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Jimin lo tenía tomado de la mano, caminando por los pasillos de la empresa. Más de diez minutos dando vueltas sin sentido. Ya habían recorrido el primer piso y comenzaba a sospechar que el menor solo intentaba mostrar a todos en la empresa que ellos estaban en una relación. Aunque podía ser también, que se negó a ir por todo el edificio ayudándole a buscar sabrá Dios qué o a quién.

De vez en cuando podía ver el rostro de Jimin, quien pasaba la lengua entre los labios, en un gesto de nerviosismo. Y a él le hormigueaban las manos por abrazarlo... No lo haría y no se lo diría, no podía en ésas circunstancias.

El tiempo que estuvieron encerrados en su estudio, lo pasaron entre bromas por parte suya, pucheros de Jimin y mimos entre ambos. Escuchar la risa de Jimin era la más hermosa melodía y sin notarlo, mientras el menor se entretenía un momento en el celular –en alguna red social, compartiendo al menos unos minutos con las fans- se encontró a si mismo con más de tres estrofas en lo que parecía material para una nueva canción y una nueva melodía en su cabeza. Si la inspiración le llegaría así de fácil teniendo a Jimin en la misma habitación, le pediría que lo acompañara siempre. También podría darle la clave de su estudio... Con ése pensamiento, soltó una suave risita y Jimin volvió a aparecer a su lado para saber de qué se reía. Sin responder, pero con una sonrisa traviesa, se acercó al rubio para regalarle un beso en la frente, acariciar una de sus mejillas y volver a lo suyo. De soslayo pudo ver el furioso sonrojo de Jimin. Verlo así llenaba su pecho de una calidez que antes ni hubiera pensado en sentir y todo gracias a la satisfacción de ser correspondido.

Rodó los ojos cuando Jimin tuvo que detenerse a saludar con unas reverencias a algunos trainees. Algunos hasta se habían sonrojado viendo lo hermoso que era Jimin, quien nervioso por ser el centro de atención, quiso deslizar su mano fuera del agarre de la suya. No se lo permitió. Haciendo también las respectivas reverencias, entrelazó sus dedos y ahora era él quien dirigía el camino, con el menor tratando de alcanzar su velocidad. Si Jimin no llegó a notar sus celos, mejor para él y su orgullo.

Luego de alejarse lo que creyó suficiente, se detuvo abruptamente y Jimin casi tropieza con él.

—¿Qué o a quién se supone que estamos buscando?— la pregunta había salido entre dientes y en tono brusco.

Cohibido y levemente dolido, contestó: —...L-lo siento hyung, si no fuese necesario que también esté presente, no lo estaría molestando.

Otra vez trató de soltar su mano pero Yoongi no lo dejó, al contrario hizo el agarre aún más fuerte, logrando que Jimin lo viera nuevamente. Intentando controlarse, pasó la mano libre por su rostro, frustrado.

—No, Jiminnie. Perdóname, es solo que...— suspiró sin terminar de hablar, dejando sus celos infundados de lado para hablar con suavidad —Lo siento. ¿A quién buscamos?

Con un puchero reveló: —Al manager.

Yoongi frunció el ceño extrañado —¿Para qué? ¿Sucede algo malo?

Jimin rodó los ojos —¿Me vas a acompañar?— el pelinegro asintió con la cabeza —Entonces no es necesario que te diga más. — Enfadado lo arrastró con él hacia el final del pasillo, sorprendiendo un poco a su mayor.

Se sintió ofendido, otra vez Yoongi no le contaba lo que pasaba exactamente, como si no le tuviera confianza. Algo lo había enojado y él no lo trataba de arreglar, sólo lo ocultaba. Hyung egoísta

Al llegar a la última puerta, dio unos toques con los nudillos. Espero un par de segundos a que les dieran la aprobación para entrar.

Cuando ingresaron en la oficina, vieron al manager ocupado con algunos documentos. Saludaron con una reverencia y tomaron asiento frente al escritorio. No era necesario pedir permiso para sentarse o que el mayor les ofreciera asiento, llevaban bastante tiempo juntos y la confianza y estima era mutua, casi como al hermano mayor de una pequeña familia.

Importante - YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora