Capítulo 56.

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[ ¿ Un mes ?
.]

La chica nueva mira a sus ambos lados; por el derecho se encuentra su compañera de clase, Luciela, y por el izquierdo... vacío, desde que fui ingresada. Ese asiento estuvo vacío.

Ese asiento pertenecía al supuesto hermano asesinado por Ain, quien salía en libertad dentro de aproximadamente un mes. La chica mira nuevamente el asiento de su izquierda, soltando un suspiro sospechoso para los oídos de Lu.

Hey, ¿en qué piensas tanto? Pareces estresada, ¡hmm!

Lu-ssi, a decir verdad... Baja la voz repentinamente y se acerca al oído de la albina, quien se aproxima un poco más para facilitar el trabajo de la recién llegada. ... Elsword sigue vivo.

¿¡CÓMO!? Y todo el salón se volteó a verla, para avergonzarla por completo.

¿Así o más alto? Se burla la otra.

P-Pero explícame. Exije saber la albina clavando sus ojos y bajando su tono de voz.

Ahora mismo, en este lugar, no es un buen momento para revelar secretos.

¿Durante el receso? Sugiere Lu.

No me es posible, tengo planes. Dice mostrando una simple sonrisa y abandona la conversación, dejando en visto a la de ojos azules.

Más confundida que nadie, Luciela no sabe si compartir ese secreto con alguien. Es más, ¿por qué se lo habrá dicho a ella? Lu no tiene nada que ver en esta historia, ¿verdad?

El celular de la pequeña interrumpe sus pensamientos y, yendo a escondidas de los profesores que iban a sus clases por el pasillo, desbloquea su móvil a escondidas. Ve un mensaje apareciendo en la pantalla de notificaciones; pulsa sobre dicho mensaje para abrirlo.

Desconocido.

"Lu, ¿cómo te va la vida estudiantil? ;)
Siento que hayas olvidado tu vida anterior tan fácilmente, pero no tuve opción. Siendo una mujer tan jóven, no pude dejarte morir.
Espero que estés cómoda con tu cuerpo actual, ¡aunque siempre puedes volver a mi consulta si te desagrada! :)"

La albina repasa el mensaje un par de veces y ensancha sus ojos, preguntándose quién era esa persona y de qué demonios hablaba. ¿Vida anterior?, ¿cuerpo? Más misterios ocultos surgían de la nada, aunque en el fondo, todo estaba planeado.

Hoy hace un buen día, ¿no crees? Murmura el compañero de al lado de Luciela; Ady Kim, el conocido primo de Add Kim. Uno de los que repetían curso ese año.

Sí... ¿supongo? Viendo a dónde iría la conversación, Luciela echa un vistazo por la ventana y nota la gran mezcla de colores entre un naranja rosado y un verde océano chocándose el uno contra el otro bruscamente. Wow...

🍒

Era hora de salir del closet. Ara estaba dispuesta a cometer su mayor error en la vida, pero no podía evitarlo, necesitaba sacarlo a fuera. Si el vaso se llenaba demasiado de agua, se volcaría y todo el contenido estaría esparcido por la superfície.

Repitiéndose una y otra vez: "yo puedo hacerlo", rozó suavemente el timbre de aquella casa que transmitía un ambiente tan apagado. Algunas cintas de la policía seguían ahí, entre los árboles del fondo.

La azabache tragó una gran bocanada de aire para después expulsarlo al mismo instante en que reunía todo su valor en la punta de su dedo mientras pulsaba el timbre.

A los tantos segundos, con el corazón en la boca, la puerta principal se abrió. Ara Haan observó a una pelirroja mucho más sonriente que las últimas veces en que la visitó, ya meses atrás. ¿Lo habría superado?

Ara, no me esperaba tu visita. Entra, pasa. Invita Elesis echándose a un lado para que ella pudiera pasar. Su sonrisa era tan abierta y desnuda que causó un sentimiento de temor en la azabache.

Disculpen las molestias. Murmura suavemente la recién llegada al hogar de los Sieghart.

Las luces de las habitaciones estaban todas encendidas; las del salón, las del baño, las del pasillo, las de la cocina... Aunque Ara admitía que se sentiría más espeluznante si estuvieran todas apagadas.

Mis padres no se encuentran en casa, ya sabes, comercios con otros países. Explica la de ojos rojos ante la situación, y acto seguido, se encamina en dirección a la cocina. Espérame en el salón, prepararé un té. Avisa la chica y la invitada hace caso de sus palabras.

Pero al entrar a dicho salón, simplemente sus ojos se abren a más no poder, su boca se convierte en un gran cero y su rostro se retuerce en una expresión de espanto.

Alguien ya se encontraba dentro de esa sala, acomodada en el sofá y, al ver a dicha invitada, estira su brazo para sostener el mando a distancia y apagar la televisión.

Hola Ara, tiempo sin verte. Una sonrisa brillaba sobre sus labios mirando a la ojimiel.

Cortavenas. | ElswordDonde viven las historias. Descúbrelo ahora