Sempiterno.

Si algún día me olvidas.

Si algún día me olvidas, me gustaría que recordases mis ganas de reír, mis ganas de comerme el mundo si es tu compañía la que viene conmigo, mi forma de explicarte que no estoy bien, pero que no pasa nada, que no me preguntes nada, simplemente quédate y abrázame.

Si algún día me olvidas, no olvides aquellas palabras que daban vida y a la vez la quitaban, no olvides eso, que fuimos capaces de darnos todo siendo nada y nos quedamos sin nada cuando lo fuimos todo. Pero no olvides que te quise, mal, pero te quise.

Te quise como quien quiere por primera vez, con esos miedos y esas dudas, con los celos de que encuentres a alguien que te demuestre que sabe cuidarte mejor que yo, que sabe quererte mejor que yo, pero no más.

La cagué demasiadas veces, es cierto, pero nunca quise hacerte daño, deberías saberlo, por eso mismo terminé haciéndome daño a mí mismo, para que no fueses tú quien sufriera. Hay que ser muy imbécil, o estar muy enamorado. Y creo que sufro de ambas. Pero he aprendido que aquello no era amor sano, lo nuestro siempre fue una relación tóxica donde nos quisimos mucho, pero nos quisimos mal, donde la inseguridad reinaba y empezamos a utilizar cadenas de esas que a ninguno de los dos nos gustan. Los dos sabíamos que teníamos fecha de caducidad, no vamos a mentirnos, pero tampoco puedo negarte que doliste, que doliste cuando estabas y doliste cuando te fuiste.

Pero era necesario. Tal vez ahora debería decirte que he cambiado la forma en la que veo el amor o que he aprendido que querer era lo contrario a lo que hacíamos, pero no estoy seguro de ello, tal vez siga siendo el mismo saco lleno de defectos, la misma persona que hace algo para bien y termina metiendo la pata, la cabeza y el cuerpo entero. Tal vez incluso haya empeorado con el tiempo, porque me he vuelto más desconfiado, la única diferencia es que he aprendido que para querer a alguien hay que quererse primero, y créeme que eso es un gran paso.

Si algún día me olvidas te entenderé, no te culparé por ello, es normal, hay demasiadas personas esperando que los mires a la vuelta de la esquina, pero no olvides que lo que yo quiero no es acostarme contigo, es despertar a tu lado, aunque solo sea una última vez. ¿Sabes? ya casi no recuerdo tu cara al despertar, tu manera de estirarte recién levantada, cuando me pedías que te quisiera, pero que te quisiera mucho, a todas las horas hablando por teléfono. A eso sí que se le podía llamar hogar.

Y sé que no sirve de nada dormir con otra, si sueño contigo, y por eso te escribo, porque no sé si ya me has olvidado, no sé si aún recuerdas que teníamos la promesa de casarnos si nuestros caminos se cruzaban de nuevo. Y créeme que después de perderte sé que eres aquello que no quiero perder, pero he cerrado la puerta por miedo a que vuelvas y hacernos más daño si volvemos a caer en aquello de querernos mucho y querernos mal.

Si algún día me olvidas... No olvides que yo te sigo queriendo, y que hay puertas que tal vez están cerradas, pero la llave está debajo de la alfombra por si decides volver a abrirla. Porque creo que una parte de mi te está esperando. Y la otra también, aunque lo niegue.