Capítulo 7 1/2

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Tenya y yo nos quedamos en el campus a almorzar al día siguiente mientras Ochako se iba a Del Taco con tres porristas de último año.

  — ¡Tráeme un burrito de frijoles! — gritó Tenya mientras ella corría colina hacia el estacionamiento—. ¡Con salsa!

— ¡Bueno!— contestó Ochako gritando, su voz se fue desvaneciendo a causa de la brisa.

— No lo recordará— le dije a Iida mientras ella se iba—. Nunca se acuerda.

— Siempre tengo esperanzas— contestó él—. Eso es lo que hacen los amigos. Tienen esperanzas. Tienen confianza en el otro.

— Bueno, yo confío en que se olvidará— afirmé poniéndome la mochila sobre los hombros—. Hay que ser realistas con Ochako.

— Soy un esperanzado realista — dijo Iida—. ¡Soy un ''esperalista''! Como esos que curan a las personas de cáncer en los programas de la noche— rio. Incluso cuando éramos niños, Tenya había sido el más alto de la clase y, cuando le dio el estirón en octavo curso, se convirtió en la planta de habichuelas mágicas de nuestra clase llena de Jacks.

— Sí, hablando de eso, vi a Katsuki ayer por la noche—   dije.

Tenya se detuvo de golpe.

  — ¿Qué tiene que ver ser un esperalista (y no te la robes, la voy a patentar ahora, incluso mientras hablamos) con Katsuki?

— Nada, solo estaba tratando de cambiar de tema— lo sujeté del codo para que siguiera caminando. Hay conversaciones que hay que tener cara a casa, pero otras necesitan de movimiento continuo. El sonido de los pies arrastrándose, el crujir de las hojas secas y los susurros de las briznas de césped evitan que la otra persona de mire los ojos y se dé cuenta de que no te crees ni una palabra de lo que tú misma estás diciendo.

— Así que Katsuki. El señor Misterio— comentó—. ¿Te enteraste de lo de los cartones de leche?

— Estaba ahí con Uraraka. Vi todo

— Terrible— dijo Iida arrastrando la punta de sus Vans por la calle—. Las personas son estúpidas. Estúpidos que desperdician leche.

— Sí— siempre era más fácil hablar con Tenya que con Ochako. Él daba más espacio a las personas mientras hablaban, las dejaba ordenar sus pensamientos para que las palabras sonaran de igual manera tanto en el interior como en el exterior. Tenía paciencia en el momentos en que Ochako hubiera desesperado. Tenya se habría acordado del burrito de frijoles, y también habría incluido salsa extra.

— También lo vi ayer por la mañana— conté—. Estaba en el auto con su mamá

Iida se estremeció.

— Esa es mi peor pesadilla en este momento: que mi mamá me traiga a la escuela

— ¿De verdad?— lo miré.

Tenya enganchó los pulgares en las tiras de la mochila y ahora arrastraba los pies siguiendo el ritmo de mis pasos.

— Está siendo demasiado amable, me trata con mucho cuidado. Como si fuera una granada viviente o algo por el estilo.

No dije nada al principio, dejé que buscara las palabras correctas, de la misma manera en que él lo hacía conmigo.

— Creo que están esperando a que me vuelva demente o, no sé, tenga un ataque de nervios o algo así. Mi mamá incluso está leyendo Cómo hablar con tu hijo adolescente

— Qué horror —dije. Y los dos pusimos los ojos en blanco al mismo tiempo.

  — ¿Viste? O sea, si quieres hablarme, no leas un libro acerca de eso, solo háblame. Soy una persona — Tenya suspiró y arrastró por última vez el pie—. En fin, los padres son extraños. Pero Katsuki — me miró y esperó a que nuestras miradas se encontraran para hacer bailar sus cejas.

Izuku & KatsukiWhere stories live. Discover now