Quédate mis besos infinitos abrígate con ellos, deja algunos olvidados por los bolsillos para sorprenderte por las mañanas, o úsalos para llenar la bañera. Solo hazme un favor, mete unos pocos en la cama y arrópalos en tu pecho.
Ellos le hablaran a tu corazón para que sepa entender -por encima del cerebro, la distancia o cualquier argumento- que algún día yo mismo te comeré a besos.
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Sempiterno.
PoetryCulturalmente lo llaman el hilo rojo del destino. En física de partículas se le conoce como entrelazamiento cuántico. Pero yo, amor, le he puesto tu nombre.