× Dieciséis ×

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Casi siempre yo estaba leyendo novelas románticas cuando estaba esperando la ropa en la lavandería. Ahora lo único que hacía era estar mirando la televisión que tenían en el demostrador, con un programa lleno de humor.

— No sabía que estabas aquí.

— Si lo estoy desde hace quince minutos.

Respondí dejando de ver la televisión pero ver a Zangya con un canasto rosa de ropa. Estaba del otro lado de las lavadoras y secadoras.

— ¿Te mandó tu madre?

— Bueno, ya que estoy aquí tengo que cumplir con ciertas obligaciones de casa — tuve un ligero encogimiento de hombros. La pelirroja se sentó a mi lado, lista para iniciar una charla.

Encendió un cigarrillo, mis ojos fueron a parar hasta un letrero en la entrada con el dibujo de un cigarro y un tache encima de él.

— Está prohibido — susurré.

— ¿Y? La que está vigilando no está, todo está muy solo — me sonrió dándole otra calada a su cigarro, bueno me lo esperaba de ella.

Zangya ¿Como poder empezar para describirla? Su cabello teñido de rojo zanahoria, su piel blanca pero aveces su bloqueador solar la hacia verse de un tono verde levemente. Usa siempre ropa muy ajustada para que se remarque su buena cintura hecha a base de puro de ejercicio. Por las mañanas siempre escucho que antes de irse a trabajar va al gimnasio, donde conoció a su ahora esposo, él era su entrenador personal.

Huyó de su casa a los quince y se fue con su novio de dieciocho, vivió hasta los veinte con él en un remolque sucio, teniendo así dos abortos, a los veinte consiguió vivir con una tía suya y ahí fue dónde conoció a Jace en el gimnasio.

Cinco años de matrimonio.

Zangya se vestía de dos formas, como un golfa sin remedio o como una ama de casa amable.

Solamente como está ahora vestida a mi lado, con sus pantalones holgados igual que sus blusas y su cabello amarrado en un chongo.

Según ella, los jueves son para atender la casa en cuánto a su limpieza y eso. Los demás días es una ninfómana que solo fuma marihuana con su esposo, Jace va a trabajar al gimnasio, ella trabaja en un spa. Lo único que consiguió.

— Te decía, todo mi clóset está lleno de lencería súper sexy, con disfraces de fantasías sexuales.

Me puse roja ante su sinceridad conmigo.

— El mío está lleno de ropa normal con ropa interior normal — mencione observando como su rostro se componía ahora en diversión.

— ¡Ajá! No seas mojigata Brief. ¿Nunca has...

— ¡Zangya! — la regañe — ¿Por qué todo es sexo contigo?

Antes de que me pudiera decir algo más, mi teléfono comenzó a sonar insistentemente, cojí la llamada tan pronto encontré mi celular.

— ¿Qué? — pronuncie con voz cansada

— Han dado las pruebas, esta mañana se lo han notificado a Tapion, estoy aquí, mañana es el jodido caso — Vegeta. Reconocí su voz inmediatamente, me puse totalmente rígida.

— Sí... Mañana es el juicio ¿Dónde estás?

La llamada se cortó. Zangya me ve como si fuera algo raro pero la verdad es que se muere de la curiosidad de saber que es lo que ocurre, la secadora aviso que todo está listo. Saqué la ropa y la puse en el cesto. Tenía que ir a casa.

Bad romance × Vegeta ×Donde viven las historias. Descúbrelo ahora