× Seis ×

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Otra vez me encontraba en el comedor a la hora del almuerzo. Mis amigos hablaban sobre los artículos que estaban por lanzar a su periódico. Y ¿yo? Comiendo del plato de mis papas fritas, era uno de mis platillos favoritos, llevaba en total tres.

— ¿Tú que opinas, Bulma?

— ¿Eh? ¿Sobre qué? —  pregunté, estaba tan distraída en mi comida y son de esas veces que no estás al cien porciento atenta en las pláticas de tus amigos. Ellos solamente parpadearon varias veces

— Ah. Sobre que mañana es el campamento de Biología ¿No estás emocionada? ¡Será genial!

— Claro, jamás he ido a un campamento, será una aventura estupenda — Dije con entusiasmo. Hoy tenía que hacer mis maletas y mañana por la mañana nos íbamos a ver en la escuela. Estaba ciertamente nerviosa por aquella expedición.

— Ay Bulma ¿Si quisiste regresar? — la chillona voz de Marcarita me hizo dejar de comer mis papas. Alcé la vista nada más para poder demostrarle que esa agresión de hace unos días no me iba a dejar tirada en la cama, necesitaba mucho más que eso.

Le regale una de mis sonrisas.

— Hola ¿Margarita? ¡Ah! es qué tú nombre es tan raro ...  ¿Por no debí regresar? ¿Por tus niñerias como tirarme? ¡Uh! Necesitas más cariño para hacerme sentir y déjame decirte que una vez que me hagas tú enemiga no será fácil que te deje.

— Es Marcarita, idiota. Y ya veremos.

Ella y Vados se fueron con sus charolas llenas de comida a su mesa junto con sus amigos. Milk y Goku comenzaron a reír con impresión y burla.

— La has puesto en su lugar ¡Así se hace!

Las clases del día fueron tan aburridas como siempre lo único emocionante era el campamento de mañana y que se suspendan clases. Después viene el magnífico fin de semana que por cierto el tiempo se pasa volando en esos dos días. En toda el día no pude ver a Vegeta más que entre clases.

En la salida, me puse mis patines para irme a casa, Goku se había ido temprano por qué le dolía un poco el estómago, había quedado con Milk de ir a su casa en la noche para llevarle unas galletas. Dándole comida a Goku, era que te amará siempre

Cerré mi casilla y puse mi contraseña de números.
Hasta que oí unos murmullos en el pasillo, mis cejas se alzaron con curiosidad, patine hasta la enfermería dónde la voz de la mujer se escuchó al igual que la del director, espera a que ambos salieran, la enfermera Uranei y Roshi salieron unos minutos después de lo que era un buen regaño.

— ¿Vegeta? — murmuró al verlo sentado en la camilla. Él me mira y después me sonríe.

— ¿Qué haces ya tan tarde aquí, niña?

— Esperando para que digas quién te muele a golpes. ¿Con quién has peleado? — pregunte mientras examinaba sus heridas en el rostro. Toqué con las yemas de mis dedos una en su ceja

Vegeta empujó bruscamente mi mano.

— Tss. ¿Importa?

— Si, para que yo mañana lo mate — le guiñe el ojo, Vegeta se sonrojo ¡Se había puesto colorado! Vaya, jamás lo había visto de esa forma tan adorable.

— Me gustaría verte pelear con Bills.

— ¿Quién demonios es Bills?

— Mejor amigo de la dos imbéciles. ¿Captas?

Puse un semblante de enojo ¡Ese par de mensas! Habían ido de soplonas con la amenaza de Vegeta el día que me humillaron pero de algo más me di cuenta, Vegeta se había peleado ¿Por mí? Tuve que reprimir la sonrisa que se quiso formar en mis labios. Observé el golpe debajo de su labio inferior

Bad romance × Vegeta ×Donde viven las historias. Descúbrelo ahora