2. ¿Puedes dormir conmigo?

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Es sábado noche.
01:35

Pub Amnesia.

Estoy tirada en el sofá del pequeño reservado del pub en el que trabaja Jonás, gracias a él conseguimos tener un reservado todos los findes.

Llevo como 10 copas, y creo que empiezo a sentir un cosquilleo de euforia y a la vez nauseas, tal vez no haya sido una buena idea mezclar mis pastillas de la "alegría" y todas las aspirinas con alcohol.

No sé qué coño hacia sentada en ese sillón viendo a mis amigas hacer tonterías con la shisa que nos habían invitado. Tenía que aprovechar esta noche, y iba a disfrutarla.

Cogí mi copa de cristal, me la acabe de golpe y decidí coger del brazo a Agatha y llevarla a bailar en medio del pub.

La alta música hacia que todo fuera mucho más borroso y sabía que la gente se giraba a verme gracias a mi cara de drogada que llevaba en ese momento. Pero me daba igual, esta semana ha sido una mierda y quería olvidarme un poco de mi vida por un momento.

Pusieron esa canción que hace que todos griten a su inicio y cantamos al unísono a gritos.

Yo no suelo escuchar las canciones que ponen en las discotecas pero esa era mi canción, además el subidón de la mezcla de alcohol y pastillas hacia que no pudiera parar de salta y gritar.

De un momento a otro note que había pisado algo mojado y me resbale pegándome con una silla cerca, en eso que note como alguien me sostuvo antes de que mi cara chocara con ese suelo húmedo.

Me gire y vi una cara familiar, espere a que mi vista dejara de estar borrosa para saber la cara de ese héroe que había conseguido que no me partiera la cara en ese asqueroso suelo.

Era Jonás con su uniforme de trabajo, que le quedaba bastante bien. Una camisa blanca con una corbata y unos pantalones a su medida.

Todo era mucho más atractivo cuando tomado un par de copas.

-Gracias Jonás – intente ponerme normal para que no notara mi embriaguez.

-Dafne ven fuera conmigo, necesitas tomar el aire – me contesto preocupado, y me saco del pub suavemente del brazo.

El aire era extremadamente frio, yo salí sin coger mi chaqueta, pero aunque llevaba un vestido negro de tirantes no sentía frio.

Él se quedó mirándome, pero yo no preste mucha atención, solo miraba al cielo, a esos pequeños puntitos de luz que llamamos estrellas.

-¿Crees que hay alguien viendo todo lo que hacemos desde arriba, como no se... como Papa Noel? –pregunte misteriosa, sé que era una pregunta absurda, pero cuando vas ebria es cuando más mística te vuelves.

-Pues teniendo en cuenta que no creo en na...- le tape la boca sin despegar la mirada del firmamento.

-No me esta hablado tu corazón, solo me dices todo con tu calculador cerebro -le toque la frente con el dedo índice.

Él se quedó pensativo unos segundos.

-Es coña –dije riéndome a carcajadas- yo tampoco creo en nada, sé que todo no está místico, porque todo es muy palpable y...- antes de acabar la frase mi estómago hizo un ruido extraño.

-O no...-dijo el mirándome asustado y sabiendo que significaba.

Colapse.

Me puse a vomitar toda la entrada del local.

Jonás me recogió el pelo y cuando termine, me cogió rápidamente, y me metió en el coche con una bolsa.

-Te tengo que sacar de aquí – dijo sacando el coche de estacionamiento.- Si mi jefe se entera que eres tú, la que has vomitado en la puerta de su local te denunciara.

-Me da igual -dije con los ojos cerrados- ahora mismo me da todo me da igual.

-Oye, ¿dónde está tu casa?

-No tengo ni idea – dije sin parar de reírme.

Jonás resoplo, el sabía que estaba tan ebria que no sabría indicar ni donde estaba mi casa.

-¿Quieres dormir en mi casa?- pregunto con timidez.

-Bien...- a mí me dio igual solo quería dormir.

Llegamos a su casa, el me indico donde estaba su habitación, también me dio una camiseta suya y un pantalón de pijama que me venían muy grandes.

Él obviamente me contó que iba a dormir en su pequeño sofá para mi comodidad.

Me acosté, el apago la luz y cerro mi puerta suavemente.

De un momento a otro, cerré mis ojos y me puse a dormir.

Empecé a soñar algo muy extraño.

(Música: The Autopsy of Jane Doe/ Let the sun shine in)

Yo estaba en una habitación de un rosa muy claro, en esa habitación había dos sofás viejos, y sonaba por un altavoz música clásica parecía a la que tenían los juguetes de los años 50.

Empecé a sentirme incomoda, la música se aceleraba y comenzaba a ser tenebrosa.

La luz se apagó y comencé a gritar ayuda.

Una a una las pequeñas bombillas explotaban dejándome poco a poco a oscura haciendo que mis lágrimas cayeran por mis mejillas.

Y antes que se apagara la última luz vi abrirse la puesta y de ella se vio una mano llena de sangre.

Se apagó la luz.

Desperté gritando y llorando sin medida. Jonás estaba enfrente de mi preocupado intentando que me despertara.

Abrí totalmente los ojos y volví a la realidad calmándome.

-¿Estas bien? – me pregunto preocupado y limpiado las lágrimas de mis mejillas.

-¿Puedes dormir conmigo?

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