Capítulo 2: Llamadas Nocturnas

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Después de lo que ocurrió el día anterior, me intrigaba el saber quién me llamaba, por qué lo hacía y quién era aquella chica del momentsgram.

El siguiente día fue tranquilo y transcurrió sin problemas, o eso pensaba al irme a dormir.

Serían las 4 de la madrugada cuando me desperté de golpe ya que tenía la sensación de que alguien me observaba, en el momento que volví a cerrar los ojos sonó mi teléfono, era otro número desconocido, uno distinto al anterior, lo cogí y empecé a escuchar gritos y llantos.
Yo como persona que soy entré en pánico y colgué, me empezaron a rondar miles de preguntas por la cabeza ¿por qué a mí?, ¿quién me llamaba?, ¿tendría relación con el caso?
Si era así, ¿cómo descubrieron quién era y mi número de teléfono? Dejando atrás tantas preguntas sin responder me volví a dormir.

Ya por la mañana me desperté y los recuerdos de esa llamada volvieron a mi cabeza como susurros, y las preguntas sin respuesta también, ¿a qué se debían aquellos gritos?

Quizá, solo quizá, alguien estuviese gastándome una broma, pero ¿por qué a mí y porqué justo después de aceptar aquél caso?

Aquella tarde llamé a Dani, ya que quizá él tenía que ver con algo de lo sucedido, podría haber sido todo una broma de mal gusto, o eso me hubiera gustado escucharle.

Dani llegó a mi despacho sobre las 6:30 pm, le saludé, se sentó y le empecé a preguntar.
"¿Alguna vez recibiste alguna llamada extraña de la chica que querías que investigase?" él simplemente negó con la cabeza, por lo que seguí preguntando.
"¿Alguna vez mencionó algo de que estuviese siendo maltratada?" me dijo que no, y después me preguntó qué a que se debían aquellas preguntas, yo me limité a decirle que era por informarme.

Después de una charla que no me resolvió ninguna de mis dudas, me despedí de él y se marchó.

Como ya estaba solo en la oficina mire las notificaciones de mi teléfono y tenía un mensaje en momentsgram.

Lo mire y era de aquella chica, Jessica, por alguna razón me había enviado muchos emoticonos sin sentido, no sabía a qué se debía, pero ahí estaban.

Ya por la noche, cuando me iba a marchar de mi oficina miré por la ventana y vi algo que me dejó inmóvil, enfrenté de la ventana de mi despacho había una mujer con una soga al cuello y una sonrisa siniestra marcada en su rostro sin vida.

Busqué mi teléfono en mi maletín y me dispuse a marcar el número de la policía.
Me giré y volví a poner los ojos sobre la ventana en la que había visto el cadáver, para mi sorpresa, allí ya no había nada.
Pensé que me estaba volviendo loco, pero de repente alguien me susurró al oído "déjanos en paz".
En ese momento no supe cómo reaccionar, por lo que me gire lentamente hacía la zona de la que provino la voz.
Nadie más aparte de mi estaba en aquél lugar.

Volví a mi casa un poco asustado por los sucesos que ocurrieron anteriormente.

Más tarde aquella noche me volví a despertar sintiéndome observado, pero esta vez tuve más miedo por lo que había visto en la ventana de mi oficina, aquella sonrisa, no se me quitaba de la cabeza, todas las preguntas que tenía en mi cabeza aquella mañana se multiplicaron.
De repente sonó mi teléfono, era otro número desconocido, dudé si cogerlo o no, pero decidí responder.
Solo se escuchaba una respiración y un leve llanto de fondo, aunque me temblaba la voz pregunté "¿Q...qui...quién es?"
Nadie me respondió, pero noté que mi receptor empezaba a respirar de una forma más fuerte.
Volví a preguntar, pero esta vez la voz casi no me temblaba "dime quien e...eres o tendré que... que... Llamar a la policía" el llanto que se escuchaba cesó y se empezó a escuchar una risa, parecía que se reía de mí, pero de repente colgó la llamada.

La siguiente mañana al despertarme me seguía haciendo miles de preguntas, y me di cuenta de que aquél sencillo caso que acepté, no era tan sencillo como en un principio había creído.

La Chica IrrealDonde viven las historias. Descúbrelo ahora