Parte 10: Alivio

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18 de junio

Durante la mañana me sentí súper bien de saber que no había soñado nada malo. Cuando llegó Max, se lo hice saber y también se puso feliz. Y también le pregunté acerca de cómo fue que llegué hasta aquí sin darme cuenta.

~ Simplemente te cargue hasta la casa ~ Esa fue la simple respuesta de Max.

~ Pero debiste caminar mucho y también debió haber sido peligroso ¿o no? ~

~ Bueno, ya sabes, no fue difícil cargarte, pero sí me preocupó que te despertaras y me armaras un escándalo justo en medio de la cuidad. Por suerte estabas muy sumida en tus sueños. ¿Tan cansada estabas? Ni si quiera te despertaste cuando entré en tu habitación y cuando te acosté porque al hacerlo boté la bola de cristal y pensé que te despertaría el ruido ~

Que sigiloso era.

~ No... no sentí nada, es que las pesadillas me dejaban muy cansada y después de todo lo que ocurrió ese día...me dije a mi misma que no cerraría los ojos hasta quedarme dormida sola y así fue...~

~ Lo bueno es que ahora podrás dormir bien y ya no tendrás más pesadillas ~ Al decírmelo me sonrío.


20 de junio

Ayer no escribí nada porque hacía mucho frío y no tenía mucho ánimo para escribir, la verdad, es que no tenía ánimo para nada. No tenía ganas de levantarme, ni de tomar desayuno ni de hacer el aseo de la casa, nada.

Gaspar me llevó el desayuno a la pieza, pero se lo rechacé, insistió tanto en que me lo comiera, tanto, que si no me lo comía se iba a enojar, así que tuve que desayunármelo.

También se me olvido que Gaspar no sabía nada de la bola de cristal y al verla me preguntó.

~ ¿Qué es eso? ¿De dónde lo sacaste? ~ A mi parecer lo dijo con un tono más grave y enojado que de lo que debería sonar.

~ Mmm... Es una bola de cristal que emana luz cuando no la hay a su alrededor, me la dio Max ~

~ ¿Por qué?~ 

¡Ay no! Gaspar ya se estaba poniendo como los demonios haciendo tantas preguntas.

~ ¡No lo sé! Basta de preguntas, estoy recién despertándome Gaspar ~

~ Bueno... espero que no sea un artefacto peligroso...~

~ ¿Tú crees que Max podría hacerme daño? ~ Al decir esta pregunta se me vino a la mente los recuerdos de mis brazos con moretones y me arrepentí de haber hecho esa pregunta.

Quise morderme la lengua.

~ No lo sé, no estoy seguro, pero espero que no sea peligroso, ya, termina tu desayuno antes de que se enfríe ~

Acabé el desayuno súper tarde, me comí los alimentos súper lento. Lave los utensilios ocupados y me fui de nuevo a la pieza.

Estaba como cansada y eso que no había soñada nada, ni bueno ni malo, simplemente no había soñado.

Aún quedaba tiempo para que Max llegara y con el frio que hacía, sentía un poco más de dolor en mis brazos. No quería sentirme adolorida y recordé la pomada de Max. Quizás no era mala idea hacerme masajes, así que decidí ir a su cuarto y buscar esa pomada en su repisa. Preferiría hacerme los masajes yo antes que él.

Rápidamente fui a su habitación y busqué en la repisa, pero no la encontré. Miré dentro de toda la habitación en busca del frasquito, bajo la cama, en la otra repisa, en el velador. 

Quizás en la repisa del baño...pero nada.

Me dirigí nuevamente a la habitación de Max, a la primera repisa para verificar que ahí no estaba, lamentablemente.

Sin darme cuenta Max había llegado y me daba un susto al entrar en su habitación.

~ ¿Qué estás buscando? ~

Pegué el salto de mi vida, casi quede pegada en el techo por el susto.

~ ¡Max! ¡Que susto! ~

~ ¿Esto? ~ Al decirlo, Max me señala el frasquito con la pomada que andaba buscando.

Maldición.

Me había quedada congelada por el susto, me sentía un poco incomoda, no había pasado mucho tiempo desde el último incidente y estar en esta habitación no era de mi agrado.

Por su parte Max ya se había instalado, estaba sentado en su cama y me señalaba sentarme al lado de él.

~ Ven aquí. Parece que echabas de menos el masaje ~

Dudé. Y tan rápido como pude, salí de la habitación y me encaminé a la mía, pero antes de entrar Max me detuvo, sostenía de mi brazo.

 Y tan rápido como pude, salí de la habitación y me encaminé a la mía, pero antes de entrar Max me detuvo, sostenía de mi brazo

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No opuse resistencia, solo quería salir de ahí, pues en cierto grado, quería el masaje en mis brazos.

~ Solo... solo quería salir de la habitación ~ Le dije cabizbaja.

Sentí un poco de vergüenza.

~ Está bien, ¿puedo hacerlo aquí? ~ Señaló mi cuarto.

Asentí y entramos.

Mientras me hizo el masaje me preguntó si había tenido alguna pesadilla y me pareció verlo aliviado cuando le dije que no. No me pregunto nada más.

El masaje se sintió muy bien.

No hablamos mucho.

Luego comimos y el transcurso de la tarde fue sin novedad.


24 de junio

En los tres días anteriores no ha pasado nada, lo único raro que pasó fue que durante el mediodía hasta el atardecer salieron unos rayos de sol que abrigaron un poco la casa, ya que el fuego producido por la leña se está haciendo insuficiente. Las sesiones de masaje continuaron pero la pomada se acabó, así que pronto Max volverá a conseguirla, pero de momento los dolores se fueron y no hay necesidad de más masajes.

Un alivio.

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