Quiébrame
Me atrajo por la cintura con ambas manos y ayudado por mis rodillas conseguí sentarme sobre él, con mis piernas a los lados de las suyas, mirándolo. Sonrió mientras retiraba el cabello que se pegaba a mi rostro, me estiró y al acto sus dientes rodearon una de mis tetillas, mordiéndome con saña, apreté los labios y llevé la cabeza hacia atrás mientras todo mi cuerpo temblaba de placer masoquista.
Amaba esa forma de torturarme, no me trataba como esa figurita de porcelana que la gente insistía que era... ¿acaso se olvidaban de que era hombre y no una damisela en peligro? Para él era la mezcla perfecta, con mi cuerpo delgado, estilizado, y sin la necesidad de ser cuidadoso, morderme, marcarme, chuparme, aplastarme con su cuerpo, partirme una y mil veces sin necesidad de disculparse luego.
Abrí los ojos y observé el techo, mis manos se enterraron en su poco crecido cabello, estaba largo para su estilo, pero me encantaba tirárselo mientras me retorcía de puro placer. Se retiró de mi pecho y fue a mi cuello, torturando y endulzando mi piel con sus dientes y sus labios. Jadeé su nombre y al instante sentí sus uñas marcando mi espalda, por su culpa debía cubrirme, y estaba totalmente seguro de que lo hacía adrede.
Sus manos apretaron mi cintura con fuerza, sus dedos dejarían moretones, que me excitarían con sólo verlos en el espejo. Me levanté lo suficiente para ser empalado de una sola vez y sin cuidado, gimiendo más alto de lo que debía. Poco importó. Sus labios pronto se comieron mi boca, envenenándome hasta la garganta. Dedos se deslizaron entre mis nalgas, abriéndolas, dejándome más expuesto a su penetración, volviendo a embestirme.
Caí sobre el sillón donde estábamos, se salió de mí y me volteó, gemí de nuevo cuando su lamia parte más sensible. Se inclinó sobre mi espalda mientras de nueva cuenta se hundía en mí, rápido y fuerte, sin siquiera darme tiempo a tomar una mejor posición él ya se encontraba dándome más de sus dolorosas estocadas, obligándome a hundir el rostro en un cojín para amortiguar mis gemidos y gritos.
Una de sus manos empezó a masturbarme sin cuidado, tirando de mi miembro con fuerza, apretándolo con sus ásperos dedos. Era la única sensación que me ponía como loco.
Su rudeza, su cuerpo, su olor de hombre, su voz grave, todo lo que él era.
Sólo podía gemir su nombre una y otra vez mientras le oí llamarme 'puta' cada vez que se enterraba más y más. Apreté el cojín con mis manos y me corrí cuando me dio una nalgada, presionando con su otra mano mis testículos, robándome el poco aire que tenía. Coloqué las manos sobre el apoyabrazos, impulsándome hacia atrás, haciendo su penetración más profunda si cabía, si no se corría de una vez me sería imposible caminar por una semana.
Mordió mi hombro, corriéndose. Sentí como todo mi cuerpo se perdía en los miles de magulladuras que tenía, dejándome totalmente entusiasmado, con su semen caliente escurriendo entre mis piernas.
Se retiró y me obligó a girarme sobre el sofá, ambos con la respiración irregular, sin dejar de mirarnos. ¿Qué mierda hacía con este idiota? Debo estar tan mal de la cabeza para continuar con esto después de todas las putadas y mierdas que él hacía. Su lengua se perdió dentro de mi boca, mientras su cuerpo aplastaba el mío, rozándose contra él a conciencia. Jadeé ladeando el rostro, separándome de su boca.
-Fresas - murmuró contra mi oreja.
-Me comí las de tu cocina - respondí.
-Me gusta más de tu boca - mordió mi oreja y cerré los ojos, embriagándome con el toque de sus dedos sobre mi vientre.
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Cálido Toque / Min Yoongi - Park Jimin
FanficRelatos de intimidad entre Min Yoongi y Park Jimin. Aclaraciones: No haré a Jimin activo, a no ser que alguien me pague. No hay correlación entre una narración y otra. Pero si encuentran que la hay, ustedes son quienes deciden leerlo como tal. Todos...