Pena
Eran poco más de las ocho de la noche y yo lo esperaba hacía veinte minutos en el lugar acordado, un pequeño bar al estilo alemán con variedad para beber y muy pocas opciones para comer; no me importaba, lo que realmente se me antojaba esa noche era su cuerpo por completo.
Desde hace un buen tiempo Jimin y yo éramos buenos amigos, yo salí en un tiempo con algunos de sus compañeros y él siempre fue parte del grupo, no nos veíamos con otros ojos que no fueran de amistad. Por cosas de la vida nos volvimos confidentes, y yo juicioso le guiaba en los temas del amor y un poco más.
Supongo que mi fama habría llegado hasta sus oídos pues de un tiempo acá Jimin jugueteaba conmigo un poco más, se había vuelto más desenvuelto en nuestras charlas y un poco físico al caminar; un cruce de piernas atrevidas, una caricia de su mano por toda mi espalda, su pecho apiñado en mis brazos, mi mano posada en su rodilla deslizándose por el muslo...todas señales muy claras de que íbamos para mejor.
Esa tarde Jimin descubrió un relato y concluyó que podría ser el autor.
Se tomó el tiempo de llamarme en el almuerzo e interrogarme sobre las situaciones que se describían y se atrevió a aseverar que el protagonista era uno de sus amigos con el que compartíamos las noches seis meses atrás.
- ¿En verdad eres así cómo se describe? ̶ preguntó.
- En honor a la verdad... a veces soy peor ̶ Confesé, y una risa pícara iluminó su rostro apenado ante la respuesta.
- A veces creo que exageran y hasta me dan ganas de comprobarlo.
Y así cuadramos la cita ese mismo día, sin pensarlo mucho nos decidimos a aventurar.
Llegó treinta minutos más tarde, muy fresco, muy confiado.
Ordenamos algo de beber, reía mucho, signo inequívoco de su nerviosismo, y veces esquivaba la mirada como no dando pie a que descifrara la pena en su rostro enrojecido.
Dos cervezas después y varias botellas de jagermeister para el camino, emprendimos el viaje hacía su apartamento con la esperanza que su curiosidad quedara satisfecha y mi desempeño diera el ancho de sus ilusiones.
Subimos lentamente las escaleras, yo iba dos escalones detrás concentrado en el balance de sus caderas justo frente a mi rostro en un vaivén hipnótico que despertaba el instinto animal.
Entramos, estiró su brazo para encender la luz, lanzó su bolso sobre la mesa de noche a un metro de la entrada, caminó sereno y yo cerré con llave la puerta tras de mí. Me ofreció un whisky y yo rocé su mano al cogerlo para tentarlo un poco y apurar la situación, entonces susurro: "Tengo pena". Me senté del otro lado del desayunador quedando a la altura de su rostro y con una sonrisa sincera, le di un sorbo a mi bebida.
- ¿Pena de qué? - le pregunté.
- Pena de lo que llegue a suceder contigo - contestó.
- Aquí no va a suceder nada de lo que no estés seguro, no te preocupes.
Y poniéndome de pie rodeé el desayunador al tiempo que me desabotonaba la camisa hasta dejarla sobre el suelo para colocarme junto a él, rodearlo con mi brazo, beber otro sorbo de whisky y con los labios mojados del líquido estamparle un beso fresco entre el cuello y la clavícula para hacerlo estremecer.
Lo giré, lo vi directo hacía los ojos y mientras desabotonaba su camisa sin cambiarle la mirada le dije que era su apartamento y también su decisión. La camisa estaba abierta, podía ver como su pecho danzaba rítmico con lo agitada de su respiración.
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Cálido Toque / Min Yoongi - Park Jimin
FanfictionRelatos de intimidad entre Min Yoongi y Park Jimin. Aclaraciones: No haré a Jimin activo, a no ser que alguien me pague. No hay correlación entre una narración y otra. Pero si encuentran que la hay, ustedes son quienes deciden leerlo como tal. Todos...