-Aaaaah,- grité de dolor sintiendo nuevamente una fuerte contracción. -Te juro que te mataré Alexander Maldonado, te lo juro.- Apreté su mano con más fuerza y el pasó un paño por mi cara secando el sudor de mi frente.
-Respira amor, recuerda lo que nos enseñaron en las clases. Inhala, exhala, vamos.
-Callate, no sabes lo que duele esto- chillé de dolor. Acabábamos de entrar a la sala de partos. Amelie se había antojado de nacer a plena noche eran las 10pm cuando sentí la primera contracción y Alex había salido como desquiciado trayendome a la clínica.
-Natalia, hija, estamos listos- la voz del Dr Montiel llegó a mis oídos.- Cuando te indique necesito que pujes.- Yo asenti con los ojos cerrados y continúe tratando de recordar las benditas clases de yoga pero el dolor bloqueaba mis sentidos. -Ahora, Natalia.- Y yo puje con fuerzas, mientras apretaba la mano de Alex.
El trabajo de parto fue arduo y profundamente doloroso pero Alex estuvo firme a mi lado. Susurrándome palabras amorosas que realmente me ayudaron. Pero todo valió la pena cuando escuché el llanto de Amelie y me la pusieron en el pecho envuelta en una cobija azul. Su carita estaba un poco roja pero por lo demás era perfecta mis ojos se llenaron de lágrimas y sólo en ese momento supe lo que realmente significaba la palabra amor.
-Eres la cosita más hermosa que jamás haya visto en mi vida,- dijo él con sus verdes ojos cristalizados. Y su dedo dejó una leve caricia en el rostro de Amelie que abrió los ojos en ese momento. Él beso mi frente y se quedó embobado viendo a nuestra hija, lo comprendía a la perfección porque tampoco podía sacar mis ojos de ella. Él se giró a verme y me besó para luego mirarme directo a los ojos.
-Casate conmigo- pidió. Y yo abrí la boca sorprendida pues no esperaba eso justo ahora.
-¿Que?- salió de mi boca lo más estúpido que se me pudo ocurrir.
-¿Estas sorda?- preguntó riendo -te estoy pidiendo que te cases conmigo. No quiero volver a despertar un día sin ti, quiero verte envejecer a mi lado, quiero entregarte todo lo bueno de mi, quiero ser tu apoyo en cada de proyecto y tu compañero que cada aventura.- Mis ojos se llenaron de lágrimas que bajaron por mis mejillas y asentí riendo y llorando como tonta.
-Sí, sí y mil veces sí- le respondí acercándome a su boca para besarlo. Gesto que fue interrumpido por el llanto de Amelie y ambos sonreímos viéndola.
ESTÁS LEYENDO
Solo un niño. ¡Pero que niño!
Romance"-Soy un hombre paciente preciosa, -susurró en mi oído- pero sobre todo perseverante. Cuando quiero algo casi siempre termino consiguiéndolo, y te quiero a ti -al decir eso sus diente atraparon el lóbulo de mi oreja para luego chuparlo y yo no pude...