Capítulo 6- Un verdadero paso

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Cayeron al suelo.
Al fin habían conseguido derramar gotas de sangre, pero las heridas fueron mínimas.
El sudor salado y la sangre era una mala combinación ya que escoció como si mezclaras una herida con limón. Que por cierto, era una de las torturas de los ANBU de Konoha a pesar de no ser muy efectiva.

Sus respiraciones estaban agitadas, igual que sus corazones.
Aquel entrenamiento duró demasiado y ni siquiera hubo un ganador.

—Seré más poderosa que tú— dijo la Uchiha para provocarle.

El Uzumaki solo rio. Después se levantó con algo de dificultad. Apenas eran las doce de la mañana y sus piernas ya temblaban.

—¿Eh? ¿Dónde vas?

El chico extendió su mano para ayudarla a levantarse, la cual ella aceptó.
Al hacerlo quedaron cerca. Muy cerca.
A pocos centímetros las respiraciones de ambos podían chocar o mezclarse. Todo dependía del poco aire que emanaba el día.
Sus ojos eran una combinación perfecta sobre el color, podrían formar un simple arcoiris especialmente para ellos.

—Bo...— ni siquiera siguió hablando. ¿Para qué? Calló pensando que si decía algo podría estropear aquel momento.

Sus manos aún estaban sujetas. Entrelazaban, pero siendo piezas de rompecabezas distintos.
Y es que ambos eran desiguales, no tenían nada igual excepto aquella mirada que mostraba amor mutuo.

—Apestas a sudor— rio el Uzumaki.

¿Por qué calló en aquel momento? Estaba claro que él era un Dobe. ¡Era imposible que se tomara algo en serio!
Se deshizo de su agarre para coger sus cosas. Comenzó a caminar hacia casa, o quien sabe, quizás a la biblioteca o a preguntarle a Shino-sensei sobre sus lecciones de los Aika.

—Eh, espera, ¡era bro-

—Baka-Boruto, fue un error enamorarme de ti— dijo sonriendo.

Boruto rio.

Por suerte sabían leer los tonos de voz y bromear sin prejuicios.
Aquella vez no fue una excepción. Sabía que la Uchiha estaba diciendo lo contrario en aquel momento.

Se separaron en aquel entonces.
La Uchiha siguió su camino por las calles de Konoha. Todos la miraban y ya sabía por qué. ¿O acaso era su nuevo peinado?
Rio ante aquel pensamiento.
No le importaba lo que decían, no le importaba nada. Sólo era palabrería.
Ni Sasuke es un traidor ni Sakura lo es.
Ellos fueron héroes junto a más shinobis, ¿por qué se limitaban a hablar sin saber toda la historia?

—Eh, ¡Sarada!— Chocho se acercó a su amiga. Su figura seguía igual de voluptuosa como de costumbre haciéndola más sexy que a muchas. Aquella pelinaranja siempre tuvo un no sé qué que provocaba a muchos chicos de la aldea, igual que Sarada, Sumire y Himawari. Las cuatro eran muy populares entre los hombres—. Estaba yendo a comer a una barbacoa. ¿Te apuntas?

—Bueno...— no sabía si debía actuar con prisa. Cada acción que hacía tenía una consecuencia en un futuro. Su madre me estaba pidiendo ayuda y ella seguía en la aldea. Sin embargo, no podía hacer más. Tenía que ser paciente y hacer que el tiempo transcurra hasta que llegue la señal de partir—. Está bien. Además, tengo cosas que contarte—le sonrió.

La Akimichi se ruborizó al ver cómo su amiga sonreía. Su piel estaba más brillante que de costumbre.

—¿Ya lograste dormir?

—Sí— sus mejillas volvieron a pintarse de un color carmesí. ¿Todo por qué? Todo porque pensó en aquel chico. Si era a su lado las pesadillas desaparecían—. Te invitaré yo, ¿te parece bie-

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