Libros

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Libros


Un beso descansa en nuestro paladar y finalmente se filtra dentro de nuestra alma entrelazándose como esas historias eróticas y tristes. Estamos tan cansados pero los besos nos resucitan de nosotros mismos, nos levantamos desde nuestro cadáver, entre libros, para vivir, para por fin vivir.


Mi mano izquierda en tu cintura, mi mano derecha apretando tu cuello mientras te muerdo los labios hasta hacerlos sangrar. Te quito los pantalones y te tumbas en el suelo, lees algún libro, al azar. Prendes un cigarrillo, yo desde lejos me saco el pene del pantalón y comienzo a masturbarme, frente a ti, veo tus labios voluptuosos al sacar el humo, las gotas de sangre, tus piernas... por siempre tus piernas y tus pies, observo parte de tu pecho y de tu torso gracias a esa polera rota que tanto te gusta, la belleza de tu piel tan cuidada y la perfección de tu espíritu libertino.

Me masturbo viéndote, deseándote y eso me pone la verga tan dura, está gruesa y potente, ves lo dura que se va poniendo entre mis dedos cuando la sacudo para ti. Sigues fumando, de vez en vez volteas a verme y de vez en vez volteas a ver el libro; así en ropa interior y fumando me pareces el hombre más excitante del mundo.

"Ven aquí Jimin", te llamo con la mirada, con cada célula de mi cuerpo.

Imagino pequeños dioses suicidándose en tu sangre, caminas coqueto, seguro, sujetas mi verga y continuas con la labor de masturbarme mientras tus dientes torturan mis finos labios y mi cuello, mis orejas y mis hombros. A su vez beso tu cuello, lo lamo como si fuera un delicioso caramelo. Te inclinas y metes mi verga en tus labios hinchados, la chupas completa, haciendo tenues espirales con tu lengua del glande hasta los testículos.

Es delicioso sentirte así, con tu boquita pecadora mamando sin descansar, chupando como si se tratara de tu alimento más delicioso, me gusta mirarte a los ojos, sujetarte del cabello y metértela hasta la garganta, sentir tu saliva bautizando mi lascivia.

Me encantas, me encantas cuando te pones travieso, despabilado, libertino. Con nadie siento tanto placer como contigo, lo digo, lo pienso. Veo el lomo de los libros, paso mis manos por sus letras, mientras me la mamas. Siento tus celos porque mi atención es hacia aquel objeto, así que sacas tu polera, quedando al descubierto tu hermosa tez que admiro con tranquilidad.

Sólo quiero disfrutar del placer de tu presencia todo el tiempo posible, por eso cuando estoy a punto de venirme te freno y te pongo de pie para esta vez tumbarme yo a tus pies y comenzar a besar tus piernas, las cuales besaría mil veces, lo sabes muy bien Park. Llego a tus muslos y bajo tu bóxer, dejando al descubierto tu hombría. Beso la punta de tu miembro y un sonido agradable sale de tu boca, tu voz serena me encanta escucharla cuando te estremeces con mis acciones. Luego lo meto de a poco a mi boca y me aferro a tus nalgas para alcanzar mayor profundidad.

Me gusta sentir lo caliente que te pones.

Esta vez eres tu quien toma otro libro mientras te la mamo como si no hubiera un mañana, aumentando el ritmo a medida que aumenta la humedad, jugando con las sensaciones. Y comienzo a introducir un dedo en tu cavidad anal. Combinar boca y dedos siempre ha sido de tu agrado.

Tomas más libros con tus pequeñas manos y los hueles, los acaricias y gimes mi nombre, gimes cada vez más fuerte; el placer es el que gobierna nuestras células, nuestros impulsos.

Me tiendo en el suelo para que me montes. Te ubicas sobre mí, tomas entre tus manos mi verga y te deslizas lentamente mientras intentas ahogar los gemidos y seco una lagrima traviesa que ha escapado de tus ojos pequeños. Mi verga dentro de ti es la sensación más delirante, mueves tus caderas a un ritmo lento, matándome de a poco; acaricio tus piernas y te atraigo de las nalgas. El placer es tanto que quiero que sea infinito.

Pero te pones más agresivo a medida que quieres sentir más de tu hyung, te mueves con lujuria y profesionalismo, haciendo que mi verga cada vez se ponga más gruesa dentro de ti, a punto de estallar. Acerco mi boca a tu pecho para meter tus pezones dentro, los lamo, los muerdo, me encanta tu sabor; los beso una y mil veces, los muerdo, los mordería mil veces, lo sabes también Jimin. Sabes que me encantas porque estas a la medida exacta de mi lujuria, de mi antojo.

Te pongo en cuatro, en medio de los estantes, y te penetro sin piedad ni remordimiento. No me interesa nadie más, sólo ver mi verga contra tu culo hace que pequeños demonios dancen en mi sangre.

Cogiéndote así, con tu bóxer en las rodillas y tu en cuatro, me pareces el hombre más hermoso del mundo. La visión de tu espalda me hace enloquecer, eres hermoso de todas partes del cuerpo.

"Eres perfecto", lo digo, lo pienso.

Te penetro enloquecido, sudo, te escucho gemir, aprietas los dientes, muerdes tus labios. No podemos contenernos más.

"Jimin", suelto en un gruñido.

"Yoongi", escucho tu serena voz.


Cálido Toque /  Min Yoongi - Park JiminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora