Capítulo 3: Dejanos En Paz

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Después de lo ocurrido el día anterior, en mi cabeza rondaba una pregunta mayor a las demás, ¿por qué alguien o algo me habría susurrado déjanos en paz después de haber visto el cadáver ahorcado en el exterior de mi ventana? No sabía que me quiso decir con aquello, pero sonaba amenazante, por lo que dudaba si dejar el caso o no, pero si lo hacía, ninguna de mis repuestas hubiera sido contestada, por eso, decidí seguir con el caso.

Aquella mañana después de desayunar me fui a comprar comida al supermercado, cuando compré lo necesario volví y estuve investigando más sobre aquella chica Jessica Miller.

Lo único que encontré fue una foto que había en internet, de lo que supuestamente era ella, pero la imagen tenía su cara tachada con un bolígrafo lo cual me pareció extraño.

El resto del día transcurrió tranquilo hasta que llegó la noche, después de todo lo ocurrido ya me daba miedo dormir, solo por el pensar que ocurriría después.

Aquella noche sonó mi teléfono, el sujeto que me llamó, era otro número desconocido y solo estuvo respirando, por ahora había decidido no volver a preguntar así que le colgué.

Por la mañana, seguí investigando aunque no encontré nada nuevo, como era de esperar.
Ya por la tarde volví al parque al que fui el segundo día de empezar el caso.
Seguía casi tan vacío como la primera vez, aún que al menos ahora de vez en cuando veía pasar a alguna persona aunque fuese a lo lejos lo cual me tranquilizaba.

Me puse a dar vueltas buscando por todo el parque, pensando que quizá la primera vez me olvidaba de algo.

Después de haber recorrido la mitad del parque me pareció ver algo reluciendo con la luz del sol. Me acerqué y vi un pequeño colgante con forma de corazón, era uno de esos colgantes que se abren y tienen una foto dentro, así que me dispuse a abrirlo y dentro vi la misma foto que el día anterior encontré en Google, Jessica con la cara tachada.

Me empecé a sentir observado, por lo que miré a mí alrededor, en una de las direcciones, detrás de un árbol, vi a alguien mirándome fijamente, me pareció un hombre, pero no se le distinguía bien ya que llevaba capucha.

Disimulando que no había visto nada, me fui acercando a la dirección de aquel hombre, mientras iba hacía allí, vi como el sujeto empezaba a marcharse, aceleré mi marcha, pero entró en un lugar repleto de árboles y le perdí de vista.

Volví a mi coche y me quedé pensando que haría aquella persona allí, tendría que ver con aquello o sería uno más de las pocas personas que andaban por ese parque, lo cual me extrañaba ya que le vi observándome detrás de un árbol.

Me dispuse a marcharme del parque, pero al mirar en el retrovisor me quedé helado de miedo al ver a esa misma persona sentada en el asiento de atrás de mi coche, ya se la veía con más claridad, era la misma mujer que vi colgada de mi ventana hace un par de días, seguía con la misma sonrisa macabra, y vi cómo se acercaba a mi oreja y me decía "Déjanos en paz".
Intentaba girarme pero el miedo me lo impedía.

Lo único que hice fue cerrar los ojos y esperar a que una vez los volviese a abrir esa mujer no estuviera y así pasó.

Volví a mi casa y las miles de preguntas volvieron a mi cabeza, no lograba entender nada, ¿por qué estaría ocurriendo todo eso?

Lo único que saqué en claro de aquél día fue el aspecto que tenía aquella mujer.
Pelo castaño (en el coche lo tenía mojado), ojos grandes y azules, pecas y la maldita sonrisa macabra.

Después de cenar fui a dormir.
Como cada noche volvieron a llamar pero yo ya estaba preparado para que lo hicieran.

Me levante, cogí el teléfono y escuché una risa. Intenté preguntar el porqué de las llamadas, pero no me contestaba, solo se reía cada vez más y más fuerte. Harto de aquellas tonterías colgué.

El siguiente día fue bastante tranquilo, llegó la noche y volvieron a llamar, está vez no lo cogí.
Al día siguiente pasó más de lo mismo, tranquilidad, por la noche al parecer las llamadas habían cesado, me sentí feliz, por fin aquella persona se cansó de molestarme.

Tras una semana sin llamadas y poca investigación vi una cosa en el periódico, algo que me llamó la atención, no sé qué haría allí, pero estaba, era una noticia de que un detective había muerto atropellado el día 31 de octubre del año en el que me encontraba, lo extraño es que ese detective era yo, asustado solté la taza de café, la cual estalló contra el suelo generando una gran mancha negra en el suelo de mi casa, no entendía nada, por lo que me senté en una silla e intenté razonar el porqué estaba aquello allí.

Sonó mi teléfono, era Dani, me dijo que quería quedar en mi despacho para hablar, yo casi sin habla acepté la propuesta.
Sonó mi alarma, la cual había apagado antes y no sabía el motivo de que sonase de nuevo, la fui a apagar y vi la fecha, era 15 de octubre, aún quedaban dos semanas y media para la fecha de mi supuesta muerte, debía resolver el caso antes de aquella fecha y así obtendría las respuestas de todo aquello, quizá eso me librase de la muerte.

La Chica IrrealDonde viven las historias. Descúbrelo ahora