Habían pasado ya cinco días. Ya me podía parar y aunque a veces me dolían las piernas, ya no me caía. Ryan se había vuelto prácticamente un amigo íntimo. Hablábamos todos los días y su timidez había desaparecido. Con Sean las cosas seguían igual aunque admito que han mejorado un poco, ya no nos peleamos con tanta frecuencia. Y con Sara bueno ahora ella me engreía bastante supongo porque estaba enferma.
Estaba echada leyendo un libro cuando de pronto entra Sean y se sienta al lado de mi cama. La verdad es que no le tome mucha importancia.
-¿Y cómo te va, Anne? –dijo con un tono más amable.
-Bien. –Dije mientras seguía leyendo el libro, pero de pronto me acorde de algo, que hizo que lo bajase.- Una pregunta, Sean.
-¿Cuál? –dijo Sean volteando y mostrándome una sincera sonrisa.
-Te acuerdas cuando los descubrí, a ti y a tu amigo, bebiendo alcohol. Tu pensaste que lo contaría a Donna y trataste de…
-Anne, lo siento. Eso nunca debía pasar, fui un imbécil –Algo me escondía pues se veía nervioso.
-¿Lo volverías a hacer?
-¿Yo? Nunca. Creo que estas llevando las cosas a tal punto de exagerar, Anne.
-Creo que…
-Regreso más tarde. –dijo cerrando la puerta tras salir.
¡Me había interrumpido y había salido de pronto! Y luego me juzga de mal humorada. No evite sentirme triste, nose si habrá llegado a pegarme pero necesito saberlo.
En eso Ryan entro y al verme triste, se sentó a los pies de mi cama.
-¿Qué pasa, Anne? ¿Porque esa mirada?
-No, nada. Aunque gracias.
-Vamos Anne. ¿Qué no me has contado? Anda, dime.
-Es Sean.
-¿Que, te gusta? –Lo mire sorprendida, y él alzo una ceja.
-¿Por qué todos piensan eso? No me gusta.
Ryan se quedó callado y continúe con lo que iba a decirle.
-Un día hace unos años él pensó que iba a delatarlo en una de sus locuras y pues el intento, no se.
-¿No sabes? ¿Delatarlo?
-Creo que me pego, creo que no, no sé.
-¿Trato o lo hizo? –Dijo asombrado, quien no lo estaría. Por mi culpa, me siento una tremenda chismosa.- ¿Anne?
-Trato, creo. Pero ya no importa.
-¿Como que no importa? Me permites un momento –dijo abriendo la puerta.
-¡Ryan no, para! Eso quedo en el pasado, ni se te ocurra armar una pelea.
-Pero…
-No, fue toda mi culpa. Olvídalo. Solo a mí se me habría ocurrido eso. Fui una completa estúpida, me lo merezco. Solo olvida lo que te dije.
-No es tu culpa, Anne.
-¿Podrías traerme un vaso con agua, por favor? Necesito tomar unas pastillas que me receto la doctora.- Susurre, cambiando de tema.
-Claro, ahora vuelvo.
Ryan regreso en unos minutos con un vaso con agua. Le agradecí y tome inmediatamente las pastillas. Luego pregunte
-¿Sean es un gran amigo tuyo, verdad?
-Sí.
-Entonces porque quisiste ir y golpearlo.
-Anne nunca dejaría que te hagan algo malo.
Deje de hablar y sonreí ligeramente.
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El beso del adiós
RomanceAnne, una curiosa castaña de ojos marrones que vive en un orfanato, o como ella prefiere decirle "casa". Hay un chico en su vida, pero el no es un príncipe azul. Sera él, quien obtendrá su corazón o sera...otra persona?