6.¿Realmente lo he olvidado?

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¿Qué coño me pasa en la cabeza ahora mismo?

Ayer rompí mis propias normas, rompí con todos los años aprendiendo que enamorarse era un error, aprendí a ser un poco fría con la gente, tenía miedo que yo diera más de mi tiempo que ellos del suyo, hice todo para no sentir dolor, drogas, alcohol, chicos que no me convenían, todo para poder olvidar un dolor indescifrable. La verdad es que a veces me sentía rota pero sin saber el origen de esa depresión. Creo que es todo peor cuando es una confusión continua, tantas preguntas en mi interior que hacen que me pierda en mis pensamientos. Me reconcome la duda, pero que podía hacer... Algo dentro de mí me indicaba que la verdad era peor que este vació en mi interior.

Hice y haré todo para no sentir nada, prefiero esa sensación de vacío.

Era insípida.

Tal vez tenga miedo a sentir cariño por alguien, tal vez sea cosa de los genes, costumbres, traumas...

Quien sabe...

Tal vez me ingresaron en esa clínica tabú para extirpar el poco sentimiento hacia la vida que tenía cuando era adolescente.

Espera un momento, creo que me yendo por las ramas un poco. Toda esta mierda para descubrir si estoy enamorada.

Vamos Dafne no te lo crees ni tu... Solo has compartido una noche con el -me recordé a mí misma.

He compartido bastantes noches con chicos que parecían dioses y ninguno me ha ilusionado para volver a quedar con él.

¿Por qué este iba a ser diferente?

Ha venido este chico sin pensar solo en mi físico, y me ha hecho sentir especial, me ha engatusado perfectamente. Así que ahora a pasarlo bien jugando el uno con el otro, y luego tan amigos.

Hace mucho tiempo que estaba sola y amargada, no creo que me haya enamorado en un día.

Vamos que no tengo 12 años, no es tan fácil enamorarme, ayer estaba baja de defensas y es tan tierno conmigo que es normal que sienta una ilusión momentánea.

¿Me estoy intentando convencer?

Volví a situarme cuando Jonás me acaricio el pelo, eso me saco de mis locos pensamientos.

-¿Te encuentras mejor que ayer? –me pregunto mientras acomodaba su pecho contra mi espalda.

-Sí, pero ahora tengo resaca... -dije bufé fastidiada, con la mirada perdida en mi habitación.

-¿Quieres que hagamos el desayuno? –me pregunto divertido buscando un claro sí.

Yo le mire con fastidio por mi pereza que alimentaba mis pocas ganas de levantarme de la cama. Suelo ser muy poco productiva los días libres y más con la resaca que estoy teniendo.

-Porfa...-me hizo ojitos y yo rodé los ojos.

Insistió un par de veces más y acepte, la verdad es que era fácil de convencer y además me apetecía pasar un rato divertido para despejar el matojo de pensamientos en mi cabeza.

(...)

Entre risas, caras estúpidas, y bromas hicimos gofres con una pinta bastante rara pero que estaban aceptables. Me gustaba que de vez en cuando me sacaran una sonrisa, y con Jonás era como hablar con un humorista, estaba más coqueto y gracioso que nunca, este chico me sorprendía cada vez más. Además yo solía reír por todo, hacíamos un bueno dúo.

Acabamos de desayunar, el me ayudo a meter los platos en el lavavajillas y le propuse que se quedara hasta la tarde.

-¿Cómo me iba a negar? –me pregunto bromeando y con una estúpida sonrisa que dejaba ver sus blancos dientes. Yo le sonreí y me miro sonriendo internamente.

Después de un rato decidimos que no comeríamos ya que nos habíamos levantado tarde y habíamos desayunado demasiado. Nos pusimos a ver una de esas películas aburridas que ponen por la tarde, que además son muy cutres.

Y pues allí estamos, yo apoyada en su pecho, acostados los dos en mi estrecho sofá, yo miraba concentrada la película sin entender como había gente que le gustaban esas películas tan mala hechas y mientras el miraba la pantalla acariciando mi larga melena.

Cuando ya me di por vencida con esa maldita película, note como él se dio cuenta que estaba aburrida y el comenzó a darme pequeños besos por mi cuello haciendo que me entrara un escalofrío, mi cuerpo se estaba electrizando. Esto me estaba empezando a gustar, tener a alguien que siempre te diera mimos, que te hiciera el amor con tanta delicadeza y sensualidad, que te hiciera sentir segura, alguien se preocupara por ti, que fuera respetuoso y protector, sentir que formas parte de algo.

Me podría acostumbrar a sus jugosos labios.

Este chico estaba pidiendo guerra, y yo no iba a quedarme parada. Ahora él me estaba estimulando lentamente mientras nos fundíamos en un beso húmedo. Lo intentaba acercar a mí, acariciando su abdomen ligeramente definido.

La pasión me iba cegando e iba a hacer que me dejara llevar y nunca era bueno dejarme llevar mucho. Las caricias y mis leves gemidos hacían que él me mirara con deseo, cuando cerraba mis ojos notaba su atente mirada que le provocaba un poco más. Se le veía al borde del colapso, cada vez que abría ligeramente los ojos para mirarle, sus ojos ardían de pasión y se notaba que se estaba resistiendo a tener sexo otra vez. Todo lo hacía muy delicado, cada movimiento, cada beso húmedo que recorría mi suave cuello, este chico me va a derretir.

DIOS.

Me deje llevar y empecé a estimularlo a él, vi en su cara un ligero asombra miento. Yo no estaba acostumbrada a hacer esto, me gustaba utilizar a los chicos para llevarme al orgasmo a mí. Ellos no me interesaban, solo era sexo, no piensen que soy una egoísta, ellos nunca mostraron interés en nada más que sexo así que yo mandaba. Pero Jonás era diferente, este chico me ponía mucho.

Y así estuvimos hasta que la noche se dio entre suspiros, ligeras caricias, hasta que nos dormimos juntos en el pequeño sofá de mi casa.

*

Han pasado 4 días desde que dormí junto a Jonás, y la verdad es que me apetecía verlo y poder pasar un poco de tiempo junto a él. Decidí ir de compras con Agatha este sábado íbamos a ir a la última fiesta antes de vacaciones, obviamente teníamos que ir porque todo el mundo estaría allí.

Decidí quedar con ella en el centro de la ciudad. Yo ya había llegado y como de costumbre me tocaría esperarla. Empiezo a llamarla repetidamente, y me doy por vencida, me quedo sentada en un banco de la gran vía en frente de una pequeña cafetería. Esa pequeña cafetería tan bonita incitaba a tomarme un café late. Como sabía que tardaría unos 20 minutos, me decidí y entre.

Había una pequeña cola y yo ya me había incorporado a esta. Mientras iba avanzando, pude escuchar el sonido de la puerta y cuando iba agitarme para mirar si había entrado Agatha.

-Aquí tiene su café, pero le falta el azúcar que pidió... Ahora se lo pone mi compañera –me dice la chica que hay detrás de la caja- siguiente.

Y entonces vi como una figura masculina se ponía al lado mío y al escuchar su voz supe quién era, me quede paralizada. Quería salir de allí.

-Aquí tiene. –me dijo una chica dándome un sobre de azúcar.

Entonces lo vi a mi lado, era Kyle, estaba a menos de un metro de mí, y no sé qué hacer, correr o saludarlo.

Antes de que pudiera decidirme, el me miro al notar mi mirada fija en él, y se quedó muy quieto y con cara de sorprendido.

Yo salí con mi café y corrí hasta perderme entre la gente, escuche como grito mi nombre, él lo estaba gritando, pero yo no quería mirar atrás así que continúe corriendo cuando note que una pena gigantesca me invadía y hacia que cayeran pequeñas lágrimas de mis ojos. Dios, se suponía que yo lo había superado, creía que estaba bien sin él, que no me iba a importar su presencia...

Pero no fue así.

¿Realmente lo había olvidado?

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