Mariquita

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El colegio.

Ese lugar que puede ser o el paraíso o el infierno, sin punto medio, para todos los niños del mundo.

Aunque para Park Jimin, era ambas a la vez.

¿Que cómo?

Park Jimin jugaba con unas niñas de su clase al escondite.
Estaba tras unos arbustos, conteniendo la respiración y la risa para no delatar su posición.

Yui pasó por delante del arbusto, pero no le vio, y siguió corriendo por el patio, haciendo que el bonito vestido rosa que llevaba hoy ondease con el viento.

—Ojalá pudiese ponerme vestidos yo también.

Susurró Jimin sin darse cuenta.

¿Qué has dicho mariquita?

Ryuu, el chico malo y gordo de su clase apareció de la nada y le golpeó en la cara, haciéndole caer al suelo.

¡Ay! ¡Se me mueve un diente Ryuu! ¡Pégame en otro sitio hoy, por favor!

Aquello pareció no gustar al chico, pues se tiró encima de él y comenzó a pegarle.

—¡Eres un mariquita, Park! ¿¡Por qué juegas con las niñas, eh!? Deberías jugar con nosotros al balón, ¡como un hombre!

—Pero me gusta jugar con las niñas, huelen y visten mejor que vosotros, ¿que hay de malo?

Dijo el pobre Jimin con la boca ensangrentada.
Aquella contestación solo le hizo ganarse otro golpe por parte de su compañero.

—¡Nos das vergüenza!

Jimin solo esperaba a que Ryuu se cansase de pegarle. Mientras éste seguía pegándole, Jimin veía a las niñas jugar.

"Que bonitos son sus vestidos, quizás puedan volar en el viento si los despliegan"

Ryuu dejó de pegarle.

—¡Que no te vuelva a oir hablar sobre chicas o verte jugar con ellas, Park!

Ryuu salió corriendo, antes de que alguna profesora le viese.

Jimin se quedó tumbado en la hierba y notó algo en su mano.
Algo pequeñito le hacía cosquillas.
Abrió los ojos y se encontró con un pequeño bichito rojo con lunarcitos negros. Sus colores eran tan brillantes que parecía una golosina.
Quiso tocarla con un dedo, y enseguida el bichito extendió unas pequeñas alas y se fue volando.

—¿Has pedido un deseo?

Una voz aguda le sobresaltó. Se giró para ver a su emitente. Era Min Yoongi, el niño raro.

Se pasaba el día leyendo libros de mayores sobre insectos y bichos asquerosos, y cuando sonaba la campana para ir al patio a jugar, el sólo iba al jardín a buscar nuevos animalitos para su colección. Cuando encontraba alguno que no conocía, lo describía y dibujaba en un cuaderno, luego lo buscaba en internet y al día siguiente se escribía el nombre a bolígrafo en su mano, para no olvidarlo.

Jimin se limpió la boca de sangre.

No, ¿por qué?

—¡Era una mariquita! Dicen que si las atrapas y pides un deseo se cumple. Acuérdate para la próxima vez, ¿vale?

Jimin sonrió.

¿Eso era una mariquita entonces?-Yoongi asintió con su cabeza.- Pensé que sería algo feo, Ryuu me llama así, pero son bonitas. Quizás Ryuu tampoco sabe que lo son y por eso me lo llama.

Creo que Ryuu sabe como son las mariquitas pero...

Oh, ¿entonces le gusto a Ryuu? ¿Soy yo así de bonito? ¿Como una mariquita?

Jimin miró sonriente a Yoongi, con los ojos grandes.

Yoongi se sonrojó por la pregunta del menor.

Supongo que eres bonito, pero no puedo saberlo, soy un chico...pregúntale a alguna de tus amigas si eres bonito como una mariquita.

Jimin se desilusionó un poco con la respuesta.

La campana sonó de nuevo y Yoongi ya se había ido.

"Ojalá me crezcan alas y pueda escapar volando de aquí".

Mariquita 《Yoonmin》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora