Taehyung se encontraba tranquilo en su cuarto, suspiró aburrido, Seokjin no estaba en casa, seguramente estaba trabajando. Su habitación no tenía cosas divertidas, sólo juegos que ya había jugado demasiadas veces, ya no divertían, no tenían gracia.
Suspiró y miró por la ventana, la casa del vecino le daba curiosidad, siempre permanecía cerrada, pero de vez en cuando veía a un pelinegro salir y entrar, pero las persianas siempre estaban bajas, la ventana de los Kim enfrentaba a la de...¿Jeon?, sólo estaban separadas por un amplio cerezo en flor, y rejas.
Taehyung se sentía extraño, una rara familiaridad con la casa y el jardín de esta existía en su ser. Mientras dormía sentía una mirada incesante sobre su cuerpo, negó con la cabeza cuando esta comenzó a dolerle, sabía que había perdido algunos recuerdos con el accidente, pero Jin dijo que los había recuperado en esos dos meses de rehabilitación.
Posó sus manos sobre las ruedas de su silla e hizo fuerza con los brazos para avanzar, con bastante esfuerzo pues no tenía músculo llegó al estudio de su hermano, observó la monótona y moderna decoración, no le gustaba, a él le gustaba la decoración de...¿De quién?
No lo recordaba, y eso le frustraba demasiado.
Dio algunas vueltas suaves aburrido, hasta ver una caja llamativa, estaba a una altura prohibida, no llegaba ahí, pero no le importó, se puso junto al estante e intentó esforzar sus piernas, en un punto logró rozar con sus dedos la fina madera tallada, pero cayó de repente, junto a la caja, y se abrió, dejando ver centenares de fotos y un sobre blanco.
Miró varias veces las fotos, no todas, sólo algunas que tenían personas, eran él y otro chico, se parecía al vecino, pero el chico de las fotos sonreía más y se vestía mejor, no con grandes y grises sudaderas.
El cuerpo del castaño, al menos de la cintura par abajo, permanecía inmóvil, y enteramente desparramado en el suelo junto a las fotos y la curiosa carta que estaba dirigida al portador de ese cuerpo.
Taehyung, usando lo que le habían enseñado en los días de rehabilitación, únicamente con sus brazos pudo levantarse y sentarse correctamente en la silla. Con la carta en su regazo avanzó hacia su cuarto y se puso frente al escritorio, el cual casualmente estaba frente a la ventana que portaba el cerezo, y la ventana del vecino estaba abierta.
Rompió el sobre y comenzó a leer todo con mucha curiosidad, al principio no entendió, el que había redactado estaba contando una historia, una bonita, aunque tenía partes tristes, Taehyung se parecía mucho a él, el castaño frunció el ceño y continuó leyendo relamiéndose los labios, algunas flores de cerezo cayeron sobre la hoja en la parte que las nombraba, y eso lo asustó un poco.
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El final fue un shock para él, pudo jurar que sintió el dolor del choque, abrió los ojos extensamente y leyó la firma final, la cual inmediatamente comprendió con ayuda de sus murmullos -JK...J-Jun-Jung- Inclinó la cabeza -¿Kook?¿Jungkook?- Pegó un salto y un escalofrío le recorrió -¡Jungkook!- Su mirada se llenó de gotas saladas y la alzó para borrosamente ver al dueño de ese nombre.
Pegó sus manos al vidrio y pudo contemplar la nostalgia con la que el contrario lo observaba. Abrió el vidrio y gritó -¡Ven aquí!- Ni alegre, ni triste, sólo suplicante -¡Por favor!- Cerró los ojos y se apresuró a ir hacia el pasillo.
Su casa era de dos pisos, y él estaba en el segundo, si quería bajar debían cargarlo, no podía solo. Pero eso no lo detuvo, como un masoquista simplemente dejó caer su peso, cayendo por cada escalón hasta oficialmente llegar a la planta baja. Arrastró su cuerpo sin silla hacia la salida, sólo pudo llegar a la sala cuando comenzaron a sangrarle los brazos por rasparlos tanto.
Cerró los ojos y se detuvo por un momento, sin ver nada, pudo escuchar los estruendosos pasos de alguien y sentir las vibraciones que estos causaban, hasta que percibió unos cálidos brazos tomarlo desde la cintura y la parte delantera de sus rodillas, era un hombre, y su olor era familiar.
Taehyung abrió los ojos con un poco de dificultad por la luz que entraba por la puerta abierta, pero exitosamente pudo vislumbrar a Jeon, sonrió débilmente y sin tener en cuenta sus sangrientas manos, acarició la mejilla del pelinegro -Llegaste- No titubeó.
Jungkook sonrió de igual forma, acercó su rostro al ajeno y unió los pares de labios en un tranquilo lazo, los belfos bailando una silenciosa y lenta melodía, que no tardó en acabar. Se separaron y el mayor de los dos llevó sus labios a la frente del castaño -Sí, Taehyung...
...he llegado, Taehyung.
[ F I N ]