luz de la pequeña e insignificante vela. Mire al frente y estaba en una especie de carpa, como en un campamento militar. Había una mesa con una vela encima y papeles. El lugar en sí estaba lleno de cajas por todos lados. Mire a la persona que tenia alado y me sorprendí al verlo, era Ethan. Qué hacia él aquí? pero me alegraba tanto que él estuviera aquí.

– “Vamos! No tenemos tiempo” – Empezó a decir él. – “Estas muy débil. Te puedes poner en pie?” – me pregunto

– “Ehh… si. Supongo que sí” – le respondí. Me puse en pie pero tambalee un poco. Él se levanto rápidamente y pudo sostenerme. Me ayudo hasta que pude sostenerme sola.

– “Bueno. Estas más débil de lo que pensé. Será mejor que estés siempre a mi lado, es hora de partir” – dijo mirándome fijamente y con su mano moviéndome la cara de un lado a otro como analizando el color de mi rostro. Me soltó y se dirigió a la entrada de la carpa para asomarse. Me quede en silencio y seguí sus instrucciones ya habría tiempo para que me dijera que había pasado.

Salidos en silencio de la carpa y observando a nuestro alrededor. Había hombres afuera con armas junto a un carro militar, en el cual tenia un símbolo extraño que nunca había visto. Nuestro país me había secuestrado?, qué había hecho para que pasara esto?, la verdad no me importaba ahora mucho el asunto, sólo quería salir viva de esto. Mientras más caminaba, más débil me sentía como si estuviera enferma o muy lastimada. Sentía como si de pronto me desmayaba pero debía ser fuerte, aunque no me sentía bien debía seguir adelante y no ser un estorbo para Ethan, ya más de lo que era.

Llegamos a un lugar apartado de todas las personas tratando de ocultarnos de ella. Ethan me decía que debíamos seguir avanzando en silencio y sin dejar que nadie nos encuentre. Cuando comenzó a decirme que a partir de este camino estaríamos a salvo, sentí alivio. Mi cuerpo me pesaba y todo me daba vueltas, me sentía cansada y agotada. Él me preguntaba cosas pero no podía habla, lo único que pude hacer con las fuerzas que me quedaban fue cogerlo del hombro. Él se dio la vuelta para verme y caí desmayada.

Memorias OlvidadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora