Capitulo 3 "Quien la sigue la consigue"

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Aitana caminó por los pasillos echa un manojo de nervios y sujetando el papel que recien le habían dado para el nuevo horario. Estaba tan nerviosa que hasta se le cayeron las gafas, y deseosa de que nadie se hubiese fijado se las colocó con rápidez.

A Aitana no le había gustado ese instituto, pero su madre habia insistido tanto que le había sido imposible negarlo. Visitaron varios y justo ella decidió el único que no tenía ningún programa de música, ni clases, ni actividades extraescolares ni absolutamente nada relacionado con ese mundo que era al que la joven más le apasionaba. Y no contenta con eso su madre tambien había insistido al instituto a que se tenía que incoporar al dia siguiente, tratando incluso de sobornarles con dinero. No llegaron a aceptar el dinero, pero si la propuesta. Estaba segura de que ya ella tenía una mala fama entre los profesores.

Suspiró cuando el timbre sonó anunciando el inicio de las clases. Suspiró. Quedaba un día muy largo por delante.

Las clases pasaron más rápido de lo que ella pensaba, nadie habló con ella más que preguntandole si era nueva, y para el primer día estaba bien. Esperaba ir encontrando amigos lentamente.

- ¡Aitana a comer!- Escuchó gritar a su madre desde la cocina.

- Mamá tengo que estudiar mucho, tengo un examen mañana ya.- Eso pasaba por entrar al principio de curso...

- Date un descanso y vente a comer.

- Madre mia mamá, de verdad que no puedo, no quiero suspender mi primer examen aqui. Y me tengo que poner a la altura de mis compañeros.

Su madre no continuó respondiendo, pero Aitana casi pudo sentir su sonrisa desde la cocina, una sonrisa de satisfaccion y orgullo de ver a su hija tan aplicada.

Pero no estudio nada, no se pudo concentrar. Su cabeza no dejaba de darle vueltas a las ganas que tenía de que su vecino de enfrente aceptara darle clases de música, sería la persona mas feliz del mundo, necesitaba la música como el respirar. Tenía que convencerle, encontrar una forma de que aceptase. Ella no se había creido mucho la excusa de que no tenía mucho que hacer, nunca salia mucho de su casa. Y no era que estuviera atenta, es que las paredes eran muy finas y en el portal se escuchaba absolutamente todo lo que ocurría ahi.

Mientras tanto Luis estaba en su casa tratando de darle sentido a una cancion que trataba de escribir desde hacía varios meses y no le salia absolutamente nada coherente, estaba tan frustrado que tiró todos los papeles al suelo y se llevó las manos a la cabeza suspirando profundamente. Sabía que para escribir una cancion habia que vivir, y el no vivia absolutamente nada. Como no la hiciese sobre sus programas televisivos favoritos, sobre lo bonito y comodo que era el sofá o sobre lo mucho que le gustaba la comida, no tenía nada. Y sinceramente, no iba a salir al mundo ha hacer cosas estupidas solo para componer una cancion.

Decidio irse a dormir temprano, con la esperanza de tener un sueño lo suficientemente emocionante como para tomar inspiracion de ahi.

Pero su fracaso era tan grande que cuando se desperto no recordaba su sueño.

Y asi paso toda la mañana, tratando de seguir, y eso pensaba hacer por la tarde cuando unos golpes a la puerta le interrumpieron. Para su sorpresa, la joven Aitana, estaba frente a el con una gran sonrisa de oreja a oreja y sus gafas algo caidas sobre su nariz.

- ¡Luis! ¿Qué tal?- Preguntó emocionada.

- Oye, no quiero sonar desagradable ni nada... pero sabes que no somos amigos, ¿verdad?

- Verdad, pero necesito tu ayuda.

- ¿Más miel?

- No, aunque no me vendria mal. Adoro la miel.

- Me alegro por ti.

- Necesito que me des clases. ¡Te pagaré!

- ¿Y cómo piensas pagarme?- Carcajeó irónicamente.- ¿Con el dinero que te han dado tus papis?

- A mis padres no les gustaria esta idea. Seria como nuestro secreto, que me des clase digo. Y te pagaré porque buscaré un trabajo.

- ¿Vas a buscar un trabajo solo para pagarme para que te de clase?

- ¡Exacto!- Sonrió con más fuerza.- Por favor, necesito la música como el aire.

Se quedó callado, le sonaba tanto esa frase. Pero el no podía darle clase a nadie, menos a una adolescente y abrirle sus puertas a saber cuantos días a la semaba. Pero por otra parte no le vendria mal un poco de dinero, con eso de que se le había ido al trabajo a la mierda.

- Aitana, de verdad que no, te he dicho que no puedo...

- Se que puedes. Solo necesito que quieras, que aceptes. Por favor.

- No.

Le iba a cerrar la puerta pero ella le paró.

- Por favor.

- No. Te he dicho que no, vete a un conservatorio o algo, si quieres pagar.

- No podría pagar tanto.

- Quien las sigue la consigue.

Y se la cerró de nuevo, pero ella no dejó de sonreir tomandole un significando completamente distinto a la frase de la que sabía que le había dado el, pero bueno, cada uno lo interpretaba como le daba la gana y ella lo había hecho y tenia muy claro lo que tenía en mente.

Luis tenía razón y ella lo iba a conseguir, sin ninguna duda.

Porque quien la sigue la consigue.

bring me to life || aitedaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora