Capitulo V: Y mi nombre recordarás

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Cuando las maderas crujían, Hangeng sabía que aquella terrible pesadilla volvía a su lado. Tenía una figura alta, el cabello negro como la misma noche y una mirada que dejaba sin aliento. Andaba hasta su pequeña cama de colchón usado y se agachaba junto a él, momento en el que le susurraba en el oído: «ven conmigo, Hangeng. Ven conmigo antes de que te coman los demonios. Ven conmigo, Hangeng, ven conmigo antes de que te maten los niños.» Las pesadillas se hacían reales. Soñaba que le comían los demonios, y soñaba que le mataban los otros niños del orfanato, en un arrebato de sus oscuros y egoístas corazones. Por eso aquél día, cuando la terrible pesadilla hizo crujir las maderas y se agachó de nuevo para susurrarle al oído, él le hizo frente.

—¿Quién eres? ¿Qué quieres? —Le temblaba la voz. En ella se ocultaba su terrible miedo y desesperación. La figura se incorporó, con una sonrisa deslumbrante bajo su nariz.

—Tan sólo que vengas conmigo.

—...¿pararan las pesadillas entonces?

—Pararan todas tus pesadillas.

Hangeng se levantó y siguió el crujir de las maderas, creyendo que su destino iba a cambiar, sin saber que en realidad lo iba a destrozar.

***

—¿Han partido ya?

—Sí, esta mañana, Hangeng. KyuHyun ha dicho que nos avisaría en cuanto encuentren algo seguro.

—Bien. Mantenedme al tanto de todo. Mientras tanto hay que organizarse con el equipo de YeSung y cerciorarnos de que el plan sigue según lo estipulado. No quiero errores.

—Entendido.

—Reuníos en el punto de encuentro y planead la estrategia. Nadie debe darse cuenta de lo que está sucediendo entre ANT y los sivar. Ni el mismo S.

El capitán del equipo de ANT observó cómo sus chicos se ponían en marcha a trabajar en lo que les acababa de pedir y se miró el reloj. Las diez y cuarto, y el recuerdo de aquella noche se había despertado con la intensidad de un golpe de puño. Volverle a ver, reencontrarse con él hacía dos días no había hecho más que avivar su fuego interno. Se quitó el guante y se observó la mano, aquella mano que jamás podría tocar a un ser humano piel a piel. Volvió a cubrirla, con la frustración produciendo una expresión amarga en su rostro.

—Si te vuelvo a ver... ésta vez te destruiré. —Murmuró al aire, antes de coger una de sus armas y enfundarla en su cinto. Su misión particular iba un poco más allá de la de los demás, no se fiaba de los sivar y no pensaba hacerlo nunca. Pretendía averiguar cuál era la verdadera causa de todo lo que estaba pasando y así lo haría. O lo habría hecho.

—Mm... de pequeño eras más mono. —Hangeng dio un brinco y se dio media vuelta, con dolida sorpresa. El corazón le latía con fuerza y se tornó un compás al que seguía su cuerpo sin apenas darse cuenta—. Una pena que algunos crezcan tan bien y... otros tan mal. ¿Cómo llevas lo del fuego? Te hice un tremendo favor, debes reconocerlo.

—¿Favor? Gracias a ti no puedo tener una vida normal.

—Oh, Hangeng, Hangeng... ¿creías de verdad que habrías podido tener una vida normal? ¿Tu? —Una risa profunda y maligna salió del estómago del demonio, proyectándose en la sala de ANT como un eco incesante. —Una vida caída en desgracia que no le importa a nadie tiene ahora un motivo para existir. Claro que te hice un favor, iluso, sólo que no lo sabes bien.

—Largo de aquí —frunció los labios y arrugó la nariz—. He dicho que largo, Zhoumi. —Éste ladeó la sonrisa, con arrogancia.

—Aunque me vaya permaneceré junto a ti, como siempre. Desde ese día, no hemos estado separados una sola vez.

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⏰ Última actualización: Jan 15, 2018 ⏰

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