Capitulo 5 "Me encantaría"

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Aitana trató de cerrar sus ojos para tranquilizarse mientras caminaba de vuelta a su hogar trás otro duro día en el instituto.

¿Por qué duro? Porque no contenta con no tener ningun amigo, la joven se las había arreglado para ganarse el odio de un grupo de chicas de su clase, y que se dedicasen unicamente a hacer de sus horas lectivas un infierno. Ella nunca había sido una persona con una gran autoestima, al contrario de lo que solia parecer era muy insegura, y la mínima cosa le afectaba. Trataba de no hacer ningún caso, pero solo intentar no era suficiente.

Quería olvidarse de eso y sacar lo positivo del día, esa tarde tendría su primera lección de piano. Las lecciones estarían durante un mes, en ese mes, Luís trataria de darle unas mínimas bases de piano para que ella pudiese continuar en su casa por si misma. Con eso estaba contenta. Ella solo quería aprender música. Quería tenerla cerca. Sentirla cerca. La música era la mejor cura que jamás pudiese existir.

Entró en su casa tratando de hacer el menor ruido posible, a sus padres no les gustaba que formase escándalos ni aunque fuese con el simple hecho de cerrar una puerta o con las pisadas sobre la madera.

Sí, sus padres eran bastante exigentes en todos los sentidos de la palabra. Su comportamiento debía ser ejemplar, no podía cometer el más mínimo error ni en la cosa más tonta, debía ser perfecta. Aitana era una chica bastante correcta y educada, pero como humana que era, cometía errores y eso le causaba muchos problemas con sus progenitores. Bastantes broncas. Quizás fuese por todo eso, por el nivel de exigencia enorme al que tenía que enfrentarse cada día, la razón de por qué era tan insegura y sufría ese cuadro de ansiedad detectado por un psicológo al que estuvo acudiendo poco más dos tres semanas porque sus padres habían considerado eso una tonteria.

- Hola.- Saludó con su sonrisa más dulce a sus dos padres, los cuales ya estaban sentados preparados para el almuerzo.

Ambos le hicieron un gesto con la cabeza y ella se sentó para empezara comer.

- Vamos a rezar.- Ordenó su padre.

Aitana cerró los ojos escuchando como su madre pronunciaba la oración mientras que sus tripas no paraban de hacer ruidos extraños, quejandose porque no ingería ninguno de los deliciosos alimentos colocados sobre la mesa.

Mientras tanto Luis estaba en su casa tratando de componer una canción. Tratando, porque llevaba meses sin poder escribir nada. No podía, no era capaz. No había nada en su vida por lo que tomar inspiración, ni nada en su interior, estaba vacío, todo lo estaba. ¿Cómo encontrar el sentido a una canción sin tan siquiera puedes sacarle el sentido a tu vida? Tenía un completo bloqueo musical, y era demasiado frustrante puesto que realmente la música era lo único que le brindaba una razón para vivir. Si no tenía eso, ¿qué tenía? Absolutamente nada.

No tenía razones para seguir viviendo.

Lanzó las partituras al suelo con frustración y se levantó desganado mientras le daba una patada no demasiado fuerte al taburete.

- Me cago en la puta...- Maldijo en voz baja.

Y más ganas le dieron de maldecir cuando escuchó el sonido de el timbre, seguramente sería Aitana. No solo porque era la persona más pesada habida y por haber en el planeta tierra, sino porque era la única persona que llamaba a su puerta.

Como muy bien ya sabía, al abrir la puerta se encontró con la imagen de la muchacha sonriente, y con unos papeles sujetos, que parecían ser partituras, aunque no pudo fijarse bien ya que rápidamente ella comenzó a hablar.

- Estoy lista.- Anunció con emoción.

- Pues vete a estar lista en otro momento porque no estoy de humor.

Fue a cerrar la puerta, pero la joven fue mucho más rapida y la paró con su brazo. Y a pesar del suspiro con frustración proveniente de su vecino, sonrió con fuerza.

- Creo que en vez de encerrarte em tu casa y ahogarte en tus penas deberias distraerte.

- ¿Dónde vas dandome tu consejos? Que sabrás tu de lo que yo debería hacer o no.

- Pues estoy viendo que más que tu.

- Tatiana enserio, dejame en paz y vete a darle por culo a tus putos padres.

- Aitana.- Le corrigió, a pesar de todo, continuaba con un buen tono de voz.- ¿O acaso quieres que te cambie yo el nombre a ti y te llame Pedro?

- ¿Por qué Pedro?

- Porque tienes cara de Pedro.

Luis le miró confuso. Esa chica realmente le descolocaba, ¿acaso no veía que era un ser despreciable? ¿por qué continuaba insistiendo en acercarse a él? ¿por qué no se buscaba a un profesor de música o piano que fuese bueno, y que la tratase bien? La joven parecía no pensar mucho, aunque no era dificil de predecir lo poco que iba a durar en sus "clases". Nadie aguantaba cerca de él, y una chica inocente de 18 años no iba a ser menos.

Aitana entró en su casa sin preguntar y tomó asiento en el sofá, el la siguió y se quedó mirandola. Ella movía sus manos con nerviosismo mirando a su alrededor, sus piernas juntadas, y ella con ojos curiosos que no perdía detalle de su alrededor. Cosa que le estaba empezando a incomodar.

- Vas a gastar mi casa de tanto mirarla.- Gruñó Luis, en ese momento ella le miró.- ¿Empezamos o vas a seguir cotilleando?

- Empecemos.- Ella se levantó con energía y con una gran sonrisa.

Luis se sentó en el piano dejandole un hueco a su lado, ella hizo lo propio. El mayor abrió el piano y comenzó a tocar algunas notas simple para calentar sus dedos, mientras que ella le observaba las manos con fascinación.

- ¿Qué sabes tocar?- Le preguntó la joven con curiosidad.

- Pues teniendo en cuenta que toco el piano... todo lo que aprenda.

- Pero alguna pieza tipo de Mozart. La más tipica, la de "para Elisa".

- Esa es de Beethoven.- Le respondió rapidamente ofendido ante tal error.

- Lo siento.- Apartó la mirada, algo sonrojada.- Nunca he dado música. Ni nada relacionada con ella.

- ¿Y cómo sabes que te gusta si no has tenido relación con la música?

- Porque lo sé. Es algo que... que llevo dentro. No se si me entiendes

En ese momento conectaron las miradas.

Si que la entendía.

- No mucho.- Mintió y volvio su vista al instrumento, comenzando con las primeras notas de "Para Elisa".

Aitana centró toda su atención en las notas, todo su ser estaba concentrado en la melodia, y no pensaba, no podia pensar en nada, tan solo en la belleza de lo que estaba escuchando. Todos sus sentidos estaban pendientes de esa bella melodia. Luis tocaba el piano con muchisima delicadeza, parecia que lo acariciaba con cada nota y cada toque sobre este.

No pudo evitar soltar un suspiro cuando terminó.

- Si quieres puedes empezar aprendiendo esa.- Ofreció Luis rompiendo el silencio que se habia formado.

- Me encantaria.

bring me to life || aitedaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora