Te odio un poquito
Estamos en un sexto piso; bien conoces mi atracción hacia las alturas, es mi vicio y vértigo; unas ganas de lanzarme siempre, de ir diciendo aforismos en lo que mi cráneo se estrella contra el pavimento.
Bien conoces mis cicatrices, mis manías y mi locura. Mi lujuria, la conoces, más de una vez la he lanzado sobre ti como una jauría de lobos rabiosos. Como también lo que siento por ti Park Jimin; como no enamorarme de esa hermosa sonrisa, de esa grandiosa forma de ser, de tus ojos marrones, de tus labios carnosos, de todo aquello que te hace ver tan hermoso y deseable. ¡Demonios!, me encanta tal y como eres. No solo por tu físico, sino también tu voz tan melosa, melódica e hipnótica, tu forma de hablar, tu amabilidad, tus cualidades y tus defectos.
Aunque también sabes que te odio un poquito; porque nadie puede cogerte como yo: sin un poco de odio, tal y como te gusta.
Observo cómo te limpias el semen, apenas delicadamente. Me dices, como un zumbido, lo que detestas de mí: mi inestabilidad y mi falta de compromiso. Se que lo odias, pero yo también odio una parte de ti que ni siquiera te pertenece, a aquel que llamas novio; y te lo digo en la cara, y lo odias también.
Sólo traes mi camisa puesta, la verdad es que ya ni siquiera me queda bien, pero a ti te queda perfecto. Contemplo tus piernas estilizadas, exquisitas y desconocidas como el universo mismo. Contemplarte es un arte y quiero sentir que soy un especialista al menos en eso.
Se te cae un accesorio de tu oreja y te agachas a recogerlo, me deleito con la visión de tu trasero firme y redondo.
Te digo que a veces cogiendo con otros he pensado en ti o he dicho tu nombre cuando llego al éxtasis. Me contestas sonriendo y me dices que soy un hijo de puta inmaduro. Y luego agregas, con una voz más conciliadora, que tú no has llegado a tanto, pero que sí me has dedicado una o dos masturbadas esporádicas en la ducha. Eso me excita, imaginarte con el agua, tus manos escurriendo por tu cuerpo mientras tú jadeas mi nombre. Me pone muy caliente imaginar el agua deslizándose por tu cabello, tu espalda y tus nalgas.
Me excita pensar que tu novio ve la televisión en su casa mientras que tú, en tu mente, haces el amor conmigo apasionadamente.
Cuando me dices esas cosas se me calienta la cabeza, el corazón y la entrepierna, lo sabes bien, por eso me lo dices como una confesión, como un susurro.
Me siento a la orilla de la cama y te atraigo. Te beso mordiéndote la boca, mi lengua juega con la tuya y me emborracho con tu saliva. Te sientas en mi regazo y sientes mi erección, te atraigo de las nalgas y muerdo tu barbilla. Chupo y lamo tu cuello, el olor de este es exquisito y delirante. Por debajo de la camisa, aprieto tu cintura, tu carne tan tersa, me encanta la textura y sobre todo el sabor de tu sudor, tan de niño y macho salvaje, tan tuyo.
Recorro tu vientre sin dejar de morder tu barbilla, quito la camisa para morder tu piel y dejar marcas para que tu novio sepa que tienes dueño y no es precisamente el. Te atraigo de las nalgas para lamer tu miembro, muevo mi lengua como serpiente por la longitud de este. Recorro con suavidad tu falo, bebo tu líquido pre seminal como un eremita. Aprieto tus piernas y lanzas tu sexo a mi cara con salvajismo; me embistes, me coges, llenas mis labios de tu esencia. Sujetas mis cabellos, te mueves como loco hasta que te corres a chorros inundando mi alma mientras cantas mi nombre: "Min Yoongi, Min Yoongi". Una y otra vez.
Me levanto, sigo saboreando tu sabor en mis dedos y en la comisura de mis labios. Saco mi verga del pantalón que a estas alturas está tan dura y erecta como te gusta; te acercas gateando encima de las sábanas y la metes en tu boca. La sientes en tu garganta cada vez más dura y gruesa, la meto con fuerza, subes y bajas por el tronco, metes todo en tu boca y juegas con aquello.
Es hermosa la perversión. Me gusta verte así, con mi sexo metido en tu boca, te miro a los ojos llorosos y me encantas.
Me pareces más hermoso que nunca.
Saco mi verga de tu garganta y te volteo para metértela en cuatro. Me encanta el sonido del choque con tu trasero. Te tomo de las caderas y me siento el hombre más poderoso del mundo. Me quiero morir justo así, cogiéndote tan rudo y delicioso.
Alcanzo tu cintura, me pongo más duro que nunca, pienso en lo que te odio porque no puedes ser solo mío, entonces embisto con rabia y azoto tus nalgas. Gimes groserías y gritas mi nombre. Me encantas Park Jimin.
Encorvas tu espalda hasta que chocas con mi pecho, agarro tu cuello para marcarlo con mis largos dedos mientras que el vaivén de tus caderas va marcando el ritmo. Gritas y me agito, me desespero, siempre quiero escucharte así.
Tomo entre mis manos tu hombría y lo acaricio lento para matarte de a poco. Para que supliques por más. Pero ni yo aguanta la situación y antes de que las cosquillas en mi zona se conviertan en una cascada en tu interior, el movimiento de mi mano sobre tu miembro aumenta y siento que tu cuerpo comienza a tiritar para luego derramar en sincronía conmigo aquel liquido que tanto nos gusta gastar en el otro.
Te quedas dentro de mi un momento, tu cabeza esta sobre mi hombro y la mía sobre el tuyo. Volteas tu rostro y depositas un beso en mi mejilla. Te alejas de mi cuerpo y te separas sin previo aviso. Te veo caminar hacia el baño mientras tomas tu ropa que esta desparramada sobre el suelo.
Vuelvo a estudiar tu cuerpo y los lugares que marque con el mío. Sonrío. Espero que tu novio al fin te deje libre y vuelvas a ser mío Park Jimin, mientras tanto te seguiré odiando un poquito.

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Cálido Toque / Min Yoongi - Park Jimin
FanfictionRelatos de intimidad entre Min Yoongi y Park Jimin. Aclaraciones: No haré a Jimin activo, a no ser que alguien me pague. No hay correlación entre una narración y otra. Pero si encuentran que la hay, ustedes son quienes deciden leerlo como tal. Todos...