4: Confesión

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NOTA: So, después de escribir el capítulo cuatro se me ocurrió que el tema podía ser Damian confesándole al padre Anderson (¿a alguien le suena el nombre?) que salía con un demonio, y como hoy tenía la cabeza más despejada lo escribí.

NOTA 2: agradézcanle a buterbut13 que pidió más de la temática.

NOTA 3: si se les hace raro Damian hablando con un padre déjenme decirles que en los comics lo hace.

-o-

  Él no era un devoto religioso, no era alguien que hacia oración todos los días o leía el libro sagrado buscando consuelo cuando se sentía atormentado, pero recordaba que en su infancia frecuentaba la iglesia, su madre le llevaba pues le gustaban los cantos y el arte sacro. Más que ir a escuchar los sermones Damian y su madre iban a admirar los hermosos vitrales que representaban a los santos, comparar las imágenes que los adornaban.
A pesar de su poco apego a la iglesia uno de los grandes amigos de la familia era un sacerdote, el padre Anderson no intentaba meterlos en la religión, pero siempre tenía un consejo para ellos; cosa que mantuvo, aunque fuera trasladado de congregación (fue una gran sorpresa que de Londres lo mandaran a Gotham, casi como si su abuelo lo hubiera planeado para que estuviera pendiente de Damian cuando se mudó con su padre).
Damian era consciente de que había algo más que lo visible al ojo humano, su abuelo le había enseñado que todo tenia energía y que era imposible eliminarlas, que era eso lo que muchos podían llamar fantasma. Creció con esa creencia y si escuchaba sobre psicofonías u objetos que se movían recordaba las palabras de su abuelo, energía acumulada no entes.
Eso hasta que su madre y hermano menor murieron.
Él había estado en Gotham, con su padre mientras ellos en Londres. No pudo despedirse.
El deseo de poder decirles adiós, de darles un último "te quiero" lo movieron a buscar una manera de "hablar" con ellos. Intento la oración, cada que tenía oportunidad proyectaba sus sentimientos hacia ellos con la esperanza que llegaran a sus familiares. Por un tiempo encontró consuelo, el padre Anderson y sus hermanos mayores fueron de gran ayuda durante el proceso de duelo.
Pero quería más, quería hablar con Benjamin, con su madre.
Así que, consiguió un tablero ouija.
Poco después de comprarla dudo de su buen juicio, ¿de verdad lo intentaría? ¿Qué había más allá de la muerte? ¿una simple tabla de madera podía canalizar la energía? Así que la escondió y no la uso hasta tres meses después. No tenía fe de que sirviera, pero si, el oráculo se movió respondiendo sus preguntas.
No hablo con sus familiares en esa ocasión sino con un "ente" que compadeció su perdida, "ella" también había perdido a su madre, pero no en un accidente sino porque su padre la asesino. Sabía que no debía creer lo que descubrió (ni siquiera podía creer que funciono) pero quería saber más, decidió intentarlo de nuevo quizás solo fue coincidencia mezclada con sugestión.
Volvió a contactar con "ella"
Tres charlas después, tenía su nombre y la mayor parte de su historia.
Raven.
Sin darse cuenta cuatro meses pasaron y Raven era su mayor confidente.
A ella le contaba lo ocurrido en el colegio, sobre sus amigos y familia. Raven igualmente le contaba cómo era el lugar donde ella vivía, sabía que ella era mitad demonio, que su madre había sido parte de una secta y en un ritual la concibió. Años después su padre las encontró y la mato, casi la mataba a ella también, pero sus hermanos la protegieron ahora vivía en el infierno con ellos.
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Tenía un año hablando con Raven y... algo más se había desarrollado entre ellos.
Sabía que era una tontería, que podía ser el peor error de su vida, pero abrió un portal para poder conocerla.
Y fue... genial.
Ella era lista, amable y sarcástica, también era bonita y aunque todo ponía ser una fachada le agrado.
Damian mentiría si dijera que no le preocupo perder su alma, pero Raven nunca hizo insinuaciones para que se la vendiera.
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Con el tiempo siguieron hablando, Damian siguió abriendo portales y teniendo citas con Raven. Todo iba bien hasta que cumplieron un año de novios, dos de conocerse; decidieron que era momento de conocer a la familia.
No podía imaginar cómo reaccionarían... ¿creerían que estaba loco?
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Esperaba nervioso en la pequeña oficina, ¿cómo le explicaría la situación? ¿el directamente lo enviaría a un psiquiátrico o le haría un exorcismo? Mientras meditaba los posibles escenarios Anderson entro y le sonrió.
–Es un gusto volver a verte hijo –el tono del párroco era calmante, suave, lo recordaba de tantas platicas que tuvieron a lo largo de los años. Quizás no era lo mejor, pero decidió hablar primero con él, tenía más tiempo en su vida y nunca tuvo sino palabras sensatas para aconsejarlo.
–Igualmente padre.
–¿Cómo has estado?
–Bien... padre hay algo que quiero contarle –se mordió el labio inseguro, no había planeado bien como decírselo. –Yo... tengo una novia pero no es... no creo que mi familia la acepte.
–¿Por qué piensas eso Damian? –Pregunto extrañado.
–Ella es... diferente.
–Bueno, sabes que eso no es razón para tratar a alguien mal.
–Sí, lo sé pero...
–Hijo, ¿Qué es lo que te preocupa? ¿Qué te separen de ella? ¿Qué la hagan sentir incomoda?
–Si –giro nervioso el anillo que siempre llevaba, uno que su madre le había dado para cuando se sintiera inquieto. –Padre... no sé si me crea pero es verdad, si pudiera se lo diría en secreto de confesión. Mi novia –tomo aire profundamente–, mi novia es un demonio.
–... Damian siempre he respetado tu semi ateísmo, pero te pido que no bromees con eso. –Exclamo después de minutos de silencio.
–Padre, el mismo respeto le tengo a usted y nunca me he burlado de la religión. Estoy diciéndole la verdad, yo tengo dos años hablando con ella a través de una ouija. –"Bien hecho, dile al hombre de Dios que sales con un vástago del infierno"
–Si estás diciendo la verdad... –tomo aire y se ajustó las gafas. – Si en realidad lo hiciste... ¿estas consiente de lo que has hecho es pecado? ¿de qué las puertas del cielo se te pueden cerrar?
–Si. También de que no puede absolverme.
Anderson suspiro, era un sacerdote, no dudaba en que el mal existiera. Tuvo conocimiento sobre casos de posesiones demoniacas y exorcismos, pero nunca pensó que alguien cercano a él se viera inmiscuido con ellos. Quería creer que Damian solo estaba confundido, algo propio de la adolescencia, que esa chica solo estaba jugando con él al hacerle creer que era un demonio.
–Damian...
–No espero que me crea padre, solo quería que lo supiera. Usted ha sido muy importante en mi vida. Este secreto ya ha durado mucho.
Damian se levantó y con un gesto de mano se despidió. Anderson no pudo hacer nada por detenerlo, aun no podía procesar la información.
No, Damian no podía estar en contacto con un demonio, era una tontería de adolescentes.
.
La desesperada llamada de los Wayne le hizo pensar que quizás solo trataba de ocultar el sol con un dedo.  

DamiRaeweekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora